lunes, 29 de diciembre de 2014

La necesidad de un balance generacional

Esta es la última columna de este año 2014. Usualmente, al finalizar un año, es normal que las personas hagan un balance de lo hecho en trescientos sesenta y cinco días; no obstante, en la actualidad pareciera que esta costumbre ha venido a menos y muchas personas viven la inmediatez de una vida que se escurre entre los dedos como agua o al decir de Zygmund Bauman: vivimos un tiempo líquido.
Los balances de vida son necesarios para poner en perspectiva nuestra existencia. No solo es necesario el análisis de las acciones hechas en un año, sino que es conveniente poner ese balance parcial en contexto con el resto de los años vividos. Somos lo vivido desde que nacemos y nuestras decisiones van determinando lo que somos en el presente, de ahí la importancia de referenciar nuestro presente en función de nuestro pasado. Como decía José Ortega y Gasset: ¡Vivo, luego existo!
El balance anual y la contextualización de los años de vida, convendría insertarlos en un balance generacional. El individuo no funciona aislado sino que forma parte de un conjunto, es decir, cada persona a lo largo de su vida desarrolla una relación dialéctica con los otros individuos con los que interactúa; en esa perspectiva, la relación con los miembros de generación y el balance que se puede hacer como colectivo, se constituye en un criterio importante para juzgar a los individuos en su dimensión social a lo largo del tiempo.
Digámoslo más claramente. No basta que una persona al finalizar el año 2014 haya conquistado sus objetivos individuales, sino que es necesario contextualizar la vida de esa persona y la de los miembros de su generación en relación con la sociedad como un todo. Se requiere contestar la siguiente pregunta: ¿En qué ha beneficiado el éxito individual y el de los miembros de mi generación a la sociedad como un todo y a las generaciones anteriores (abuelos) y posteriores (hijos)?
Esta pregunta no se puede responder con un discurso retórico, debe ser respondida con resultados concretos y verificables. Desgraciadamente, hay muchas personas que sólo le gusta hacer balances individuales anuales y no les agrada para nada hacer balances de vida; ello se vuelve más repugnante cuando lo que se plantea es un balance generacional, ahí el resquemor y la evasión se convierte en la norma y no en la excepción.
Pongamos ejemplos concretos para explicar a qué nos referimos con la necesidad de hacer un balance generacional. Para ello, conviene acudir a los hechos históricos que han marcado la situación actual de la sociedad costarricense; nótese que hablamos de hechos y no de valoraciones en relación con esos hechos, en otras palabras, se trata de describir lo que ha sido y no de plantear lo que debió ser o lo que debería ser.
Un hecho puro y duro es que la sociedad costarricense de final del año 2014 presenta una inequidad mayor que el año anterior. Se trata de un proceso que se ha venido desarrollando desde hace varios años y en el que es posible plantearse la pregunta sobre la responsabilidad generacional de las diferentes personas que han estado en la toma de decisiones en Costa Rica.
Está claro que hay personas que, consideradas individualmente, podrán hacer un balance positivo de su existencia porque aumentaron su patrimonio personal. Empero, consideradas bajo un criterio colectivo, el aporte que hacen para el desarrollo de la sociedad costarricense es exiguo o nulo; dicho de manera sencilla, en lugar de hacer crecer el pastel para que los otros miembros de la sociedad puedan tener su ración, lo que hacen es concentrar la mayor cantidad de un pastel que no crece y que se mantiene del mismo tamaño a pesar del aumento del número de personas que requieren pastel.
Si pusiéramos como punto de referencia el inicio de la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad, me parece que podríamos hablar de tres generaciones. La primera la podríamos llamar la Generación de los Cuarenta y en ella podríamos a los que forjaron la Costa Rica del Estado del Bienestar, Benefactor, Paternalista, de sustitución de importaciones o el nombre que ustedes quieran ponerle; una segunda generación es aquella que podríamos llamar la Generación de los Sesentas y Setentas, es decir, los Se-Se, que declararon el fracaso de la generación anterior y su modelo de Estado e impulsaron un modelo abierto al comercio internacional, neoliberal, Hayeksiano, Friedmaniano, o como quieran llamarlo; la tercera generación es la que va sustituir a la segunda en la toma de decisiones y en cuyos hombros reposará el destino de la sociedad costarricense, se trata de aquellos que en este momento tienen una edad que oscila entre los treinta y cincuenta años, personas que serán responsables de decidir si la inequidad aumenta o disminuye.
