lunes, 28 de diciembre de 2015

La migración cubana: ¿Problema humanitario o negocio humanitario?

Las personas no migran de su tierra natal por gusto o porque les genera placer. La migración es un fenómeno social que responde a múltiples causas, es decir, cada persona tiene diferentes motivos para dejar su comunidad y, en no pocos casos, a su familia; se trata de una decisión extrema, lamentablemente, en muchas ocasiones poco informada y llena de ilusiones falsas en relación con el lugar de destino.
La migración por razones económicas es una de las que más se señala a la hora de justificar por qué se ha dejado el país en que se nació. Se busca mejores condiciones económicas y para ello se está dispuesto a arriesgar la propia vida y todo ello por la ilusión de conseguir un trabajo y tener una vida mejor en el país al que uno se dirige.
El problema es que muchas de esas ilusiones están sustentadas en imágenes falsas, por ejemplo, de lo que ocurre en países como los de la Unión Europea o en Estados Unidos de América. Se piensa que en aquellas sociedades abunda el empleo y que al llegar, serán recibidos con los brazos abiertos y todo será felicidad. Por desgracia la realidad es otra.
Se trata de una ilusión que pronto es apagada por una dinámica social excluyente y discriminatoria. Muchas de las condiciones de esos países impide conseguir trabajo a sus propios ciudadanos, con mucho más razón resulta más complicado para indocumentados, ilegales y para aquellas personas que tengan cualquier otra condición que no sea la ciudadanía oficial de aquellos Estados.
La ilusión de estas personas está sustentada en una serie de mitos que se han reproducido en el tiempo. El cine y los medios de comunicación, por ejemplo, se han encargado de posicionar en la mente de las personas lo que han dado en llamar “el sueño americano”; empero, como suele suceder, una buena cantidad de migrantes la pasan muy mal lejos de su patria, incluso, aquellos que han logrado conseguir algún trabajo estable y remunerado de acuerdo a la ley.
Suele suceder que los migrantes que han conseguido algún tipo de estabilidad no cuentan todas las peripecias que han pasado. Ello se da porque quieren ser percibidos como personas que consiguieron una migración exitosa, es decir, no solo llegaron al lugar de destino sino que lograron estabilidad económica; de hecho, aquellos que viajan a su país de origen después de muchos años, no revelan las condiciones en que viven y mucho menos su situación económica real.
Subrayo que estoy refiriéndome al migrante promedio y no a las excepciones. Algunos migrantes logran ahorrar el dinero suficiente para establecer negocios en sus países de origen o hacerse de unos o varios inmuebles que les asegura una vejez tranquila, pero, se trata de los menos y eso hay que decirlo para que las personas no se hagan falsas expectativas.
Hay personas que piensan a los europeos o los estadounidenses viviendo como en las series de televisión. Personas con un trabajo de oficinista que les permite tener un apartamento, un vehículo, comprar ilimitadamente en el supermercado y asistir al cine o algún evento deportivo los fines de semana; no obstante, la realidad europea y estadounidense es bastante diferente y a la mayoría de los migrantes les toca hacer los trabajos más duros, vivir en lugares iguales o peores a los que habitaban en su país de origen, así como comprar lo justo para su sobrevivencia y no tener tiempo para distraerse de una jornada laboral extenuante.
El tener gente conocida en el país receptor no siempre es sinónimo de tranquilidad y éxito. El hecho de tener familiares en el país receptor constituye una ventaja, sin embargo, muchas veces ellos se encuentran en condiciones precarias que impiden poder ayudar al familiar que está llegando; dicho en palabras sencillas, la existencia de un familiar en el país al que se emigra, no siempre es garantía y produce las ventajas que mucha gente se imagina.
Por eso el drama de los migrantes cubanos nos debe llamar a una profunda reflexión y a un sentimiento de solidaridad inmenso. Debemos ayudarles en lo que podamos y hacer votos para que sus ilusiones se puedan colmar en el mar de incertidumbre que les espera y en la situación que les ha tocado vivir hasta ahora; se trata de seres humanos que les motiva una imagen, una ilusión, un anhelo y por eso tipo de ideas las personas estamos dispuestos a realizar acciones fuera de lo común.
Esperemos que la situación de estas personas se resuelva y que puedan seguir su camino a lo que ellos consideran la “tierra prometida”. Ojalá que todos puedan llegar a su destino y que no queden, como Moisés, destinados a no ingresar a aquella tierra que tampoco iba a ser lo que le prometieron al pueblo judío.
Ahhh! Y en todo esto, desde la antigüedad, hay otros personajes que ganan dinero a costa de estas personas. Basta multiplicar lo que ha pagado cada cubano por todos los que se encuentran en Peñas Blancas, para darse una idea de la magnitud del negocio que hay detrás de esta situación.
Como decía Parmenio Medina en su programa “La Patada”: ¡Aquí nadie engaña a nadie!

lunes, 21 de diciembre de 2015

Los costarricenses y nicaragüenses queremos que los politiquillos nos dejen vivir en paz

