lunes, 26 de septiembre de 2016

Xenofobia: Un mal de nuestra sociedad que frecuentemente negamos

La palabra xenofobia está compuesta por los términos “xeno” y “fobia”. La primera es un prefijo de origen griego que significa extranjero o extraño, el segundo se define como aversión exagerada a alguien o a algo. En consecuencia, la xenofobia es la aversión exagerada a lo extraño, es decir, a las costumbres, religión, creencias, lenguaje y pensamientos de otras personas extrañas a las mías; en especial, en relación con aquellos seres humanos que no tienen la misma nacionalidad de la persona que tiene el comportamiento xenófobo.
En Costa Rica hay xenofobia hacia ciertas nacionalidades y xeno simpatía hacia otras. No hay que ser muy viejo de vivir en este país para, pronto, darse cuenta que existe una aversión hacia los nacionales del resto de países de centroamérica y en no pocas ocasiones hacia los procedentes de suramérica; sin embargo, cuando se trata de nacionales procedentes de países europeos y del norte de América, lo que prevalece es una simpatía que linda en una especie de veneración.
El imaginario colectivo costarricense y la ideología que ha imperado a lo largo de los años, cumple su función para que esto sea así. Como nación, hemos negado históricamente nuestro vínculo con los grupos étnicos autóctonos de nuestro territorio; dicho de manera clara, la mayoría de los ticos prefiere pensar que es descendiente de alguna de las etnias europeas, a considerar su descendencia proveniente de algunos de los grupos indígenas ancestrales que se desarrollaron en nuestro territorio.
Esta idea ha llevado a muchos costarricenses a rechazar a las personas que tienen un color de piel más oscura que la del promedio. Aunque no se expresa abiertamente, el tico tiene aversión por los negros, mestizos, mulatos e incluso asiáticos; en consecuencia, no es extraño que encontremos actitudes de desprecio para aquellas personas de países en los que prevalece este tipo de características etnográficas.
A lo anterior hay que sumar el prejuicio existente en relación con la mayor inteligencia de los ticos respecto a los nacionales de países centroamericanos, caribeños, algunos sudamericanos y, por supuesto, en relación con los países africanos. Las personas de aquellas latitudes, tienen poco o nada que enseñarnos en los diferentes campos del saber; sin embargo, si vienen de algunos países de Asia (Japón, Singapur y ahora China), de Europa central o de los dos países más al norte de América, ahí sí mostramos una especie de reverencia académica-intelectual hacia ellos.
Este tipo de prejuicios y otros son el resultado de una distorsión de la realidad. Se trata de creencias que han sido reproducidas a lo largo del tiempo por los distintos mecanismos para ideologizar a los seres humanos, es decir, la familia, la religión, la educación formal, los medios de comunicación, etc.; de ahí que sea necesario trascender la impronta que ha dejado estos mecanismos, para tener la posibilidad de mirar más allá y comprender que todos somos miembros de la raza humana. El temor a lo extraño lo que hace es reflejar el poco desarrollo cultural de las personas que tienen ese tipo de actitudes.
Es muy conocida la frase de Miguel de Unamuno que dice: “El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando”. En el caso de la xenofobia, la cura estaría asociada a tener la posibilidad de vivir en otro país y experimentar ese rechazo por el simple hecho de ser extranjero; en otras palabras, no todos los ticos tienen la posibilidad de irse a vivir a otros países y experimentar la xenofobia..
Amar al prójimo como a uno mismo, es un buen comienzo para evitar que las ideas xenofóbicas encuentren terreno fértil en nuestras sociedades. ¡Como nos ha costado a los seres humanos entender una máxima tan simple como esa!

lunes, 19 de septiembre de 2016

PH REVENTAZÓN: ¡Una realidad surgida de un sueño!