Desde una perspectiva de los resultados, la generación de los cuarenta cumplió con las generaciones posteriores. La Costa Rica que se desarrolló después de 1950, fue una con más equidad, mejor calidad de vida, con índices de desarrollo humano que se podían comparar con los países escandinavos; el balance de esa generación en lo individual y en lo colectivo se presenta como favorable, dicho en palabras sencillas, pueden estar satisfechos con lo que lograron como individuos y como generación.
Igualmente, con base en los resultados, la generación Se-Se muestra un balance negativo respecto a la equidad de la sociedad costarricense. Aunque no es posible trazar una frontera clara entre una generación y otra, pareciera que la segunda generación asumió la toma de decisiones a partir de mediados de la década de los ochentas del siglo pasado; los datos muestran que se ha venido dando una mayor inequidad en la sociedad costarricense y por ende una disminución en la calidad de vida de la mayoría de la población.
Esa segunda generación es la que nos está gobernando hasta la fecha, incluyendo a la administración actual que asumió el poder por medio del Partido Acción Ciudadana. La responsabilidad generacional no mira ideología o partido político, se trata de un criterio que atraviesa transversalmente todas las áreas de actividad de la sociedad y hace su balance con base en los resultados concretos.
Los datos y los resultados cosechados por esta segunda generación son evidentes y manifiestos. No obstante, no se puede esperar que los miembros de esta generación hagan un análisis crítico de su accionar durante todos estos años; tampoco la generación anterior los ha sometido a una evaluación rigurosa, son contadas con los dedos de la mano las voces críticas que lo han hecho, y las personas que lo han hecho, se nos ha ido muriendo.
En consecuencia, toca a la tercera generación hacer un balance crítico de la generación de los Se-Se. Desgraciadamente, se trata de un balance que requiere coraje y valentía, se trata de una acción que supone conocimiento y estudio, se trata de un proyecto que requiere soñar con una sociedad costarricense equitativa y luchar porque ese sueño se haga realidad.

lunes, 22 de diciembre de 2014

¡Y veréis cosas peores!

A continuación reproducimos en esta columna el texto de un documento encontrado en lo más profundo de las Cavernas de Barra Honda. Según los entendidos la escritura fue hecha con la mano derecha debido a los rasgos que presenta, a continuación el texto encontrado:
“Año dos mil quince del señor. La Costa Rica conocida encontrará su fin. Las trompetas del apocalipsis sonarán y los sellos serán abiertos, cabalgarán desenfrenados los jinetes de las malas noticias. La bestia llegará roja de sangre y todos, absolutamente todos, perecerán en aquella aciaga hora.
Los costarricenses morirán de hambre. Morirán convencidos que no son capaces de sembrar el arroz y los frijoles en su propia tierra. Los que cultivaban esos granos en otros países, no les venderán por temor a no ser resarcidos.
Los costarricenses verán extenderse en todo su territorio toda clase de enfermedades. La seguridad social se convertirá en un arma mortal porque todo, absolutamente todo el personal sanitario, se declarará en una huelga eterna. La epidemia descontrolada matará a los que se refugiaron en la sanidad privada, nadie se salvará, no quedará ningún habitante sobre el territorio de aquella nación.
Los costarricenses se matarán unos con otros. Las fuerzas de seguridad pública dejarán de trabajar y cada quién hará lo posible por protegerse a sí mismo; las fuerzas de seguridad privada serán masacradas protegiendo a sus pagadores, la tortura precederá su muerte y la de sus protegidos.
