lunes, 29 de septiembre de 2014

El personalismo político

En Costa Rica a lo largo de su historia ha imperado y se ha fomentado el personalismo político. Desde la segunda mitad del siglo XIX ya se hablaba del “Castrismo” para referirse a los seguidores de José María Castro Madriz o del “Esquivelismo” en relación con los afines a Ascensión Esquivel Ibarra. No obstante, esa forma de entender la política se intensificó en la primera mitad del siglo XX, por aquellos años apareció la llamada generación del olimpo encabezada por Ricardo Jiménez y Cleto González.
Después de la década de 1940 el fenómeno siguió y ha llegado hasta nuestros días. A partir de aquella época, se comenzó hablar del “Calderonismo” y el “Figuerismo” como los personalismos que más hondamente marcaron a la política nacional; sin embargo, en los últimos tiempos la tendencia personalista se ha mantenido y se sigue hablando del “Mongismo”, el  “Arismo” y otros “ismos”.
El personalismo político es una forma reduccionista de entender la política. Los militantes de un partido político están allí no por sus principios ideológicos sino por su afinidad con una persona o porque buscan materializar sus intereses individuales en el plano político, económico o social. Los votantes por su parte, en la mayoría de los casos, están dispuestos a sufragar no por el partido político y sus planteamientos programáticos, sino por el candidato que mejor imagen tenga o por el que mejor retórica tiene.
El personalismo político tiene el problema de invisibilizar y quitar la atención de las propuestas de política pública y centrarse en características impostadas de la persona que aspira a gobernar. Por ejemplo, en varias campañas políticas se ha presentado a ciertos candidatos como socialdemócratas y como personas con sensibilidad social; sin embargo, los hechos muestran que nada de eso era cierto y que las políticas públicas que se ejecutaron en sus gobiernos, han traído una mayor inequidad social.
También el personalismo político se desentiende de las otras personas que gobiernan desde otras instancias importantes para la labor de gobierno. Los ministros, viceministros y oficiales mayores son los encargados de la ejecución de las políticas del gobierno, son ellos quienes van a determinar si una política beneficiará a un grupo pequeño o si por el contrario, será de provecho para un grupo amplio de la población.
Para renovar la política costarricense es necesario cambiar ese personalismo político. Se requiere dejar de hablar del “Arismo”, del “Chinchillismo”, del “Ottonismo” y comenzar a exigir que los partidos políticos y sus militantes, representen y ejecuten políticas basadas en principios ideológicos con los que comulgan las personas que sufragarán por ellos.
¿Habrá alguien que todavía crea que el Partido Liberación Nacional es un partido socialdemocrata? ¿Habrá personas que piensen que el Partido Unidad Social Cristiana en algún momento se comportó como un partido con esa perspectiva ideológica? ¿Habrá personas que consideren al Partido Acción Ciudadana un partido de centro-izquierda, con dirigentes como Ottón Solís Fallas?
Requerimos desterrar el personalismo político y dar lugar a organizaciones partidarias en que la vinculación de los militantes sea en función de sus principios ideológicos. Los votantes tienen que sufragar no por una persona sino por una forma de entender y de hacer política, es decir, el ciudadano tiene que estar claro que si vota por un determinado partido, cualquier persona que sea el candidato o represente a esa agrupación política, desarrollará la acción política apegado a determinados parámetros ideológicos y no como sucede ahora, que se vota por una persona que le resulta simpática.
La antítesis del personalismo político supone que los militantes de un partido político exijan a sus dirigentes que sean coherentes con los principios ideológicos que los rigen. Los  candidatos en uno u otro puesto no pueden estar por encima de los principios y hacer lo que les da la gana; sin embargo, lo que planteamos no tiene nada que ver con fundamentalismos éticos o religiosos como los que pregonan algunos dirigentes políticos.
Ahora bien, una cosa es ser coherente con unos principios ideológicos y otra muy diferente, es pretender que las personas involucradas con la política sean como divinidades terrenales. Nadie está justificando los actos irregulares en la función pública, pero en los últimos tiempos hay personas que pretenden manejar la política como la inquisición española de los siglos XVI, XVII y XVIII.