Hace unas semanas escribí, en este mismo espacio, un artículo que titulé: Nicaragua: ¿Qué vamos hacer con tus políticos? La idea de esas líneas era resaltar la necesidad de tener claro que el conflicto, no es con el nicaragüense común sino con las personas que están al frente del gobierno de ese país; dicho de una forma más diáfana, el problema siempre ha sido con el político de turno que utiliza las relaciones políticas con Costa Rica, para desviar la atención respecto a la incompetencia que han tenido para manejar sus asuntos internos.
Los nicaragüenses son gente trabajadora y honesta. Se trata de un pueblo que, en la mayoría de los casos, procura salir adelante por medio de su fuerza de trabajo y en condiciones, muchas veces, sumamente adversas; tanto sus hombres y mujeres no se arrugan frente a las labores más duras, de ahí que sea frecuente conocer amigos y amigas del vecino país del norte que trabajan en labores sumamente cansadas..
Como en todo pueblo, el costarricense no es la excepción, existen personas que se salen de este perfil. Hay individuos que en lugar de trabajar se dedican a perjudicar al prójimo por medio de hurtos, robos y hechos contra el patrimonio e integridad física de las demás personas; no obstante, esos personajes y esas conductas no son ajenas a ninguna sociedad, de ahí que exista el Derecho Penal desde tiempos inmemoriales.
También, en ambas sociedades, se dan burlas de unos hacia otros. Para nadie es un secreto que a los hombres costarricenses suelen cuestionarnos nuestra virilidad y a la inversa, a los masculinos de Nicaragua se les cuestiona desde aquí su inteligencia; empero, en ambos casos, se trata de estereotipos bastante alejados de la realidad; por ello, me resulta especialmente repulsivo aquellas personas que se expresan mal en uno u otro sentido, sin considerar las virtudes y defectos de cada una de nuestras sociedades.
Los costarricenses y nicaragüenses, los de a pie, podemos convivir en paz y lo hemos hecho desde siempre. En no pocos casos, los hijos de muchos ticos han sido cuidados y criados por mujeres nicas que se han vuelto un miembro más de nuestras familias; lo mismo ha ocurrido con el cuida carros o con aquellos que se han podido incorporar a labores agrícolas de exportación o como operarios en industrias nacionales o extranjeras.
De igual manera, muchos costarricenses están trabajando en Nicaragua en diferentes actividades productivas. Se trata de personas que ocupan puestos modestos en la economía nicaragüense hasta directivos o ejecutivos importantes en empresas de diferente tipo; en fin, que tampoco es cierto que a los nicas les toca solo los trabajos duros mal pagados y a los ticos los suaves y bien pagados.
Ahora bien, esta relación cordial entre los ciudadanos de a pie de ambos países data de toda la vida y se profundizó a finales de la década del setenta del siglo XX. La guerra en centroamérica y en particular el conflicto interno nicaragüense generó el desplazamiento de muchas personas a Costa Rica, de ahí que muchos de los hijos de estos migrantes hayan nacido en Costa Rica y tengan la nacionalidad costarricense, para muestra un botón: Oscar Duarte, defensa de la Selección Nacional de Fútbol de Costa Rica es uno de estos casos a los que hacemos referencia.
Desgraciadamente estas buenas relaciones entre la gente de a pie se complican cuando aparecen los politiquillos de siempre. Hoy es Daniel Ortega, en el pasado fue Anastasio Somoza hijo y padre, es decir, son los dirigentes políticos los que siempre han querido tensar las relaciones; lo peor de todo, es que hay personas con cierta educación que están prestos para atizar la hoguera para hacer creer a los ciudadanos de ambos países que el problema es entre ellos y no por los caprichos de determinados dirigentes políticos que no piensan en el bienestar de sus pueblos.
Que quede claro, nadie está exonerando a los políticos costarricenses de algunas conductas que tampoco han estado a la altura a lo largo de la historia. En ocasiones nuestros políticos han permitido que el territorio sea utilizado para agredir al gobierno nica, sin embargo, casi al mismo tiempo se suele justificar ese tipo de acciones en nombre de la neutralidad perpetua y de la paz. ¡O somos o no somos!
Es necesario que los pueblos se empoderen y que le digan a sus dirigentes que no queremos más conflictos reales ni tampoco ficticios. Queremos vivir en paz para que nuestros nietos en ambos lados del río San Juan puedan educarse, tener el mejor sistema de salud posible y que las personas puedan vivir dignamente con lo que ganen por su trabajo; en otras palabras, nos toca a los ciudadanos de a pie decirles a estos politiquillos de poca monta, que si no comprenden este deseo tan simple se vayan y nos dejen vivir en paz.
¡Soñar que esto es posible no cuesta nada! ¡Soñemos entonces!

martes, 15 de diciembre de 2015

Costa Rica: Una nación con una memoria flaca

Lo que está pasando en Costa Rica es algo que se ve pero no hay forma de entenderlo. Pareciera que la gente no tiene memoria o no le interesa recordar los hechos que han marcado la realidad política del país en los últimos treinta años. Lo peor es que esta conducta es la que prevalece en los ciudadanos que más han sido afectados por las políticas que han generado la desigualdad que hoy nos tiene encabezando esa estadística en América Latina.
Ahora resulta que la gente del cantón central de San José, en su mayoría, va votar por Johnny Araya Monge, ello según las encuestas que han salido midiendo la intención de voto para la Alcaldía de la Municipalidad de San José. ¿Cómo es posible que la gente siga votando por los mismos que nos han llevado al deterioro en que nos encontramos en la actualidad?
La situación que está ocurriendo en el cantón central de nuestra capital, también está dándose en otras municipalidades de importancia en Costa Rica. No me voy a poner a mencionar los restantes ochenta cantones, aquí lo importante es señalar la poca memoria que tenemos los ciudadanos; en otras palabras, resulta patológico que las personas sigan votando por candidatos que han demostrado su incompetencia en el manejo de la cosa pública. Y ello por decir lo menos.
Como si eso no fuera poco, ahora se atisba en el horizonte la posibilidad que José María Figueres Olsen se vuelva a postular para la presidencia de la República en el 2018. Con solo dar una pequeña mirada a lo que fue su gobierno entre 1994-1998 y a las acciones que realizó para evadir ser sometido a los tribunales de justicia, basta para que se diera por descartada cualquier posibilidad de aspiración; sin embargo, sorpresa de sorpresa, lo anterior más otros antecedentes que se pueden señalar, no son suficientes para que esta persona desista de ese tipo de pensamientos.
En todo caso, el problema no es de la persona que se postula sino de aquellos que lo apoyan y de los ciudadanos que están dispuestos a votar por él. La amnesia que presentan muchas personas en relación con este señor es, francamente, impresentable; dicho de una manera muy llana: ¿Qué les pasa? ¿Por qué esa desidia a la hora de analizar el pasado reciente de nuestra política interna?
No se extrañen, tampoco, que Oscar Arias Sánchez se vuelva a postular como candidato presidencial. Dentro de sus objetivos está pasar a la historia como José Figueres Ferrer y como Ricardo Jiménez Oreamuno; es decir, alcanzar la Presidencia de la República por tres veces y así lograr ponerse a la par de estos expresidentes. Me adelanto a decirles en relación con este punto, que como decía don Pepe: ¡Me extraña su extrañeza!
Probablemente volverá a salir, otra vez, con una de las analogías más viejas analizadas por la Filosofía Política. En efecto, la última vez fue aquella del capitán de barco y la necesidad de darle rumbo al país, pero luego puede salir con la analogía del pastor y las ovejas; en fin, con cualquier metáfora que le brinde una imagen cercana a las dos personas a las que pretende alcanzar en sus aspiraciones presidenciales.
Existen otros personajes que podríamos mencionar y que pertenecen a otros partidos, para que no digan que este es un artículo en contra del Partido Liberación Nacional. Y es que no se trata de hablar de otros expresidentes como Rafael Ángel Calderón Fournier o de Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, sino en señalar que hay personas de una menor exposición pública que también siguen gravitando alrededor de estos y otros personajes cuya responsabilidad es igual o más que los expresidentes.
En todo caso, nos ocupa hacer ver que la memoria histórica de los ciudadanos es muy importante para que la democracia pueda desarrollarse adecuadamente. La alternancia en el poder supone la posibilidad de las personas de evitar que los mismos puedan llegar al poder nuevamente; en otras palabras, corresponde al ciudadano hacer eficaz este principio democrático y hacerlo valer en las urnas.
No obstante, pareciera, que en Costa Rica esa memoria no existe. Estamos a menos de dos meses de las elecciones municipales y a menos de dos años de las elecciones para Presidente y Diputados; sería traumático ver que uno o varios de estos personajes se alzaran con el triunfo electoral después de todo lo que ha sucedido en nuestro país durante todos estos años.
Finalizo diciendo que lejos de creer en las palabras de estos personajes, lo que debemos de hacer es fijarnos muy bien en los hechos puros y duros. La inequidad social en Costa Rica en los últimos 30 años ha crecido a niveles históricos que jamás habíamos tenido, seguimos viviendo de un modelo económico social que funcionó por muchos años y que no fue un fracaso como muchos lo han querido señalar.
Por favor, amigo y amiga, ciudadanos todos, antes de votar por personajes que quieren seguir pegados de la ubre pública, analicemos su pasado, presente y futuro, hagámonos la pregunta: ¿Qué ha hecho esta persona para beneficiar al país, al cantón o al distrito después de tantos años?
La respuesta a esta pregunta nos permitirá hacer un ejercicio más responsable de nuestro derecho a elegir y a ser electos. ¡Nos vemos en febrero!