Las costarricenses verán la muerte por deshidratación. Las empresas privadas que sustituyeron al Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados, dejarán las fuentes de agua agotadas o contaminadas. La guerra fratricida por el preciado líquido provocará el aniquilamiento total, el mundo jamás conocerá cosa igual.
Los costarricenses verán el alejamiento de sus “amigos” extranjeros. Aquellos que antes venían para brindarle su desinteresado salario y su “inversión altruista”, huirán ante el desorden y la anarquía generada por los que querían salarios más equitativos para los trabajadores ticos. El grito de ayuda no será escuchado y los pueblos del mundo contemplarán la extinción de aquella nación.
Los costarricenses que vivían en fortalezas amuralladas morirían. La muchedumbre desesperada por un poco de pan y un trago de agua, invadirán sus enclaves y se tomarán la justicia en sus manos. Las escenas de muerte recordarán el horror de la barbarie y la mortandad de las grandes plagas. ¡La extinción será horrible!
El hedor de los costarricenses muertos se percibirá por todo el mundo conocido. Un fantasma colectivo recorrerá todas las latitudes del orbe, el alma del país más feliz del mundo se irá disipando en el espacio-tiempo. El Harmagedón desarrollado en la pequeña Costa Rica, se convertirá en la peor tragedia de la humanidad; los pueblos del mundo, jamás olvidarán los horrores que acabaron con aquel pueblo que creyó en el discurso de sus dirigentes.
Costa Rica perecerá irremediablemente. La devastación será total.”
Este mensaje me llegó a mi correo electrónico y venía firmado con las siguientes siglas: U.C.A.E.E.P. En un principio pensé que era la organización que agrupa a los empresarios costarricenses, sin embargo, luego me dijeron que las siglas no tenían nada que ver con ellos y aunque llevaban las mismas letras de su organización, el significado de las letras era el siguiente: Unión de Catastrofistas Asociados Especialistas en Estupidizar al País.
He querido compartir el texto con los lectores de Poliédrica, para que no se sorprendan y se asusten. No se extrañen que a inicios del próximo año, los profetas ticos, nos repitan lo que dicen los textos encontrados en las Cavernas de Barra Honda y que además, como corolario nos sigan diciendo: ¡Y veréis cosas peores!

lunes, 15 de diciembre de 2014

¿Por qué brincan?: El suelo sigue estando disparejo

Ha sido increíble el berrinche (coraje, enojo grande) de los sectores que desde 1986, han estado acostumbrados a que sus intereses sean los que prevalezcan en la política nacional. Lamentablemente, la mayoría de los medios de comunicación colectiva pertenecen a esos grupos y, como siempre, han hecho todo lo que está en sus manos para desinformar a la población costarricense.
Se han centrado en cuestionar uno de los aspectos de la denominada “Reforma Laboral”, a saber: el tema de la huelga. Como suelen hacer, han montado un discurso en el que presentan una imagen “dantesca” de miles de asegurados moribundos en los hospitales o que todos los ciudadanos seremos víctimas del hampa, debido a que todos los policías de la fuerza pública se van a ir a una huelga indefinida o algo por el estilo.
Como estos señores de la Unión de Cámaras y Asociaciones de la  Empresa Privada (UCCAEP), probablemente, nunca han recibido atención en los hospitales de la Caja Costarricense del Seguro Social, no saben que el problema de atención a los asegurados ya existe. En otras palabras, ya se han dado huelgas y los que no podemos pagar la atención en el CIMA, en la Católica o en la Bíblica, nos hemos quedado sin ser atendidos, sin la cirugía por la que hemos esperado por muchos meses o años, todo ello porque no han habido servicios mínimos de atención.
En los países europeos, los trabajadores pueden ejercer su derecho constitucional a la huelga, siempre y cuando garanticen un mínimo de servicio a la población. Con ello, casualmente, se busca que los ciudadanos no se vean perjudicados por el conflicto que surge entre patronos y trabajadores; es decir, las personas que son ajenas al problema no deben verse perjudicadas y para ello se obliga a las partes en conflicto a garantizar ese mínimo que en la actualidad no existe en nuestro país.