Si queremos que esto cambie debemos generar el cambio. La participación en el debate público y en la política era una obligación moral y cívica entre los griegos, las personas honestas y preparadas que no se meten en política le están dejando el espacio a los deshonestos y mediocres que sólo piensan en su beneficio personal y no en el bienestar del mayor número.
La transformación de la política costarricense no es fácil, requiere de mucha convicción y sobre todo de mucho estudio. Sabemos que no es fácil eliminar el personalismo político, pero se puede lograr si se tiene claridad de miras.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Curiosidades de la ruta 32 y 27

La semana pasada, después de los derrumbes que hubo en la “carretera” que va de San José a Guápiles y de San José a Orotina, me llamó la atención las similitudes que se han presentado en ambas rutas. No quisiera ser mal pensado, pero hay una serie de situaciones que lo hacen a uno dudar y considerar que no todo es por casualidad.
La primera curiosidad es que, ambas, se abrieron en gobiernos presididos por Oscar Arias Sánchez. Dependiendo el enfoque que uno asuma, ello podría considerarse como un mérito y no como una descrédito; sin embargo, pareciera que en ambos casos, la construcción de la carretera no se ha hecho bien y de ahí que haya habido tantos muertos, problemas de derrumbes y cierres constantes en esas vías. ¿Será que uno desconfía mucho de este tipo de políticos?
La segunda curiosidad es que la ruta 32 y 27 conectan con los dos puertos más importantes del país. En ambos casos, una de las principales justificaciones que se dieron, fue el ser rutas prioritarias para el desarrollo económico del país; no obstante, pareciera, que no se pensó en vías seguras en las cuales el flujo de mercancías no se interrumpiera cada vez que llueve. ¿Será que lo importante es hacer negocio sin importar si la obra queda bien?
Una tercera curiosidad es que en ambos casos los taludes están mal hechos. En ambas rutas nos encontramos con taludes cuya inclinación en relación con la carretera es, prácticamente, de noventa grados; es decir, se trata de carreteras en que los derrumbes son propicios porque el corte de las montañas es casi perpendicular. ¿Será que los taludes se hacen de esa forma para ahorrar dinero a costa de la seguridad de las personas?
Una cuarta curiosidad es que ambas carreteras tuvieron un costo superior al que se había establecido originalmente. En el caso de la ruta 32, inicialmente fue adjudicada a una compañía ecuatoriana de nombre “Monolítica” con un préstamo de 39 millones de dólares del Banco Mundial, al final, la dichosa empresa quebró y cuando se terminó la carretera el costo total de la obra llegó a 2.541 millones de colones; por su parte, la ruta 27 fue adjudicada a la empresa española “Autopistas del Valle” que no obtuvo el financiamiento para poder construir la carretera, al final, se hizo la contratación de una empresa hermana de aquella llamada “Autopistas del Sol” y la carretera, perdón la calle, que va a Orotina terminó costando tres veces más de lo presupuestado, a saber: 370 millones de dólares. ¿Será que uno siempre observa cosas raras donde no las hay?
Una quinta curiosidad está relacionada con que ambas rutas fueron diseñadas desde los años setenta. En ambos casos, se trataba de proyectos cuyos estudios ya se habían hecho y su finalización no representó grandes cambios en relación con el diseño inicial; dicho en palabras sencillas, buena parte del trabajo de diseño ya había sido hecho por administraciones anteriores. ¿Será que los tontos son aquellos que no se aprovechan de lo hecho por otros en el pasado?
Una sexta curiosidad es observar que ambas rutas son las de más muertes en Costa Rica. No solo se corre el riesgo que los taludes se vengan abajo y uno quede sepultado bajo la tierra, con lo cual la única ventaja es que la familia se ahorra el entierro; sino que además, cada vez que se viaja por esas vías, se está expuesto a un accidente en estas vías de terror. ¿Será que uno es muy ingenuo y cree que se hace la obra pensando en la seguridad de la gente?