lunes, 7 de diciembre de 2015

Las fiestas de final y principio de año son un vacilón

A diferencia de lo que ocurre en otras latitudes, en Costa Rica el final de año coincide con la conclusión de varios procesos que son propios del desarrollo de la mayoría de los costarricenses. Se trata de una coincidencia que genera una especie de sinergia que crea las condiciones ideales para celebrar el final y el principio de proyectos, anhelos o propósitos; en fin, es una catarsis que no es posible sentirla si usted está en otro país.
Evidentemente esto que estoy describiendo se enmarca en un subjetivismo que no pretende que sea compartido por otras personas. Se trata de una comparación basada en la intensidad con que la gente vive esta época; es decir, es una contrastación entre el costarricense promedio y su homólogo europeo, que es la sociedad en las que he tenido oportunidad de vivir.
Si nos ubicamos en la perspectiva de la finalización de un ciclo laboral, el décimo segundo tiene diferentes implicaciones si se compara con lo que ocurre en nuestro país. En países europeos el mes de diciembre no supone el final de un año de trabajo, ello debido a que las vacaciones anuales se disfrutan en los meses de julio y agosto; en cambio, aquí se experimenta el término de un año de labores y las vacaciones se suelen tomar en los meses de enero y febrero.
De igual manera, el ciclo lectivo de la mayoría de los costarricenses encuentra en la época de diciembre la culminación del esfuerzo realizado en los diferentes centros de educación formal. Para este momento se tiene claro los resultados obtenidos y en la mayoría de los casos ello supone motivo de celebración; de igual modo, los que no tuvieron buenos resultados, probablemente aprovechan para reflexionar y de alguna manera la dinámica colectiva les sirve para replantearse sus objetivos.
El fenómeno también tiene que ver con un cambio en el clima, ya que para esos tiempos suelen romper los vientos alisios. Lo anterior supone un refrescamiento del ambiente pero sin que ello se deba a la lluvia que para ese momento ya ha cesado, dicho de otro modo, imperan días despejados con un sol que no genera los calores del verano de los meses siguientes y tampoco los bochornos de la época de invierno en que las mañanas cálidas, generan el vapor que se va precipitar por las tardes en forma de fuertes y abundantes aguaceros.
Al contrario de lo que sucede aquí, en los países europeos llega el invierno y el frío no invita a la celebración sino al recogimiento. La nieve que puede ser algo estéticamente muy agradable a la vista, produce una serie de trastornos en la vida de las personas; en efecto, el frío extremo provoca desde enfermedades respiratorias hasta trastornos de conducta importantes, ello unido a las complicaciones para transportarse o para ir a trabajar, provoca un estado de cosas que no invita a la celebración y al jolgorio.
Como se puede apreciar, existen factores que crean una especial predisposición para la actitud que asume el costarricense en el final del año. Algunas personas, por supuesto, le suman a lo anterior la creencia religiosa difundida por el cristianismo; sin embargo, aunque no se puede negar la motivación que ello tiene, se ha podido observar que no es determinante porque existen no creyentes que también disfrutan de las fiestas de fin de año con un estímulo diferente al religioso.
En este último caso, la reunión con los familiares y amigos se convierte en un espacio anhelado que suele escasear a lo largo del año. La vorágine laboral en la que discurre la mayoría de los días de creyentes y no creyentes, impiden interactuar con familiares o amigos en una tertulia que se vuelve un placer para los sentidos; en muchos casos, Diciembre es la oportunidad para dejar el contacto virtual y lograr un abrazo o un apretón de manos que es agradecido por nuestros sentidos.
Lo anterior se une al disfrute gastronómico que, como todos sabemos, comprende no solo las comidas sino también las bebidas. En este punto, sin lugar a dudas, impera las más profundas remembranzas a los seres queridos para aquellos que ya no los tienen y los antojos para quienes todavía tienen la posibilidad de degustarlos; se recomienda no excederse con las bebidas y tampoco con las comidas, empero, las restricciones y recatos se vuelven odiosos en estos días.
Y esta actitud no es nueva, por eso el recordado filósofo español, Constantino Láscaris decía que: “El costarricense tiene un verbo importantísimo para indicar la diversión, y es vacilar. Y una fiesta muy divertida será un vacilón. (…) Vacilar es siempre un acto social, tiene que ser entre varios. “Coger una buena juma” o emborracharse (en compañía) es vacilar; formar una “turba” o una “pelota” de amigos y contar chiles (chistes, de origen remoto de La Rioja) también. (…)”. (Láscaris, El costarricense, 1975, p.239).
En Diciembre los costarricenses vacilamos y la forma en que lo hacemos es lo que nos distingue de otros países. Disfrutemos estos días con responsabilidad, vacilemos, pero no dejemos que nuestros sentidos se pierdan en el desconcierto de los excesos y mucho menos que rompan la armonía familiar que tanto valoran los más pequeños.
¡Ahhh, recordemos que después de Diciembre viene la cuesta de Enero!

lunes, 30 de noviembre de 2015

Un preocupante Estado de la Nación: ¿Qué vamos hacer con la inequidad social?