Ese mínimo en los servicios tiene que ser definido y homologado por un juez de la República. En el caso de la salud, se tendrá que establecer la presencia de un número concreto de médicos, enfermeras y demás funcionarios que brindan su trabajo en los diferentes servicios de salud. Tal y como ha estado la situación hasta la actualidad, los trabajadores de la salud se iban a huelga y eso significaba que todos los servicios se paralizaban en su totalidad, ello generaba un perjuicio para el asegurado y éste no tenía opción de ser atendido ante la situación de conflicto entre patrono y trabajador.
A las personas que ahora se desgarran las vestiduras y se oponen a esta nueva legislación laboral, no les ha interesado, ni les interesa, esta realidad del ciudadano que tiene que acudir al servicio público de salud. Al contrario, según sus ideas, entre más se deteriore dicho servicio, más gente irá a los servicios privados y ellos obtendrán más dividendos de sus negocios en el área de la salud.
Tampoco a estos sectores les interesa la seguridad de la población costarricense. No les interesa porque ellos no son objeto de robos en sus casas que, al mejor estilo del medioevo, están rodeadas de murallas como los castillos de los señores feudales; en otras palabras, ellos se mueven en espacios en los que el problema de seguridad no es relevante. ¡Hasta el momento!
Difícilmente hasta ahora, estos señores de la UCAEEP o muchos otros que les hacen la segunda, van a morir por una bala perdida. Los problemas de seguridad pública, de ajusticiamientos, de robos y bajonazos, se dan donde vive el pueblo puro y llano; a estos señores sólo le interesa la seguridad de poder cobrar las grandes sumas establecidas en contratos leoninos con la administración pública, en otras palabras, lo que ellos llaman “seguridad jurídica” es en realidad un argumento que sólo pretende defender sus intereses particulares.
¿Cuál es, entonces, la verdadera razón por la que estos señores están tan molestos? Para contestar a esta pregunta, es necesario hacer el ejercicio de intentar ponerse en los zapatos de estos individuos y, sobre todo, tener en consideración los intereses que ellos defienden y por los que están dispuestos a hacer lo que sea para protegerlos. ¡Lo que sea!
La mayor parte de la ley que fue objeto del levantamiento del veto, tiene que ver con propiciar una mayor celeridad en los procesos judiciales en materia laboral. Hasta este momento y hasta que entre en vigencia la ley, lo que se ha dado es que el trabajador no ha encontrado en el proceso laboral una reparación oportuna ante la violación del patrono de las leyes del trabajo.
Ir a los juzgados o tribunales laborales se convirtió en una situación que, de entrada, estaba a favor de la parte más fuerte de la relación laboral (patrono). Al durar los procesos judiciales años, la parte más débil de la relación (trabajador), no ha visto resarcidos sus derechos oportunamente y si un trabajador no encuentra empleo pronto, termina abandonando el proceso laboral y entonces, la arbitrariedad del patrono terminaba quedando  impune en una buena cantidad de casos.
Digámoslo más claro, en muchos casos, lo que se venía dando es que el patrono cesaba al trabajador sin justa causa y no le pagaba sus derechos laborales. El patrono prefería ir al proceso judicial a sabiendas que, por su duración, había posibilidades que el trabajador desistiera del proceso; mientras tanto, al igual que lo han hecho con las cuotas obreras que no pagan a la CCSS, jinetean el dinero en el mercado financiero, por si eran condenados a pagar los derechos correspondientes si el trabajador llegaba al final con el proceso.
A la par del ejemplo anterior, es posible plantear otros en que la duración del proceso laboral ha estado operando a favor de los patronos. Incumplimiento en el pago de aguinaldo, impago de horas extras, vacaciones no disfrutadas y tampoco canceladas, despido de trabajadoras embarazadas, en fin… no mencionamos aquí los perjuicios en materia de seguro social y de pensiones.