Se podrían señalar otras curiosidades, pero corremos el riesgo que los defensores de las concesiones y contratos a favor de empresas extranjeras, me tilden de supersticioso. Donde ellos ven progreso, yo veo desgracia; donde ellos ven crecimiento económico para algunos  yo veo pobreza para la mayoría; donde ellos ven autopistas, yo veo una calle de dos vías; en fin, donde ellos ven inversión, yo veo chorizo.
Esta columna se llama Poliédrica porque, como se dijo en la primera entrega, la realidad tiene muchas caras e intentamos observar aquellas menos visibles. Desgraciadamente, casi siempre, los lugares más ocultos no huelen bien, son nauseabundos y no invitan a ser develados; sin embargo, es necesario ventearlos y poner los focos sobre esos lugares, ya que allí es donde podremos observar la cara más negativa del poder y los intereses de algunas personas de la sociedad costarricense.
Como hemos dicho en otras ocasiones, los que se benefician económicamente de las obras mal hechas no aparecen públicamente. Usualmente están a la sombra y entre bambalinas, pero son los que más ganancias obtienen; en otras palabras, siempre nos están distrayendo para que enfoquemos nuestra atención a otro lugar y mientras ello ocurre, los verdaderos peces gordos, engrosan su billetera a costa de todos nosotros.
Se me viene a la cabeza, como corolario de estas líneas, unas palabras pronunciadas por Simón Bolívar ante el Congreso de la Angostura en 1819. Decía el libertador:
“(...) Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia.(...)”
¡ Ahhh ! Espero no ser acusado de Chavista por citar a Bolívar, porque ello agregaría otra curiosidad a las ya señaladas en este artículo

lunes, 15 de septiembre de 2014

La realidad de los costarricenses en el extranjero

No se puede negar que el tema del fútbol es de interés de muchas personas. Se trata de un fenómeno social que involucra, además de mucho dinero, aspectos de psicología social, políticos, ideológicos, sociológicos y mediáticos; en otras palabras, es una de las actividades que, querámoslo o no, influye más en el estado de ánimo y en la conciencia colectiva de los pueblos.
En el caso de nuestro país, esos efectos colectivos se pudieron comprobar con el desempeño que tuvo la Selección Nacional de Fútbol en el campeonato mundial de Brasil 2014. La autoestima nacional llegó a niveles nunca antes vistos, la economía del entretenimiento tuvo buenas ganancias y el nombre de Costa Rica fue escuchado, por  primera vez, por muchas personas alrededor del mundo.
Ello se volvió a repetir, tal vez con un poco de menos euforia, cuando uno de los principales clubes del mundo hizo la presentación oficial del portero costarricense Keylor Navas. El despliegue mediático y el protocolo de presentación de jugadores del Real Madrid, está diseñado para que los espectadores del evento queden con la idea de estar presenciando un acto que está más allá de esta tierra.
El método de presentación de los “Galácticos” fue diseñado hace años y ha dado un gran resultado, especialmente, en el ámbito comercial. La mayoría de los costarricenses sintió un orgullo genuino porque uno de sus hijos más queridos, finalmente, se enroló con el club más rico del planeta; sin embargo, las cosas no son tan fantásticas como parecen y a Navas, como a todo costarricense en el extranjero, le está tocando lidiar con una dinámica grupal cargada de prejuicios, relaciones de poder y de múltiples intereses.
Cualquiera que haya salido de Costa Rica habrá experimentado, que una buena cantidad de personas no sabe dónde está ubicado nuestro país. De igual manera, quizás, le ha tocado aclarar que no se trata de una isla del Caribe, que el nombre no es Puerto Rico y  que es una República que está ubicada en el centro del continente americano.
Muchos costarricenses, en especial jugadores de fútbol, no han podido soportar este choque con la realidad. No es fácil estar en un país extraño y sentir que te vuelven a ver por encima del hombro, te desprecian por tu origen y además te consideran inferior por un prejuicio sociocultural; en otras palabras, se trata de un proceso de discriminación que muchos no logran resistir y que algunos terminan achacando a lo que se ha llamado: mal de patria.