Recientemente tuve ocasión de asistir a la presentación del vigésimo primero Informe del Estado de la Nación. Como una buena parte de la población costarricense conoce, se trata otro de los esfuerzos de las universidades públicas por medio del Consejo Nacional de Rectores (CONARE), para investigar, analizar e informar a la ciudadanía y a las autoridades que están en la toma de decisiones, la situación en la que se encuentra el país en una serie de temas de interés común.
Se trata de un esfuerzo académico que, a lo largo de estos veintiún años, ha demostrado su valor como punto de referencia en relación con el análisis del proceso desarrollo a nivel nacional. A uno le parece que ninguna persona medianamente inteligente se atrevería a poner en duda la utilidad de los informes que año con año este programa del CONARE brinda, sin embargo, para mi sorpresa, hay personas que sí están dispuestos a hacerlo; no estamos hablando de que la información contenida no se pueda criticar de manera fundada, estamos hablando de gente que han estado dispuestas a poner en tela de duda la pertinencia de este esfuerzo por comprender hacia dónde vamos como país.
Y es que se podría hablar de varios temas contenidos en el informe, no obstante, me parece que el capítulo de equidad e integración social es uno de los más relevantes y merece importante puntualizar algunos hallazgos que vienen resaltados allí. Uno de los que más llaman la atención es el de las diferencias entre las personas que se encuentran en la clase alta y los que están en lo que se denomina Medianos Empresarios y Profesionales, ya que los ingresos de quienes se encuentran en la primera, casi duplica a los que se ubican en la segunda.
Evidentemente, para poder comparar estos dos segmentos de la estructuración social que hace el informe, es necesario tener en consideración las diferencias que presentan en la práctica. La clase alta, probablemente, está vinculada a grandes empresas cuyo giro comercial debe estar relacionado con la exportación o importación de bienes y servicios; empero, se trata de actividades en que el pago de impuestos resulta difícil en razón de las exoneraciones fiscales y la posibilidad de no declarar utilidades con base en la manipulación que se puede hacer de la contabilidad empresarial.
Incluso la comparación que se pueda hacer entre grandes y medianas empresas, depende del entorno de cada una de las compañías. No es lo mismo considerar a los exportadores como categoría genérica que establecer distinciones entre los grandes exportadores y aquellos empresarios que requieren de la ayuda del Estado (incentivos) para realizar de manera exitosa su actividad.
Los estimables lectores pueden consultar el informe y verificar los datos que se brindan respecto a las otras clases de la estructura social dispuesta por los autores del informe. Empero, la conclusión general establece que se ha venido dando una diferenciación en el ingreso promedio y que ello ha producido una mayor inequidad social. El problema de fondo es: ¿Qué vamos hacer con el creciente número de personas que no tienen estudios y que no se pueden insertar en un modelo que desecha la mano de obra no calificada?

lunes, 23 de noviembre de 2015

Nicaragua: ¿Qué vamos hacer con tus políticos?

El acudir a enemigos externos y fomentar el nacionalismo, es una estrategia que ha sido utilizada en distintos momentos de la historia. En el caso de Nicaragua esta forma de proceder ha sido utilizada en el pasado y en el presente para justificar la permanencia en el poder de sus dirigentes políticos.
La apelación al nacionalismo usualmente ha permitido a los detentadores del poder, desviar la atención en relación con los problemas internos que afectan directamente a sus gobernados. Al analizar con detenimiento los argumentos utilizados en el pasado y en el presente en relación con el conflicto, se observaría que existe una motivación fundamentalmente política.
Ahora bien, el problema no es que el aspecto jurídico haya dado lugar al aspecto político, lo complicado es que el argumento político se utiliza en función de otros objetivos que no tienen relación con el conflicto. La utilización “maniquea” de los aspectos jurídicos y políticos del conflicto, determina que probablemente una de las partes no está interesada en que el conflicto se resuelva. Esto debe llevar al país que está interesado en la resolución del conflicto a buscar cuáles son las verdaderas motivaciones que originan el conflicto, de lo contrario dicho país se estaría prestando para ser utilizado en forma inadecuada por el otro.
El conflicto es azuzado por el gobierno de Nicaragua apelando a motivaciones de índole nacionalista, situación que pretende ocultar los verdaderos intereses que maneja el gobierno de Nicaragua. En el caso de Nicaragua, su situación económica a partir de la década de los noventa ha estado marcada por índices macroeconómicos negativos, su balanza de pagos al igual que su situación fiscal sigue siendo precaria; por otra parte, las políticas sociales carecen de contenido económico para ser desarrolladas, situación que ha determinado una dependencia de la poca ayuda externa que se consiga para estos fines.
No obstante, el problema más grave a lo interno de ese país es la disputa por el poder político y económico. Los argumentos racionales para la resolución del conflicto pierden eficacia, debido a que adquieren una característica instrumental. Los argumentos jurídicos que a nivel público se esgrimen como los principales, ceden su lugar a los argumentos políticos; sin embargo, dichos argumentos son ineficaces para resolver el conflicto en razón de la utilización falaz de los mismos.
El conflicto en consecuencia debería mirarse no desde una posición estrictamente jurídica o política, sino que debería incorporarse la dimensión social y económica del conflicto. La preocupación de Costa Rica por la mejoría de la situación social y económica de Nicaragua, permitiría que los nicas no vieran a Costa Rica como un enemigo externo e impediría que el gobierno de aquel país utilice este tipo de argumentos.
Por otra parte, un mayor bienestar de los nicaragüenses aliviaría otro problema que ha sido utilizado para azuzar el conflicto. En efecto, el proceso migratorio de nicas hacia Costa Rica ha generado las fricciones propias de este tipo de fenómeno social, ello ha ocasionado que la percepción de los nacionales de ambos países sea de enfrentamiento; unos porque sienten invadido su espacio territorial y otros porque consideran que son objeto de maltrato étnico y no son tratados en forma correcta.
Lo anterior no quiere decir que no se atienda el conflicto desde la perspectiva jurídica, pero resulta claro que el problema no es sólo jurídico. La atención integral del conflicto tiene como propósito, tratar de evitar el resurgimiento del conflicto, la afectación que se hace a las economías y a los grupos sociales adyacentes a las márgenes del río.
Un abordaje integral del conflicto, permitiría sustituir los argumentos vacíos que se han dado hasta la fecha, por soluciones más creativas y efectivas en aras de una solución del conflicto. O en su defecto, podría posicionar el conflicto en otro estadio que procure avenir a las partes y disminuir los perjuicios que generan este tipo de conflictos.
El abordaje del conflicto en forma integral, supone que se promuevan iniciativas para desarrollar programas sociales y económicos en países como Nicaragua. La participación de órganos como Naciones Unidas (ONU) o la Organización de Estados Americanos (OEA), no se debe limitar a fungir como mediadores en el conflicto; un análisis integral de la situación, otorgaría a estos entes internacionales una participación más amplía y orientada a otros planos que inciden en el conflicto.
Es necesario que la participación de estos actores no sea instrumentalizada para otros propósitos que no sean la resolución del conflicto. De eso deben cuidarse los entes internacionales, los países y las personas que actúan como mediadores; dado que en no pocas ocasiones, éstos son utilizados para legitimar una posición o simplemente para ganar tiempo en una negociación.
Este tipo de actores no se deben prestar para que una parte interesada en la prosecución del conflicto, se valga de sus acciones para lograr objetivos distintos a la resolución del conflicto. Antes bien, debe haber una posición de denuncia que permita poner en evidencia los verdaderos intereses de la parte que actúa de esa manera.
Mientras en Nicaragua exista la condición social y económica actual, ello constituye un “caldo de cultivo” para que los políticos irresponsables aviven los conflictos para desviar la atención y ocultar su incapacidad para procurar políticas que logren el desarrollo económico y social de los habitantes de su país.
No es casual que Nicaragua en este momento le interese mantener vivos conflictos con países como Costa Rica o Colombia, por ejemplo. La posición del gobierno de Managua es clara en su objetivo de buscar enemigos externos, como una forma de mantener a sus ciudadanos preocupados de otros problemas que no sean los internos de esa nación.
Mientras permanezca esa actitud del gobierno de Nicaragua, cualquier argumento que se esgrima a partir de esa posición, resulta vacío e ineficaz; el gobierno de Costa Rica debería pensar en que la única forma de evitar esta situación, es poniendo en evidencia los verdaderos intereses que tiene el gobierno nicaragüense.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Yo no envidio los goces de Europa