La otra razón por la que los miembros de la UCAEEP y sus cercanos están protestando, reiteramos, no es porque estén preocupados por los asegurados o por la seguridad de la población costarricense, sino que ahora los trabajadores tendrán más posibilidades de organizarse para defenderse de las arbitrariedades que se dan, especialmente, en la empresa privada.
Aparte de lo que hemos dicho en relación con el proceso laboral, esta nueva legislación pretende hacer efectivo el derecho de los trabajadores de organizarse para discutir con el patrono sus necesidades. Históricamente, la forma de organización laboral ha sido la figura del Sindicato y en la mayoría de países del mundo, funciona como un órgano para la negociación de múltiples situaciones con el patrono; sin embargo, en Costa Rica, se ha estigmatizado a esta organización y se ha logrado que muchas personas tengan una actitud de rechazo al mismo.
No niego que hay algunos sindicalistas que le hacen un flaco favor a sus organizaciones, ya que su preparación y discurso no genera confianza en el resto de la población. No obstante, en los últimos tiempos, hemos visto sindicalistas que se han preocupado por estudiar los problemas nacionales y en especial los de la clase trabajadora; en efecto, han salido a la palestra pública con planteamientos serios y bien fundamentados, lo que ha generado una buena impresión en el resto de los actores políticos y en la población costarricense.
El temor de los que alzan la voz y se desgarran las vestiduras es que el trabajador costarricense se pueda organizar, especialmente, en las empresas privadas. Desgraciadamente eso está lejos de suceder, estamos hablando de superar un proceso ideológico de años, en que los patronos han hecho lo que les viene en gana y con el consentimiento de los gobiernos de turno; el ejemplo más patético es lo que sucedió en los últimos años en la Comisión Nacional de Salarios, allí se hacía lo que el sector empresarial decía y se fijaba lo que a ellos les convenía.
En los últimos tiempos han venido, un día sí y otro también, abogando por desaparecer las diferencias que el trabajador costarricense tiene en relación con otros países. El argumento es que la mano de obra costarricense es cara y que eso hace poco competitivas a las empresas nacionales y extranjeras, ergo, lo que están diciendo en realidad es que se deben eliminar los derechos laborales que la legislación costarricense otorga a sus trabajadores. ¡Al buen entendedor, pocas palabras!
La denominada “reforma laboral” no viene a cambiar radicalmente la situación de los trabajadores costarricenses, sin embargo, es un pequeño paso positivo para protegerlo y beneficiarlo. La UCAEEP y los otros grupos que todos conocemos, harán todo lo posible por revertir esta pequeña conquista normativa del sector laboral; ellos son así, no están dispuestos a ceder en nada, aplican la ley del embudo y eso deben tenerlo claro todos aquellos que abogan por una mayor equidad en la sociedad costarricense.
Lamentablemente, la mayoría de los costarricenses no conocen el trasfondo de lo que se está discutiendo. Mientras este artículo intenta aclarar algunos aspectos y evidenciar las otras caras del asunto, los medios de comunicación brindan la versión interesada de los que no desean ningún cambio; mientras que alguna gente, eventualmente, pueda que lea estas líneas en escasos cuatro o cinco minutos, los medios de comunicación pasan todos los días el mensaje de estos grupos y con la ventaja de penetrar en la casa de cada uno de los costarricenses, todos los días y a toda hora. ¡Las inequidades siguen siendo abismales!
En la antigua Roma se dice que para tener al pueblo contento daban: Pan y Circo. Al parecer los romanos eran más benévolos, porque en la actualidad sólo nos dan la parte que está relacionada con el espectáculo; es decir, mientras aquellos planean como echar atrás la reforma laboral, la mayoría del pueblo (trabajadores incluidos) están a la expectativa porque viene: la final del campeonato de fútbol, los toros, la vuelta ciclística, el Chinamo y no sé cuántas más de estas “importantes” actividades.
Como decían en el desaparecido programa “La Patada”: ¡No somos nada!