El costarricense que va al extranjero debe entender que ha de enfrentarse a este tipo de situaciones. Evidentemente no en todos los casos se presentan las mismas condiciones, empero, es mejor ir preparado para lo peor y no creer que te van a recibir con los brazos abiertos.
Keylor Navas antes de llegar al Real Madrid, dichosamente, ya había enfrentado esa realidad. Como todos sabemos, primero llegó a Albacete y posteriormente fichó con el Levante, así que ha tenido un proceso en el que la adaptación y el “mal de patria” es una prueba superada; empero, le toca ahora enfrentarse a la dinámica de grupo del Real Madrid, situación que no es fácil y ha sido experimentada por otros costarricenses en otras instancias.
Cualquiera que haya estado en un equipo de fútbol, sea de barrio o profesional, sabe que existen dinámicas que van desde la integración plena a la exclusión total. En algunos casos, a los nuevos miembros, el grupo existente los integran plenamente y en otros, puede generarse una exclusión en función de los intereses de las personas con más antigüedad y liderazgo del grupo; dicho de un modo sencillo, si sos una amenaza para uno de los líderes del equipo, el nuevo miembro corre el riesgo de ser segregado y ubicado, como popularmente se dice, en el refrigerador.
No hay que ser muy inteligente para darse cuenta que el portero Keylor Navas está viviendo una situación de este tipo. Su llegada ha implicado una amenaza real a uno de los líderes españoles del Real Madrid, es decir y para que nos entendamos, Casillas junto con Sergio Ramos son los líderes de nacionalidad española de ese equipo, eso lo sabe Carlo Ancelotti y por eso, a pesar del bajo nivel del primero, ha decidido mantenerlo como portero titular.
A la par del liderazgo de los españoles, hay otro liderazgo alrededor de los jugadores extranjeros. En efecto, a la par de los jugadores indicados se yergue el grupo de los que hablan portugués y que es encabezado por Cristiano Ronaldo; a ellos se les une otros extranjeros europeos que requieren generar empatía para ser aceptados dentro de la dinámica grupal o lo que es lo mismo, para no ser objeto de exclusión.
El cuarto grupo es en el que está nuestro compatriota y que los medios de comunicación han llamado: el grupo de los latinoamericanos. No hay que ser muy brillante tampoco, para darse cuenta que dentro de las relaciones de poder al interno del equipo, este grupo es la parte más débil; dicho de otro modo, es más fácil dejar en el banquillo a Navas que a Casillas, ya que la posibilidad de un boicot por parte de los jugadores latinoamericanos es nula.
A esta realidad se está enfrentando Keylor Navas a lo interno del Real Madrid. No es casual que lo hayamos visto en los aviones o en la celebración de la SuperCopa cerca del colombiano James Rodríguez. Los dos comparten situaciones similares de base y en relación con la dinámica grupal que están experimentando frente a los grupos de poder ya constituidos, por ello, tampoco ha sido extraño que hayan integrado a su grupo al nuevo jugador mexicano, aunque ello no varía sustancialmente su situación.
En consecuencia, el que Keylor Navas esté en el banquillo a pesar del bajo nivel de Casillas no es algo fortuito. A lo interno del Real Madrid hay una dinámica grupal de poder que ha impuesto como titular al portero español y eso se lo han hecho saber al director técnico Carlo Ancelotti; en otras palabras, como suele suceder en otros ámbitos de la vida, uno de los grupos con más fuerza (poder) está imponiendo su voluntad aunque ello pueda perjudicar a la colectividad.
No obstante, si los resultados u objetivos no se concretan, ello abre la oportunidad para que los diferentes grupos involucrados impulsen un cambio. En otras palabras, al igual que en la sociedad, si la persona que los grupos de poder apoyan no da resultado, ello permite que se piense en una sustitución para así cambiar la situación imperante.    
Claro está, eso no garantiza la titularidad de Navas para siempre. No sería la primera vez que los miembros de un grupo se ponen de acuerdo para hacer fracasar o para destituir a una persona que no favorece a sus intereses o a los de un miembro de su grupo; ahora bien, en el caso del cancerbero ello es muy peligroso porque atenta directamente contra los resultados del equipo.