No se puede justificar bajo ningún concepto el privar de su vida a ninguna persona y mucho menos a inocentes que no tienen responsabilidad en las decisiones políticas de los diferentes países. Se supone que el terrorismo tiene como objetivo principal generar miedo en los miembros de la sociedad para crear inestabilidad a lo interno de los Estados y que las autoridades gubernamentales pierdan legitimidad ante la población; sin embargo, el terrorismo como todos los “ismos”, no siempre se desarrolla acorde con los planteamientos teóricos que se plantean en los libros.
El liberalismo, el comunismo, el capitalismo, el socialismo, el islamismo, el catolicismo, el protestantismo, el anglicanismo y todos los “ismos” de la historia tienen en su haber la muerte de muchos seres humanos. Lamentablemente para Europa, muchos de estos “ismos” han surgido en aquellas latitudes y la muerte se ha dado gusto observando el llamamiento que muchos le han hecho para ser abrazados por ella.
En ese continente se han visto muchos de los peores actos de barbarie de la humanidad. Las guerras de religión durante la Edad Media europea y en el siglo XVI, son antecedentes que se suman a las diferentes guerras que se dieron entre sus Estados en los siglos posteriores; sin embargo, en el siglo XX, los europeos se dedicaron a matarse entre ellos y más tarde, invitaron a otros países a sumarse a esta irracionalidad.
Hay mucha gente que a lo largo de la historia han añorado vivir en el continente europeo, sin embargo, bien visto, aquel lugar no es el mejor lugar para vivir. Para no ir muy largo en la línea del tiempo, solo en la Primera Guerra Mundial se estima que murieron entre 10 a 31 millones de personas entre civiles y militares; por otra parte, durante la Segunda Guerra Mundial, el número de muertes se calcula entre 60 a 73 millones de personas. En síntesis, si sumamos los rangos menores de las estimaciones, durante la primera mitad del siglo XX murieron por lo menos setenta millones de seres humanos.
Como he indicado en otros momentos, tuve la oportunidad de vivir por aquellas zonas geográficas y nunca me pasó por la cabeza quedarme en ninguno de sus países. Muchas personas tienen una visión ideal de la vivencia en Europa, sin embargo, debido a las políticas de los diferentes países, la convivencia se ha convertido en precaria o con un alto contenido de azar.
Repetimos, no se puede justificar en ningún sentido lo que ha sucedido en París, pero aquellos que conozcan la historia de los países europeos, no pueden dejar de considerar la responsabilidad directa o indirecta de estos países en el nacimiento, organización y abastecimiento de armas del Estado Islámico. Antes de vestirse con la bandera francesa, una persona responsable debe preguntarse: ¿Cuál es la responsabilidad de los políticos y empresarios franceses en la existencia de un grupo terrorista como el Estado Islámico?
La respuesta que le demos a esta pregunta, nos pone en una situación adecuada para analizar con seriedad el problema de los recientes atentados terroristas. Empero, esto es responsabilidad de cada lector y no esperen que ese trabajo lo hagan los medios de comunicación nacionales o internacionales.

lunes, 9 de noviembre de 2015

¿Y la transparencia del sector privado?