lunes, 1 de diciembre de 2014

UCR con déficit para el 2015: ¿Qué está pasando?

El Semanario Universidad abre su edición de la semana pasada con el siguiente titular: La UCR tendría déficit en 2015. Cuando uno comienza a leer el reportaje, el cual está basado en los datos que se dieron en un Consejo de Rectoría ampliado, uno no puede más que preguntarse: ¿Qué está pasando?
Evidentemente en un tema tan específico los que manejan la información llevan ventaja frente a los que sólo tenemos una información basada en lo que dice un medio de comunicación. No es lo mismo tener acceso y entender los diferentes rubros del presupuesto universitario, que escuchar una explicación basada en “escenarios”, proyecciones y estudios actuariales elaborados por personas que también tienen su propia ideología en relación a cómo debe administrarse la UCR.
No obstante, sí hay cuestiones de sentido común que llaman la atención y que sería conveniente que fueran explicadas, detalladamente,  por aquellas personas involucradas en la administración universitaria actual y también de los últimos períodos. Para decirlo en términos muy sencillos pero claros: Si las cuentas no cuadran hay que explicar por qué y también indicar quién o quiénes han sido los responsables de esta situación.
Debido a que el asunto ya se ha puesto en conocimiento de la comunidad universitaria y ello ha trascendido a nivel nacional, por medio del Semanario Universidad, lo que corresponde es que se genere un amplio debate al respecto. Lo ideal hubiese sido que el problema, en caso de ser cierto lo que se dice, se hubiese resuelto a lo interno de la UCR; sin embargo, dado que esta administración ha considerado necesario dar a conocer esta situación, ahora lo que corresponde es un amplio debate en el que intervengan los diferentes actores (internos y externos) que han estado involucrados con el asunto.
¿Por qué es necesario un debate amplio y bien informado?
En días anteriores cuando escribí el artículo “Erupción: Cerremos a la UCR y a la UNA”, defendí la necesidad de pagar bien a las personas que trabajan en las universidades y que se han quemado las pestañas durante muchos años para capacitarse y así poder desarrollar las tres actividades sustantivas de las universidades públicas: Docencia, Investigación y Acción Social.
No obstante, como siempre, hubo personas de un signo ideológico claramente identificable, que manifestaron el argumento retórico y repetitivo de los privilegios salariales a lo interno de las universidades. Y aunque no pretendía convencer a estas personas que el régimen salarial de las universidades está sustentado en los méritos académicos que se van logrando a lo largo del trabajo docente acumulado por años, resulta evidente que este tipo de informaciones emanadas por la propia administración universitaria, le otorga armas a ese tipo de grupos para seguir atacando a las universidades y genera dudas a los que defendemos el quehacer universitario y sus beneficios para una mayor equidad de la sociedad.
Debido a ello, es necesario un debate amplio que deberá comenzar por un contradictorio entre la actual administración universitaria de la UCR y varios de los miembros de la administración anterior. Aunque muchos de los miembros de la actual administración estuvieron en los dos períodos de la administración de Yamileth González, empezando por el propio Henning Jensen, se supone que ha habido cambios en algunos puestos de decisión y de ahí la necesidad que cada quien delimite el ámbito de sus responsabilidades en este problema.
Así las cosas y como un simple mortal que intenta utilizar el sentido común, a uno le resulta extraño que ahora se venga a decir que la estructura salarial de la UCR genera déficit y que, según indica el Semanario Universidad, algunas medidas que se adoptaron no habían sido apoyadas con base en suficientes estudios técnicos. Es extraño si pensamos que los técnicos y los mandos medios que asesoraron esas decisiones, en su gran mayoría, son los mismos con los que trabaja la actual administración; más extraño aún es que se diga o se dé a entender, por ejemplo, que no había una proyección del impacto que tendría en las finanzas universitarias el Fideicomiso UCR-BCR o el nuevo Reglamento de Becas.