Hemos puesto el ejemplo de Navas porque es una persona y una situación conocida, pero a este tipo de situaciones se tienen enfrentar los costarricenses en el extranjero. No solo tenemos que lidiar con los prejuicios socioculturales, sino también con las dinámicas que se dan en los diferentes grupos a los que nos integramos; por eso, es necesario que estemos preparados para enfrentar estos y otros obstáculos que quieran atentar con nuestros objetivos en el extranjero.
El costarricense tiene la capacidad y las herramientas para salir adelante fuera de nuestras fronteras, pero debe entender que las cosas no son como a veces las pensamos. La mayoría de personas en los diferentes países del mundo, tienen ideas inducidas en relación con aquellos que no pertenecen a su nacionalidad y cultura; por ello, se debe estar preparado para enfrentar este tipo de situaciones y no creer en la imagen narcisista que la ideología dominante ha implantado en el imaginario colectivo costarricense.
Creo que la mayoría esperamos que Keylor Navas le vaya bien en el Real Madrid. Hacemos votos, también, para que el obstinado director técnico del Arsenal, le brinde una oportunidad real a Joel Campbell para jugar con ese club inglés; en fin, queremos que todos los jugadores costarricenses les vaya bien donde quiera que estén, sin embargo, esos deseos aplican también para cualquier costarricense que esté fuera de nuestras fronteras.
La realidad de los costarricenses en el extranjero no es fácil. No todos tienen las condiciones de vida de Navas o los otros jugadores de fútbol. Sin embargo, casi todos han de enfrentarse a situaciones que han de ser superadas con mucha actitud, trabajo y deseos de salir adelante; dicho en palabras sencillas, el costarricense tiene la capacidad para triunfar en el extranjero, pero para ello tiene que estar claro que nuestro país no es el ombligo del mundo.

lunes, 8 de septiembre de 2014

La falacia del izquierdista

Dentro de las ideas que la Derecha ha posicionado en el imaginario colectivo está, que las personas con ideas de Izquierda, para ser coherentes, no deben tener muchos bienes materiales. En otras palabras, una persona que profese ideas de Izquierda, no debe vivir en una casa nueva, no debe tener un automóvil del año, no debería tener vacaciones en hoteles todo incluido y ejemplos similares.
El gancho de este argumento tiene que ver con lo que comúnmente se denomina autoridad moral. Se afirma que una persona que viva en condiciones como las descritas y que se diga de Izquierda, no tiene autoridad moral; dicho de otro modo, se trata de una persona incoherente, porque su modo de vida no coincide con lo que han posicionado en la cabeza de las personas, a saber: el Izquierdista tiene que vivir en la indigencia para ser coherente.
No obstante, una cosa nada tiene que ver con la otra y ahí es donde está la trampa. Por ejemplo, cuando un borracho nos dice que ingerir alcohol es perjudicial para la salud, hay personas que dicen: ¿Con qué autoridad moral dice usted eso?. En realidad la pregunta que debemos hacernos es: ¿Es verdadero o no que el tomar licor es perjudicial para la salud?
La falta de autoridad moral funciona como una falacia de autoridad al revés. Que el licor es perjudicial para la salud es una verdad que no cambia, independientemente que la diga un borracho o un médico; sin embargo, el ser humano tenderá a creer el argumento que es esgrimido por una persona con autoridad ante la sociedad.
¿Por qué las personas que profesamos ideas de Izquierda debemos vivir mal? ¿Por qué debemos privarnos de tener una buena casa, un carro que no lo deje botado a uno, de disfrutar de unas merecidas vacaciones, en fin, tener una vida decente? ¿Acaso el abogar por una mayor equidad riñe con el hecho de vivir con comodidades y de manera digna?
El engaño que hay detrás de esto es muy sutil y el problema es que las mismas personas que requieren de una mayor equidad, reproducen constantemente la falacia del Izquierdista. Por ejemplo, hay personas que proceden de los estratos más pobres de la sociedad y que debido a las oportunidades del Estado del Bienestar, lograron estudiar y tener una movilidad social que ahora les permite acercarse al ingreso económico de los que más ganan,  sin embargo, en lugar de promoverse que más personas logren alcanzar ese tipo de ingreso, lo que se hace es atacar a esos que han logrado surgir y proponer que se les bajen los salarios.