La obligación de transparencia del sector público viene dada porque a lo largo de la historia el poder político tiende a ocultarse. Los políticos suelen realizar sus artimañas en la penumbra, alejados de los ojos de la población y ello ha dado lugar a los más diversos actos de corrupción en los diferentes países.
La exigencia de un poder político diáfano va en contra de la tendencia que ha mantenido ese poder desde las épocas más primitivas del ser humano. Se suele ocultar ideas, pensamientos o acciones porque siempre existirán personas que estén en contra de aquellas; sin embargo, la oposición se supone más vehemente cuando se trata de algo que está en contra de las normas aprobadas por la mayor parte de los miembros de una sociedad.
La mayoría de actos que son opacos y que no se quiere su conocimiento por parte de la población, suelen estar cerca o por lo menos se parecen a los actos de corrupción. El problema es que la corrupción es una acción que, frecuentemente, implica también a una persona o grupos que se encuentran en el sector privado; dicho en otras palabras, el sector privado no escapa a la responsabilidad de los actos corruptos, pero el problema es que el grado de transparencia de este es sustancialmente menor o inexistente en comparación con lo que ocurre con el sector público.
Normalmente el sector privado se ampara en los derechos individuales que protegen la intimidad y la propiedad para rechazar la posibilidad que se investigue las acciones que realizan en relación con el sector público o respecto a otros miembros del sector privado. Por ejemplo, si alguien quiere investigar lo que se han ganado a lo largo de los años las dos empresas a las que se les ha adjudicado las mayoría de obras de infraestructura pública en Costa Rica, no lo puede hacer porque se alega que están amparadas bajo el velo y protección de la información que cubre a todas las sociedades anónimas.
Para el ciudadano común, por ejemplo, resulta imposible investigar a los medios de comunicación colectiva para averiguar: ¿Cuánto es lo que facturan por concepto de aquella publicidad que atenta contra la salud de los costarricenses? Estamos hablando de la facturación de anuncios de empresas de tabaco, alcohol o de productos relacionados con fármacos dañinos para los seres humanos; dicho de manera sencilla, el sector privado y sus representantes han creado una serie de normas jurídicas que ocultan muchas acciones que, si se dieran a conocer, podrían llevar a la quiebra a más de una empresa nacional o extranjera con intereses comerciales en Costa Rica.
Ahora que está de moda el rasgarse las vestiduras por algunas de las fiestas de fin de año que se hacen en las instituciones públicas, sería interesante cuáles empresas privadas se han beneficiado a lo largo de los años de ese tipo de actividades. Probablemente, no sería extraño encontrar que se han contratado a las mismas empresas a lo largo de los años y en ese caso, al final, los fondos públicos terminan en los bolsillos de los accionistas que son los dueños de estas compañías.
Recientemente leí que se aprobó una ley para “socorrer” a los empresarios relacionados con la actividad hotelera. Se trata de aquella práctica en que las pérdidas se socializan y las ganancias se privatizan, curiosamente, aquí los fondos públicos sí es legítimo trasladarlos a la esfera privada; se trata de una práctica que se creía desaparecida, sin embargo, lo que ha acontecido es que se han diseñado instrumentos más sofisticados para que los ciudadanos no entiendan la corrupción que hay detrás de este tipo legislación.
Se supone que la única forma para poder acceder a la información del sector privado es cuando se denuncia un delito y el Ministerio Público, por medio de la orden de un juez, realiza la incautación de la información de la empresa o de las personas relacionadas con esta. No obstante, en no pocas ocasiones, ello no es posible debido a la cantidad de argucias legales que permite el ordenamiento jurídico costarricense y que han sido promovidas por estos grupos por medio de sus acólitos en el poder legislativo.
Existen cantidad de casos que se han sometido a proceso y en los cuales no se brindan los nombres de las personas que están, al menos, en las juntas directivas de las empresas involucradas en los procesos judiciales. Por ejemplo, en el caso relacionado con la trocha fronteriza, todavía estamos esperando que se den los nombres de los responsables de las empresas involucrados en el desfalco de los fondos públicos que se dio con la excusa de tratarse de una emergencia de seguridad nacional; dicho en palabras sencillas: ¿Por qué no dicen, con nombres y apellidos, las personas de carne y hueso que recibieron los dineros públicos relacionados con esta fallida carretera?
Da vergüenza la forma en cómo los directores de medios de comunicación protegen a sus patronos. Callan, miserablemente, los vínculos que durante años han desarrollado con una serie de politiquillos que por un puñado de monedas están prestos a someterse a sus designios; lo peor es que no se dan cuenta que ese vasallaje no es agradecido de ninguna manera; sino que lo digan muchos de los periodistas que han sido despedidos sin ninguna consideración, después de trabajar en esas empresas al punto de sacrificar, en muchos casos, el tiempo de sus familias. ¿Para qué? Para que después vengan y los despidan sin tener en cuenta los años de su vida que les dieron a esas empresas de comunicación.
Podríamos hablar de muchas empresas privadas relacionadas con diversos sectores de la economía. Lo que ha venido pasando con el gremio de los médicos que tienen intereses en empresas privadas de salud resulta repugnante, al punto que las malas praxis que realizan en consultorios privados son remitidas a la seguridad social para que la demanda judicial recaiga en el sector público; ello sin que hablemos a profundidad de lo que sucede con biombos y demás formas de defraudar a la seguridad social, por medio de la prestación de servicios como los relacionados con la radioterapia y otros que la seguridad social contrata a las clínicas privadas.
Ya que hay personas que quieren ventilar los excesos que se dan en Costa Rica, cosa que nos parece bien, procedamos a visibilizar los que se dan tanto en el sector público como en el privado. Pongamos en conocimiento de la gente quiénes están detrás de los grandes negocios privados que se hacen a costa del erario público, hay que ponerle rostro y nombres a las personas se han hecho inmensamente ricos en los últimos treinta años.
No obstante, no puedo negar que tengo una actitud pesimista de que ello sea posible. Este tipo de esfuerzos requiere del apoyo de la mayoría del pueblo costarricense y ello resulta difícil en una época en que lo superfluo ocupa el primer lugar en el interés de las personas; decían que antes utilizaban la fórmula de pan y circo para mantener sosegados a los ciudadanos, pero ahora ni siquiera dan pan y el circo se ha cambiado por el fútbol que está presente a toda hora del día.
Para muestra un botón: Comienza, otra vez, la eliminatoria para el mundial de fútbol. ¡Viva la selección nacional de fútbol de Costa Rica! ¡Viva el circo! ¡Viva la empresa privada!

lunes, 2 de noviembre de 2015

La memoria es precaria en Costa Rica

¡Que importante es la historia! Definitivamente un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetir sus errores y, pareciera, la mayoría del pueblo de Costa Rica tiene una memoria flaca; en otras palabras, hay personas que no les interesa y consideran irrelevante los libros de historia, creen que solo importa vivir el presente.
Casualmente de esta realidad se aprovechan algunas personas que no tienen la más mínima vergüenza de volver a someter su nombre a los puestos de elección popular. Uno no puede entender como hay personas que se les olvida los hechos protagonizados por políticos que todos conocemos y que han significado un retroceso para nuestro país.
No vamos a enumerar aquí a esos políticos porque todos los conocemos. Son los que en los últimos treinta años han hecho que tengamos el infame título de ser el país más desigual de América Latina, sin embargo, aún resuena en mis oídos una propaganda que decía: “Vamos hacer de Costa Rica el primer país desarrollado de la América Latina”.
Cuando uno estudia y analiza las políticas que se han desarrollado en estos años, no puede menos que indignarse. Desde el punto de vista fiscal se ha favorecido a un grupo pequeño de personas que no pagan impuestos y que no están dispuestos a hacerlo; a contrapelo, a los trabajadores se les ha establecido un impuesto que no puede ser evadido y sobre el cual no se pueden declarar pérdidas y tampoco solicitar exenciones en los rangos que sí tienen posibilidad muchos de los sectores productivos y financieros que realizan su actividad en Costa Rica.
Ha habido una política de favorecimiento al sector exportador y estos lejos de reinvertir sus dividendos para hacer crecer la economía criolla, se han dedicado a colocar gran parte de sus ganancias en el mercado financiero internacional. Ahora bien, una buena parte de los porcentajes de utilidades han sido producto de incentivos fiscales o beneficios otorgados en forma de condonaciones y en su momento por Certificados de Abono Tributario.
Si la economía tiene como propósito fundamental la satisfacción de las necesidades humanas con los recursos limitados con los que cuenta el país, debemos decir que este modelo de promoción de las exportaciones ha sido un rotundo fracaso. Por lo menos el modelo de sustitución de importaciones generó una distribución de la riqueza que creó una clase media, urbana y rural, con un nivel de educación y salud similar a otros países con mayor riqueza que Costa Rica; en cambio, el modelo vigente ha creado una sociedad polarizada entre pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco.
Y es que no es necesario ser economista para comprender esta realidad. El crecimiento económico tiene sentido si con él se puede beneficiar al mayor número de personas de una sociedad, el crecimiento por el crecimiento se convierte en una tautología retórica que únicamente sirve para aquellos dogmáticos que no ven más allá de los datos macroeconómicos; se trata de una ortodoxia que nos ha venido haciendo mucho daño y que, por desgracia, tiene la posibilidad de encantar aquellos que son los más perjudicados con semejante discurso.
Uno puede tratar de entender por qué la memoria de los ciudadanos más jóvenes es tan precaria, sin embargo, cuesta comprender las razones que llevan a una persona de más edad a votar por el mismo sinvergüenza que años atrás demostró su incompetencia e impericia en el manejo de la cosa pública. A los primeros el conocimiento de la historia debería permitirles emitir un sufragio mejor informado y más crítico, un voto que sustente su memoria en la historia que no ha vivido; empero, en el caso de los segundos, se trata de recordar la historia, aquella que les tocó vivir y que no puede ser olvidada con base en nuevas promesas que otra vez van a quedarse sin ser honradas.
Hay algunos grupos muy interesados en que la mayor parte de los ciudadanos de este país no recuerde los actos que muchos de estos personajes han realizado en el sector público y privado. Incluso, se ha entronizado y desarrollado una conducta del choteo para aquellos que intentan recordar los actos que caracterizaron la gestión de los que ahora quieren volver a postular su nombre a los cargos de elección popular; en no pocos casos se suele decir: ¡Borracho más necio! ¡Otra vez con esa cantaleta! ¡Viva el presente, no se amargue por el pasado!
¿Cómo vivir el presente sin tener en consideración el pasado? El presente, por ejemplo, es un tren del siglo XX que no utiliza electricidad porque alguien en 1995 decidió cerrarlo y veinte años después, sin el menor sonrojo, viene a hablar de trenes del siglo XXI que surcarán el territorio costarricense de mar a mar y de frontera a frontera. ¡Se puede ser más cínico! ¿Es posible un discurso más demagógico?
Para prevenirse contra estos y otros personajes es necesario no olvidar lo que han hecho en estos treinta años y tener presente los hechos históricos que han marcado el devenir de nuestro país. También es muy importante hurgar en nuestra historia y darnos cuenta que han habido épocas en que se han hecho las cosas bien y la acción política ha sido encaminada para beneficiar al mayor número de personas posible; se puede estar de acuerdo o no con la interpretación que haga un historiador de los hechos que han acontecido en el devenir de la patria, pero lo que no puede ser es el desconocimiento de los hechos y de sus responsables.
Y conste que no me refiero sólo a personajes de carácter público. Hay personajes que se manejan en el mundo privado, familias incluso, que funcionan como los grupos que describió Mario Puzo en una de sus principales novelas; se trata de aquellas personas que realmente manejan los hilos de aquellos que les sirven, son aquellos que no dan la cara pero que tienen el poder real en la sociedad costarricense y que cada vez están más dispuestos a involucrarse con grupos que, por decirlo así, están dispuestos a hacer propuestas que no puedan rechazar.
Una memoria precaria, flaca, nos condena a repetir los errores del pasado. Muchas de las situaciones que estamos viviendo en la actualidad, encuentran similitudes en los acontecimientos que marcaron el fin del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX; no sería extraño, por ejemplo, que un personaje de estos se atreva a plantear el cierre de las universidades públicas como hiciera Mauro Fernández con la Universidad de Santo Tomás, dando similares argumentos que al ciudadano ahistórico le puedan convencer en razón de su ignorancia diacrónica.
Había un famoso eslogan de una compañía de fotografía que decía: “Recordar es vivir”. Pues bien, hay que vivir recordando porque de lo contrario corremos el riesgo de hacer una realidad lo que decía el gran escritor francés, Gustave Flaubert: “Nuestra ignorancia de la historia nos lleva a calumniar a nuestros propios tiempos”.