Hace ya un tiempo, como motivo del inicio de las erupciones del volcán Turrialba, escribí un artículo titulado: ¡Erupción: Cerremos la UCR y la UNA!. En aquel escrito manifestaba, con ironía, el malestar que me provocaba el observar a los medios de comunicación aprovecharse de la capacidad instalada y del conocimiento de los académicos de esas instituciones cuando, un día sí y otro también, buscan deslegitimar la labor que se hace en esas casas de enseñanza de estudios superiores.
Y es que hay un grupo de medios de comunicación que, constantemente, hacen lo posible por desprestigiar a las principales instituciones del Estado social y democrático costarricense. Todo lo que hace la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), la Universidad de Costa Rica (UCR), el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y algunas otras instituciones creadas en la década de los cuarenta del siglo pasado, estos grupos buscan hacer invisible su labor y deslegitimar su institucionalidad.
El viernes pasado con motivo de la entrega de la Planta Hidroeléctrica Reventazón no ha sido la excepción. Lejos de dar una cobertura amplia del acontecimiento, en muchos casos, se limitaron a realizar referencias puntuales de la obra y a transmitir alguna que otra palabra expresada por el Presidente de la República; en contraste, dedicaron grandes titulares y tiempo al pleito, a los dimes y diretes, entre el anterior director técnico de la Liga Deportiva Alajuelense y su Presidente actual.
La obra realizada por el ICE en Siquirres debió haber sido objeto de la más amplia información. No solo se trata de la planta hidroeléctrica más grande de Centroamérica y la segunda más grande de la región, después del Canal de Panamá, sino que lo hecho allí trasciende la obra de cemento y varilla; en otras palabras, se trata de un hecho que reafirma una serie de convicciones que deberían estar posicionadas en la mente de cada costarricense y que algunos grupos económicos y mediáticos están interesados en eliminar.
Cada costarricense tiene que tener en su mente y entender que tenemos la capacidad de hacer grandes cosas y hacerlas bien. La Planta Hidroeléctrica de Reventazón no tiene nada que envidiar a ninguna hecha en cualquier país del mundo, pero lo más importante es que ha sido hecha con el talento y el conocimiento costarricense; no fueron los Chinos del Estadio Nacional, no fueron los Españoles de Autopistas del Sol, no son los Holandeses de APM Terminals, fueron costarricenses que han estudiado en nuestras universidades públicas quienes diseñaron, construyeron y han puesto en funcionamiento esta obra de ingeniería.
Lo acontecido en Siquirres lo que hace es decirle al mundo y a los ticos, que en nuestro país podemos hacer esa y otras obras de infraestructura. Se trata de un hecho que pone en entredicho todos estos años de bombardeo ideológico en que grupos económicos y mediáticos, le han metido en la cabeza a la gente que somos unos inútiles y que no tenemos capacidad para hacer este tipo de obras.
¿Qué habrían dicho José Figueres Ferrer o Jorge Manuel Dengo en la entrega de la Planta Hidroeléctrica Reventazón? Esta pregunta se la hizo el Presidente Solís incluyendo a Francisco Orlich y a Alex Murray en el cuestionamiento, al responder dijo que ellos habrían dicho: ¡Gracias, muchas gracias!
Tengo la impresión, sin embargo, que estos personajes hubiesen dicho algo más que un agradecimiento, habrían manifestado en forma vehemente:
“Los costarricenses tenemos la capacidad de hacer los sueños realidad. No dejen que unos pocos les quiten la posibilidad de soñar, no permitan que los hagan creer que son incapaces de convertir los sueños en realidad. Los costarricenses podemos soñar y hacer todo aquello que nos propongamos y una prueba de ello es esta Planta Hidroeléctrica, hecha por costarricenses para el pueblo costarricense.”
Y es que en el tercer capítulo del documental “Un costarricense llamado don Pepe”, el mismo José Figueres Ferrer decía que el ICE se creó soñado. Pues ese sueño sigue creando realidades por medio de hombres y mujeres costarricenses que nos han demostrado, una vez más, de lo que somos capaces como pueblo.
¡Fuera a los pequeños espíritus que nos dicen a los costarricenses que no podemos! ¡Fuera!

lunes, 12 de septiembre de 2016

Otto Guevara: ¿Por qué no dona su salario al Ministerio de Seguridad?

A veces uno se pregunta: ¿Vale la pena escribir sobre las cosas que hace y dice un político como Otto Guevara? Y es que uno se vuelve a preguntar: ¿Será un error escribir en relación con este individuo y darle una relevancia que no tiene? Y es que los medios de comunicación se empeñan en darle atención a lo superfluo.
El problema es que, nos guste o no, esa persona de manera constante sale en los medios de comunicación. Para bien o para mal, los periodistas difunden las tonterías y las acciones que realiza como diputado de la República; en otras palabras, su mensaje (bueno o malo) termina llegando a una buena cantidad de costarricenses y ello supone que no pasa desapercibido ante una buena cantidad de ciudadanos.
Uno tiene la impresión que la mayoría de costarricenses no son capaces de discernir el discurso falacioso en que se mueve este individuo. Por ejemplo, hace poco propuso que el presupuesto que se otorga a las Universidades Públicas se le trasladara al Ministerio de Seguridad Pública y uno se pregunta: ¿Por qué no  propone que el presupuesto del salarios de algunos diputados, en especial su salario, se traslade al Ministerio de Seguridad?
¿A quién vale más la pena pagarle un buen salario? ¿A un profesor universitario encargado de formar adecuadamente a futuros profesionales y de investigar para buscar soluciones a los problemas nacionales o a Otto Guevara Guth que se ha dedicado a ser candidato presidencial y diputado por más de una década? ¿Con cuál de las dos personas gana más el país?
Lo actuado por ese diputado en la última semana resulta altamente ofensivo para cualquier costarricense que tenga un mínimo de juicio en relación con la realidad nacional. Con motivo de la aprobación, en primer debate, de la ley contra el fraude fiscal, Guevara se dedicó a hacer perder el tiempo al resto de diputados, funcionarios legislativos y demás personas vinculadas a los procesos que se desarrollan en la Asamblea Legislativa.
Ciudadanos costarricenses: ¿Cuánto le costó al país la acción irresponsable de este diputado?
Realmente uno no entiende, por qué existen personas que continúan votando por ese individuo y por otros que pretenden seguir sus pasos. Resulta incomprensible que ciudadanos de los sectores populares quieran apoyar la demagogia que proclama este señor, no puede ser que las personas no disciernan entre tanta mentira y manipulación de este individuo; en otras palabras, no nos extraña que los sectores económicamente dominantes apoyen a su testaferro, pero no se justifica que lo hagan aquellas personas que serán más perjudicadas con sus acciones.
Una de sus herramientas preferidas para no pasar desapercibido es emprenderla contra la Universidad de Costa Rica. Con base en la manipulación de una serie de datos que tienen su caja de resonancia en los medios de comunicación y en periodistas irresponsables, un día sí y otro también, pretende desprestigiar a la más importante universidad de nuestro país y más allá; situación que se ha vuelto intolerante teniendo en consideración los antecedentes del señor Guevara Guth, es decir, la UCR está acostumbrada a recibir críticas, pero cuando la crítica viene de una persona como esta, sinceramente, deja mucho que desear.
¿Hasta cuándo tendremos que soportar la razón de la sin razón? ¿Hasta cuándo?