El salario es el principal mecanismo de distribución de la riqueza. En lugar de que haya salarios deprimidos y que no le permite a las personas vivir dignamente, se debe promover una política de salarios crecientes, principalmente, en el sector privado y para los que menos ganan; empero, la ideología de la Derecha ha conseguido que los propios trabajadores apoyen la reducción de salarios, cuando la acción debería estar encaminada para homologar los salarios hacia arriba y no hacia abajo.
Lo más deprimente es observar a personas que lograron surgir con las oportunidades que les brindó el Estado del Bienestar y luego se han olvidado de su origen. En lugar de promover políticas para generar una mayor equidad y que cada vez hubiera más personas que pudieran tener las mismas oportunidades que ellos tuvieron, lo que han hecho es destruir la obra de nuestros abuelos y poco a poco, han dejado tras de sí, un país depredado para las generaciones que venimos atrás.
El problema no es que quisieran tener una casa nueva, un vehículo nuevo o dinero para viajar, el problema es que no quieren que haya otros que podamos alcanzar esos objetivos materiales. Claro está, nadie está pensando en la opulencia que insulta la racionalidad y que asquea a cualquier persona con un mínimo de conciencia social; no, estamos hablando de que todo ser humano debería tener una oportunidad real de conseguir esos objetivos materiales con su esfuerzo y dedicación.
No caigamos en la falacia del izquierdista y no le hagamos el juego a la Derecha. ¿Por qué ellos pueden tener bienes materiales y los de la Izquierda no pueden hacerlo? Las personas que están en condiciones de pobreza no necesitan de la caridad, sino que necesitan de oportunidades para poder salir adelante; no necesitan de políticas asistencialistas que no permiten la movilidad social, sino que requieren de políticas de promoción social para que con su propio esfuerzo, puedan forjarse un mejor porvenir.
Un Izquierdista puede vivir bien sin ser incoherente con sus ideas como pretende hacer ver la Derecha. Se puede vivir bien sin caer en en la irracionalidad consumista de algunas personas que necesitan sentirse diferentes en función de sus posesiones materiales, es decir, para vivir bien no es necesario incurrir en los excesos de estupidez que, en no pocas ocasiones, se observa entre personas que la fortuna les ha permitido tener un poco de dinero.
Uno de los principales problemas de la Izquierda es haberse creído esta falacia inventada por la Derecha. El problema no es que haya personas que vivan bien, al contrario, el problema es que haya personas que no puedan tener esa misma calidad de vida; en otras palabras, no se trata de bajar a los que tienen al mismo nivel de los que no tienen, sino de subir a los que no tienen al mismo nivel de los que tienen.
En la actualidad hay personas que, despectivamente, consideran que la inequidad en las sociedades es un asunto natural. En las sociedades hay ganadores y perdedores, el más fuerte vence o se aprovecha del más débil, el inteligente tiene que estar por encima del tonto, el solidario siempre va sucumbir frente al egoísta; en fin, se trata de un problema que no tiene una solución clara, es decir, ante esta realidad muchos quisiera la resignación de las personas.
Ese tipo de discursos están basados en engaños, en falacias que no tienen ningún fundamento real. Aspirar a un mundo y a un país más equitativo, no puede estar en función de vivir en la indigencia para que se considere la coherencia de lo que se dice y se hace; en ese sentido, debemos impulsar y no negar, las oportunidades a las personas que vienen atrás.
La equidad debe ser hacia arriba y no hacia abajo. En lugar de reducir el ingreso de las personas, se debe subir los ingresos de los que ganan menos, ahhh, y tengan por seguro que ningún empresario privado va a quebrar; sin embargo, siempre habrá personas que este tipo de cosas les importa un pepino. ¡Qué viva el individualismo, el egoísmo, el consumismo y el hedonismo!