En ese y en otros sentidos, uno esperaría que miembros de la anterior administración y los que están en la actual, le expliquen a la comunidad universitaria y ahora también a la nacional: ¿Qué fue lo que pasó? ¿Si es cierto o no que se adoptaron decisiones sin los suficientes estudios técnicos? ¿Cuántos estudios técnicos se requieren para que sean suficientes para decisiones de ese tipo? ¿Si hubo o no proyecciones del impacto que iba a tener el fideicomiso o el nuevo reglamento en las finanzas universitarias? ¿Qué responsabilidad le corresponde a los funcionarios que ya no están o a los que todavía están y han formado parte de las últimas administraciones de la UCR?
La situación que informa el Semanario Universidad sobre un déficit de las finanzas universitarias para el 2015 es un asunto muy delicado. Los que han estado al frente de la toma de decisiones de la UCR tienen que dar explicaciones claras a todos los ciudadanos, universitarios y no universitarios; no puede ser que a la vuelta de poco más de dos años y medio, las finanzas de la principal universidad de este país se hayan vuelto deficitarias. Insisto: ¿Que fue lo que pasó?
Esperaríamos que mucha gente salga a brindar explicaciones y aclaraciones, que mucha gente refute y argumente sobre la administración que se hizo o está haciendo del presupuesto de la UCR. Estamos hablando de personas que en los últimos años han estado en el Consejo Universitario y que les corresponde aprobar el presupuesto, reglamentos, políticas generales y se supone, tenían que saber de estas situaciones; hablamos también de las personas que han estado en la Rectoría, a saber: Rectores y Vicerrectores, especialmente, aquellos relacionados con la parte administrativa y financiera.
También se esperaría que en el debate participen diferentes funcionarios universitarios que han tenido relación con el tema financiero. Hablamos de personeros de la Contraloría Universitaria, de la Oficina de Planificación Universitaria, de la Oficina de Administración Financiera, en fin, de todo aquel que deba decir algo en un sentido u otro. Lo que no puede ser es que los involucrados en este problema, los que están y los que ya no están, guarden silencio ante la comunidad nacional y universitaria.
Y que quede claro, el problema no está en que la mayoría del presupuesto universitario se destine a planilla. A diferencia de otras instituciones, la actividad universitaria la tienen que hacer personas de carne y hueso; en otras palabras, la docencia la imparte el profesor, la investigación la hace el investigador y las acciones en la comunidad las tienen que ejecutar profesores y estudiantes.
Tampoco se trata de decir que se van a realizar medidas para contraer el gasto sin que las partes involucradas expliquen, amplia y claramente: ¿Quiénes son los responsables de esta situación? ¿Por qué las diferentes instancias involucradas con el presupuesto universitario no hicieron caso o no ejecutaron lo que ahora se plantea como un problema de déficit?
En mi caso, sigo convencido de la necesidad de dotar a las universidades de un presupuesto creciente para que desarrollen su labor en favor de la equidad social. No me cabe duda que, especialmente la UCR, brinda un aporte invaluable a la sociedad costarricense en diferentes campos del saber y en diferentes actividades del quehacer nacional; sin embargo, las explicaciones que se han dado no son suficientes y dejan muchas dudas a la comunidad universitaria y ahora a la comunidad nacional.
No sé quién o quiénes destaparon la “Caja de Pandora”, tampoco es posible prever las consecuencias que ello traerá a la credibilidad e imagen de la UCR. En la mitología griega, Pandora abrió la caja e intentó cerrarla inmediatamente; sin embargo, fue demasiado tarde porque los males ya habían sido liberados, lo único que permaneció en el fondo fue “Elpis”, es decir, el espíritu de la esperanza.
Esperemos entonces que hablen los que tengan que hablar y expliquen los que tengan que explicar. La Universidad de Costa Rica, la comunidad universitaria y el pueblo de Costa Rica exigimos que así se haga; al fin y al cabo, no se trata de bienes de difunto y está demás decir que es una obligación ética y legal que deben afrontar por el bien de esta querida y benemérita institución.

Artículo publicado en el diario El País.cr, lunes 01 de diciembre de 2014