lunes, 5 de septiembre de 2016

Política y Derecho: Dos caras de la misma moneda

Hans Kelsen, uno de los filósofos del Derecho más relevantes del siglo XX, decía que el Derecho era un instrumento de la Política. Alguien podría decir que esa frase no tiene nada de novedosa porque desde tiempos remotos, la Política ha necesitado del Derecho para legitimar sus acciones.
Y es que la relación Política y Derecho se desarrolla en doble vía. El poder político no puede ser sólo fuerza porque no es sostenible en el tiempo, de igual manera, el Derecho no puede existir sin la fuerza que le brinda coactividad y eficacia a las normas jurídicas; en otras palabras, el equilibrio entre una y otro es necesario, para lograr impedir los excesos del poder y los formalismos de lo jurídico.
No obstante, en los últimos tiempos el Derecho y en concreto los Derechos, se han convertido en una herramienta para lograr objetivos políticos de grupos interesados en perpetuarse en el poder. En efecto, por medio de reformas integrales o parciales a la Constitución Política, a través de las decisiones de la jurisdicción constitucional o acudiendo a instancias supraestatales, se ha logrado que ciertos grupos y personajes continúen haciendo de las suyas en diferentes países.
La reelección se ha convertido en la principal herramienta para lograr mantenerse indefinidamente en el poder. Especialmente en América Latina, el fenómeno de la reelección ha sido promovido mediante reformas constitucionales, en aquellas sociedades en que los grupos han tenido gran apoyo electoral; empero, en aquellos países en que no ha sido así, se ha acudido a la jurisdicción constitucional para, amparado en supuestas violaciones a los derechos de los seres humanos, se le ha dado vía libre a la posibilidad de la reelección.
En Costa Rica, por ejemplo, se utilizó la vía de la jurisdicción constitucional. No voy a detallar lo que pasó porque la historia de cómo el cambio de conformación de la Sala Cuarta permitió abrir esta posibilidad es harto conocida, sin embargo, sí interesa decir que la manipulación de los derechos fundamentales se ha vuelto una herramienta para revestir de legitimidad lo que no han podido lograr en las urnas.
Para que nos entendamos bien, el poder real y efectivo se está desarrollando en la cúspide de la pirámide que se le atribuye a Kelsen. La legitimidad que antes era otorgada por los votos conseguidos en la urnas, ha venido siendo sustituida por la que otorga las sentencias emitidas por los siete jueces que integran la jurisdicción constitucional.
La legitimidad y legalidad de estas decisiones, vienen dadas por la situación que tienen los Derechos Fundamentales en relación con la Política y el Derecho. En relación con la primera están funcionando ya no como limitaciones al poder sino como promotores de sus objetivos, respecto al segundo, funcionan como instrumentos para validar acciones que riñen abiertamente con el ordenamiento jurídico.
La Política y el Derecho han perdido su carácter democrático. Actualmente, ambos espacios, están siendo definidos por un número reducido de personas, casi siempre, apelando a interpretaciones de normas constitucionales que se amparan en argumentos vacíos y carentes de sustento empírico.
Se acuden a justificaciones iusnaturalistas para luego adoptar decisiones que se van aplicar con una eficacia positivista. Las interpretaciones iusnaturalistas generan arbitrariedad y la eficacia positivista, resulta intolerable para el resto de las personas que integramos la sociedad; dicho en otras palabras, estamos viviendo una época en que la Política y el Derecho es definido por élites, por un grupo de personas muy pero muy pequeño.
El régimen democrático, en estas condiciones, es una farsa. Desgraciadamente, hay gente que no se ha dado cuenta de esta realidad, por ello no podemos perder de vista y olvidar lo que decía otro de los principales filósofos, Norberto Bobbio,  del Derecho: Poder y Derecho son dos caras de una misma moneda.