Pero analizándolo bien, un buen consejo es desconfiar de todos los ismos. Además de los mencionados, deberíamos desconfiar de: el liberalismo, el comunismo, el nacionalismo, el localismo, el catolicismo, el protestantismo, el anarquismo, el intelectualismo, el populismo, el socialismo, el eticismo y otros muchos ismos.
Todos los ismos están plagados de falacias, entre esas, la falacia del izquierdista.

Artículo publicado en el diario digital El País.cr, lunes 08 de setiembre de 2014 (233)




lunes, 1 de septiembre de 2014

La derecha y sus postulados tributarios

La dicotomía Derecha-Izquierda en política, se origina históricamente a finales del siglo XVIII. Fue durante la Asamblea Constituyente francesa de 1790, que los aristócratas ocuparon el ala derecha de la sala de sesiones y en contraste, los Jacobinos, comandados por Maximilien Robespierrre, ocuparon el ala izquierda del recinto legislativo.
Un año después, en 1791, ya como Asamblea Legislativa, se volvieron a ubicar en el salón de reuniones de la misma manera. Al lado derecho los aristócratas, que estaban a favor de la monarquía y defendían propuestas de carácter conservador; y al lado izquierdo, los Jacobinos que estaban a favor de la revolución y abogaban, entre otras demandas, por el sufragio universal y el poder para el pueblo.
En los años siguientes, la dicotomía Derecha-Izquierda se fue asentando a lo largo de toda Europa. El término Derecha se utilizó para definir a los grupos o personas que tenían posiciones conservadoras y que no querían reformas de ninguna especie; por su parte, el término Izquierda, se le asignó a las agrupaciones o individuos que tenían a la igualdad como estandarte para impulsar los cambios que habían motivado la revolución francesa de 1789.
Así surgió la dicotomía Derecha-Izquierda que aún en nuestros días, sirve para ubicarnos dentro del espectro ideológico y político de las diferentes sociedades. El éxito de la dicotomía es su simpleza y el adaptarse al pensamiento usual de los seres humanos, es decir, las personas tendemos a pensar sin esfuerzo y para eso utilizamos dicotomías: bonito-feo, bueno-malo, inteligente-tonto, Dios-Diablo, Cielo-Infierno y así por el estilo.
Pues bien, teniendo en cuenta lo anterior, diremos que la Derecha costarricense son aquellos grupos y personas que no les interesa defender el valor de la igualdad. El que en los últimos años se haya incrementado la inequidad entre los costarricenses y que la brecha social se haya ampliado, tiene a la Derecha sin cuidado y no es un asunto que los desvele.
Para ellos las personas tienen la libertad para construir su destino. Si una persona es pobre, es porque no ha hecho un buen uso de su libertad y porque ha adoptado malas decisiones que lo han llevado a esa condición de pobreza; en todo caso, la situaciones de las otras personas no es problema de ellos, si son unos perdedores, es porque ellos se lo han buscado y no está bien pretender ayudar a estas personas que no se esfuerzan por salir adelante.
En ese sentido, los impuestos no deberían existir porque distorsionan la acción libre de las personas. El Estado no tiene por qué imponer a los miembros de la sociedad el pago de tasas o rubros con los que pretende realizar actividades que puede hacer el sector privado; tampoco se vale que, con esos impuestos, se le quiera ayudar a personas que no hay tenido la capacidad para salir adelante en la vida. La ley del más fuerte es la que debe imperar.
Por lo anterior, la Derecha nunca va estar de acuerdo en pagar impuestos y hará todo lo posible para evitar su creación. En nuestro país, por ejemplo, la posibilidad de aprobar nuevos impuestos cuenta con el rechazo frontal de la Derecha costarricense y, como siempre, existen soldados o peones útiles que, en la Asamblea Legislativa, van a echar mano de todas las herramientas que estén a su alcance para evitarlos.
Aparte de la postura anterior, en un segundo nivel, está otra línea de acción que es el no pagar impuestos. En efecto, no solo se van a oponer a la creación de impuestos, sino harán lo posible para no pagar aquellos que no pudieron evitar su aprobación; en otras palabras, la Derecha costarricense tiene como máxima, no pagar impuestos o pagar lo menos posible.