lunes, 26 de octubre de 2015

Balances generacionales

En la sociedad costarricense han habido generaciones que han dejado su impronta para bien o para mal. En otras ocasiones ya hemos escrito sobre esta temática señalando que el concepto de generación es muy impreciso y depende de los criterios que utilicemos para hacer la respectiva clasificación; en otras palabras, no existe un único parámetro para determinar que una o varias personas pertenecen a un determinada generación, por ello es necesario explicitar los aspectos que definen lo que entendemos por aquel concepto.
Uno de los criterios que se suelen plantear para individualizar a las generaciones es el año de nacimiento de sus miembros. Por ejemplo, cuando se habla de la generación de los “Baby boomer” se está haciendo referencia, usualmente, a los nacidos en los países anglosajones entre los años 1946 y 1965; es decir, a las personas que nacieron inmediatamente después de finalizada la Segunda Guerra Mundial y hasta mediados de los años sesenta.
También se plantea como criterio para caracterizar las generaciones, el año en que nació un movimiento o tendencia cultural o intelectual. Por ejemplo, en España se le conoce como “Generación del 27” a un grupo de autores que aparecieron en el panorama cultural de aquel país en aquel año del siglo XX, entre ellos se suele mencionar a: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Miguel Hernández, etc.
Ahora bien, a la par de las generaciones destacadas, también han habido aquellas que han pasado sin pena ni gloria en la diferentes sociedades. Se trata de grupos que han quedado a la sombra de las generaciones que les precedieron o de aquellas que les sucedieron, en otras palabras, se trata de personas que se convirtieron en mantenedores del statu quo y nunca hicieron nada por destacar o por enfrentar a la generación dominante.
En Costa Rica hay habido clasificaciones de generaciones en diferentes disciplinas. Por ejemplo, se habla de la generación del Repertorio Americano para referirse al grupo de literatos costarricenses que no solo se destacaron en las letras sino también a nivel político; entre ellos podemos mencionar a: Omar Dengo, Carmen Lyra, Max Jiménez y, por supuesto, a Joaquín García Monge.
Empero, en el plano político, destacaría tres generaciones que han dejado una huella importante en la sociedad costarricense. Se trata de generaciones que decantaron el devenir de nuestra sociedad y se impusieron a otras generaciones que lo único que hicieron es adaptarse a los designios de las personas que pertenecieron a estos grupos de poder; en otras palabras, de lo que se trata es de percatarnos de la impronta que dejaron unas y la pasividad que caracterizaron a otras.
La primera generación que queremos destacar es la denominada generación del Olimpo, que correspondió al período de apogeo del liberalismo y de los grupos oligárquicos. Se trata de personas que gobernaron el país desde finales del siglo XIX y durante gran parte de la primera mitad del siglo XX, muchas de estas personas fueron formados en la Universidad de Santo Tomás y luego en la Escuela de Derecho regentada por el Colegio de Abogados de Costa Rica. entre sus principales representantes tenemos a don Cleto González Víquez y a don Ricardo Jiménez Oreamuno.
Se trató de una generación que impuso las ideas liberales en la política costarricense y entre sus resultados más concretos está el haber hecho más jurídico al país y el consolidar una clase oligárquica vinculada al sector cafetalero y financiero. No obstante, en materia de equidad, el balance de esa generación es desfavorable; dicho de manera directa, su predominio generó una división social muy marcada entre los oligarcas y el resto de la población costarricense.
La segunda generación que destacaría es la que se ha denominado de los cuarenta. Se trata del grupo que durante la década del cuarenta logró que se concretara una serie de reivindicaciones de carácter social y también de aquellos que, posteriormente, se impusieron militarmente en 1948; aquí destacan entre muchos: los comunistas, las personas que se aglutinaron alrededor de la ideología de la socialdemocracia y aquellos que perteneciendo al Partido Republicano, abogaban por una sociedad con una mayor equidad.
La impronta de esta segunda generación se constata en el cambio que tuvo la sociedad costarricense en la segunda mitad del siglo XX y hasta la década de los ochenta de esa centuria. Los datos muestra que durante esos treinta años se dio un salto cualitativo en educación y salud, lo que propició una mayor movilidad social y la creación de una clase media rural y urbana; durante esos años, el país fue más equitativo y las diferencias económicas en la sociedad costarricense se redujeron de manera clara.
La tercera generación es la que más se ha beneficiado de lo construído por la generación de los cuarenta y son los que nos han gobernado en los últimos treinta años. La mayoría de miembros de ese grupo son nacidos después de 1940 y estudiaron en la Universidad de Costa Rica durante la década de los sesenta, entre los personajes públicos que pertenecen a esta generación están: Óscar Arias y su hermano Rodrigo, Elizabeth Odio, Luis Paulino Mora, Marco Vinicio Tristán, Jorge Guardia, Enrique Castillo, Carlos Arguedas, Farid Ayales y un largo etcétera.
El balance de esta tercera generación es sencillamente desastroso para la sociedad costarricense. No solo se han aprovechado del Estado de Bienestar construido por la generación de los cuarenta sino que se apalancaron en él para desarrollar sus intereses privados; sin embargo, cuando lograron consolidar sus negocios, han hecho lo posible por reducir o eliminar el modelo de Estado que les permitió acumular la riqueza que hoy ostentan.
Esta generación ha sido nefasta para el país y para la mayoría de los costarricenses. Forman parte de esa generación muchas de las personas o familias que se han hecho inmensamente ricas en los últimos años y que suelen vivir en residenciales amurallados al mejor estilo de los señores de la Edad Media, también, forman parte de esta generación aquellos que se quedaron al amparo del Estado y que gozan de pensiones con sumas que los trabajadores actuales estamos sosteniendo.
Ojalá que esta generación pudiera hacer una balance y sopesar el daño que le han hecho a la sociedad costarricense. La historia se encargará de juzgarles y lo hará de conformidad con sus tiempos, sin embargo, mientras ello sucede, nos toca a las generaciones posteriores exigir a estas personas que asuman un papel más protagónico para lograr una sociedad más justa y que abogue por el bienestar del mayor número.