Es por ello que observamos que en materia de recaudación, los que más tienen, los de la Derecha, buscan cualquier subterfugio legal para no pagar. Por ejemplo, en materia de impuesto sobre la renta, hay empresarios que anualmente declaran pérdidas; sin embargo, los accionistas de esas empresas, evidencian incrementos patrimoniales que se expresan en vehículos de lujo que, probablemente, están a nombre de otras personas o sociedades anónimas.
Tal vez el ejemplo más patético de esta conducta de la Derecha ha sido el impuesto a las casas de lujo. Se supone que el dichoso tributo es, para financiar los programas para dotar de vivienda a las personas que no tienen casa, sin embargo, los dueños de esas casas lujosas, se la han ingeniado para no pagar el impuesto. Procesos judiciales de diverso tipo, así como la segregación de la propiedad para atomizar su valor, han sido algunas de las estratagemas empleadas para no pagar.
Lo anterior está directamente relacionado con otro de sus postulados tributarios: si no podemos impedir la aprobación de impuestos y si tampoco podemos dejar de pagarlos, procuremos que estos sean de carácter regresivo. Es por ello que la estructura tributaria costarricense se sustenta en impuestos indirectos, es decir, en aquellos que todos pagamos, independientemente de la dimensión de nuestro patrimonio personal.
El impuesto sobre las ventas es el ejemplo típico para ilustrar cuando nos referimos a los tributos regresivos o indirectos. Imagine que usted está en un restaurante y a su lado está el principal accionista de La Nación, degustando exactamente el mismo platillo que usted; al final, a la hora de pagar la cuenta, ambos van a pagar el mismo monto de impuesto de ventas aun cuando la diferencia de patrimonio entre ambos sea abismal.
La tributación en Costa Rica recae en los trabajadores costarricenses. El empleado público o privado no puede evadir el pago del impuesto al salario u otros que le cobran cuando quiere adquirir bienes y servicios; sin embargo, esa es una realidad que a la Derecha no le interesa cambiar y que, desgraciadamente, los sectores de la Izquierda no tienen el poder de transformar.
La reforma de la estructura tributaria es uno de los cambios sustanciales que impactaría a toda la sociedad costarricense, sin embargo, muy a mi pesar, no vemos posible que ello se pueda concretar en el futuro cercano. Aunque el Poder Ejecutivo quisiera y mandara un proyecto de ley a la Asamblea Legislativa, aunque se lograra una alianza de mayoría parlamentaria; no tengo la menor duda que algún diputado de la Derecha, haría todo lo que el reglamento legislativo le permite para que el proyecto no se apruebe.
Y si se aprobara, todavía quedaría la “herramienta” de la Sala Constitucional. En el utópico escenario de que se diera un cambio en la estructura tributaria para que los ricos paguen como ricos y los pobres como pobres, antes que esa ley pudiera ejecutarse, la Derecha pondría a trabajar a todos sus abogados para impugnar la ley por diversos motivos: vicios de procedimiento en el trámite legislativo, contradicción con artículos de la propia Constitución o con instrumentos jurídicos internacionales y, como no, paradoja de paradoja, violación a la igualdad por cobro diferenciado de los impuestos en función del patrimonio de cada persona.
Esta es la realidad pura y dura. Es la realidad política descarnada, pero no por ello, debemos segar en la lucha por lograr un país más equitativo y digno. Las personas debemos tener clara la realidad y entenderla, la posibilidad de un cambio de este calado es una lucha permanente; no es suficiente ganar la Presidencia de la República, hay que ganar una mayoría contundente en el Parlamento y lograr que a ciertos puestos lleguen personas que estén dispuestos a defender la construcción de una sociedad más equitativa.
Ahhh y no seamos ilusos. No esperemos que la Derecha cambie sus postulados en materia tributaria. Ellos están claros en sus postulados: 1) No a la creación de nuevos impuestos. 2) No al pago de impuestos. 3) No a una estructura tributaria sustentada en impuestos directos.
Lo demás, señores y señoras, es pura retórica.