lunes, 19 de octubre de 2015

Keylor Navas: ¡Ya basta señores!

Uno de los artículos de esta columna que han tenido más fortuna lo titulé: ¿Por qué Navas no es titular en el Madrid? Como algunos estimados lectores conocen, los textos de Poliédrica son replicados en un blog que es accesado, increíblemente, por gente de diferentes países alrededor del mundo y en aquella ocasión fue citado en el programa español denominado: “El Chiringuito de Jugones“.
En aquel artículo dejé establecidas las razones que habían para que Iker Casillas siguiera de titular en el equipo Real Madrid y en menoscabo de la figura de Keylor Navas. El tiempo se encargó de ir develando el “intríngulis” que había detrás de esa situación, al punto que el señor Casillas terminó saliendo del club de fútbol que lo vió nacer como arquero.
Lo anterior, junto con un entramado de intereses que no se pudieron consensuar para que David De Gea fuera jugador del Real Madrid, ha permitido a Navas asumir la titularidad de la portería blanca. Las condiciones no se dieron para finiquitar la transacción y ello ha beneficiado al cancerbero de la Selección de Fútbol de Costa Rica, quien tuvo el estoicismo de someterse a ese proceso en que su persona pasó a considerarse como una mercancía.
No vamos a tener en cuenta aquí los aspectos que le permiten a una persona soportar el vejamen de ser tratado como una cosa. Está claro que las motivaciones pueden ser muy diversas, a saber: Dios, el estar ganando miles de euros por mes, publicidad gratis a nivel mundial o, simplemente, el hecho de querer seguir en ese club de fútbol. ¡Vaya uno a saber!
Tampoco está en discusión las condiciones del señor Navas como deportista y como futbolista. Ha demostrado que se trata de un portero con condiciones para desempeñarse en ese puesto y ha apostado por el trabajo intenso para corregir aquellos defectos que pueda tener como jugador de fútbol; de hecho, a diferencia del costarricense promedio, en lugar de serruchar el piso a sus competidores, ha optado por superarlos con base en un mayor trabajo y aprovechando la oportunidad que el técnico Benitez le está brindando.
Creo que cualquier costarricense de buena voluntad se alegra que un muchacho de las características de Keylor Navas le vaya bien. Aparte de su situación personal y familiar, esa alegría viene dada por el impacto que tiene en una buena cantidad de niños costarricenses; es decir, en el efecto de su ejemplo como persona y deportista, ya que se le exhibe como una persona que ha llegado al Real Madrid por su esfuerzo y perseverancia.
No obstante, todo ello contrasta con el uso, otra vez como cosa, que los medios de comunicación costarricense están haciendo de este muchacho. El asunto lo están llevando a tal extremo que, no falta mucho, para que uno de estos “periodistas” del ámbito deportivo proponga hacerle un altar como sucedió con Maradona en Argentina. ¡Por favor señores tengamos un poco de recato!
Como siempre, el problema no es el “periodismo corrongo” de estos “comunicadores” sino que haya gente dispuesta a creer y hacer cosas que rayan en la locura. Por ejemplo, hay padres de familia dispuestos a ir a un aeropuerto y someter a sus hijos a largas horas de espera, bajo las condiciones climáticas más adversas, con el propósito de intentar ver a este u otro jugador de fútbol; esto lo hacen en lugar de explicarle a su hijo o hija la irracionalidad que supone semejante conducta y sobre todo, mostrarle que se trata de una persona de carne y hueso, cuyo éxito se sustenta en el trabajo duro y en la perseverancia.
Uno se pregunta: ¿Por qué una persona quiere tomarse una foto con un personaje de estos que no lo conoce, ni se va acordar de él el resto de sus días? ¿Qué pretende cuando le enseña a sus conocidos que logró fotografiarse con Keylor Navas? ¿Pensará que por una especie de ósmosis el reconocimiento de aquel le será trasladado? ¿Por qué hay gente que tiene esas ideas tan desvinculadas de la realidad?
Los “periodistas corrongos” que se dedican a los deportes deberían dimensionar ya las informaciones relacionadas con Keylor Navas. Sinceramente, es patológico el tiempo que se le está dedicando en televisión, radio y prensa; todavía más enfermizo es que ese tiempo se destine a resaltar cualquier acción del portero del Real Madrid.
¡Pónganse a trabajar! No puede ser que pretendan llenar sus espacios con un monotema y reiterando, una y otra vez, lo que ya han dicho en relación con el señor Navas. Creo que la mayoría de los que nos gusta el fútbol, nos alegra lo que está haciendo ese muchacho en el Real Madrid; pero el asunto no da para que ello deje de lado temas de más relevancia para la sociedad costarricense, lo de Navas se ha convertido en una obsesión.
Es que es muy cómodo estar reiterando el tema de Keylor Navas o hablar hasta dos horas o más sobre fútbol, pero con ello se contribuye muy poco para que el deporte en general y el balón pie en particular progrese. Esta situación no hace sino recordarme, en relación con esta noble profesión, la frase que solía decir Juanito Martín Guijarro en “Charlas de café”:
¡Ella sola se moría y entre todos la mataban !