lunes, 31 de agosto de 2015

UCR: El terreno ganado no se regala a cambio de nada

Terminamos el mes de agosto hablando de la Universidad de Costa Rica (UCR). Lamentablemente, como era de esperar, los medios de comunicación colectiva tradicionales no han tenido la generosidad de reconocer los aportes y logros que ha tenido esta casa de enseñanza de estudios superiores en la sociedad costarricense; salvo algunas notas muy puntuales, muchos de sus graduados de Ciencias de la Comunicación Colectiva lo que han hecho es acatar las órdenes de sus patronos.
La UCR, por su parte, ha hecho un esfuerzo por divulgar su quehacer, sin embargo, desde hace mucho tiempo ello no es suficiente. Desgraciadamente, las acciones que hacen sus medios de comunicación y la Oficina de Divulgación de la universidad, no tienen la eficacia de llegar al común denominador de los costarricenses; en otras palabras, sus contenidos no están siendo conocidos por la gran masa, la que consume fútbol, sucesos y están esperando ver bailar al “Chunche” Montero.
Uno esperaría que en el Centro de Investigaciones en Comunicación (CICOM) hubiese uno o varios investigadores indagando de qué manera es posible hacer llegar a la mayoría de costarricenses un mensaje de manera eficaz y sin pasar por los medios de comunicación colectiva en manos de los “grandes” capitales de nuestro país. Dicho en otras palabras, deberían estar investigando o incluso imaginando, de qué forma podemos obviar a esos grupos mediáticos para que un mensaje alternativo pueda ser recepcionado por las personas que solo tienen la opción de acceder a la basura de contenidos que nos brindan los medios de comunicación del gran capital costarricense.
Y es que hay personas que no han entendido que estamos en una coyuntura en la que, nuevamente, se está decidiendo quiénes son los que van a pagar la factura de los gastos que generamos como nación. Después de los años cuarenta y hasta finales de los setenta, más o menos, se estableció una estructura tributaria que permitió desarrollar instituciones y políticas para generar una sociedad más equitativa; sin embargo, después de los años ochenta, ese proceso comenzó a cambiar y los grupos económicamente más fuertes comenzaron a imponer sus condiciones e intereses, creando una estructura tributaria regresiva. Resultado: Costa Rica al año 2015 es el país más inequitativo de la América Latina.
A pesar que estos grupos se han beneficiado del Estado costarricense, una vez que desarrollaron sus “músculos” financieros y su base de negocios, no han tenido la menor vergüenza de despotricar contra las instituciones estatales que les sirvieron para crecer. No solo han procurado apropiarse de aquellas actividades del Estado que les son rentables, sino que han posicionado un discurso en que las instituciones estatales se ubican como la causa de todos los males que le ocurren a la mayoría de los costarricenses.
Se trata de una estrategia de desgaste en el tiempo en que, por medio de un discurso continuado a través de los medios de comunicación que estos grupos dominan, se le vende a la población que una institución como, por ejemplo, la UCR gasta a manos llenas el presupuesto que se le asigna. Cualquiera que haya tenido un mínimo acercamiento con esta institución sabrá lo falso de semejante discurso, ya que existe una infinidad de acciones en que la universidad contribuye al desarrollo nacional y beneficia no solo a los grupos menos favorecidos sino también (paradojas de paradojas) a los mismos grupos económicamente poderosos que la adversan.
No obstante, no se puede perder de vista, que estos sectores actúan y se aprovechan de todas las situaciones que favorecen a sus intereses. Ahora, por ejemplo, están muy contentos y le abren las cámaras y micrófonos al Rector de la UCR para que diga que el porcentaje de anualidad que se paga a sus funcionarios es insostenible para las finanzas universitarias; sin embargo, han sido mezquinos en resaltar los méritos de la institución en estos setenta y cinco años, es decir, han resaltado y divulgado que el señor Jensen se ha puesto a dar estas declaraciones porque ello beneficia su discurso ideológico y sus intereses de grupo.
No hay que ser muy inteligente para comprender la estrategia que pretende seguir el Rector de la UCR y los otros miembros del Consejo Nacional de Rectores (CONARE). Empero, la autoridad moral que pretenden ganar con la reducción unilateral del porcentaje de anualidad es un espacio que están cediendo a cambio de nada; para decirlo en palabras sencillas, estos grupos económicos no reconocen estos gestos unilaterales y mucho menos van a hacer una campaña informativa o publicitaria diciendo que la UCR está dando el ejemplo frente a las demás instituciones estatales.
¿Qué sacrificio están haciendo estos grupos de interés a cambio que los funcionarios de la UCR y de otras instancias públicas se rebajen unilateralmente el porcentaje de sus anualidades? ¿Qué acciones van hacer esos grupos económicos para aportar algo en favor de una estructura tributaria más equitativa y progresiva? ¿Cuáles son las acciones unilaterales que los que más tienen harán para ayudar a los que menos tienen?
En ningún momento hemos escuchado que los dueños de medios de comunicación estén dispuestos a pagar un colón adicional por el monto ridículo que pagan por el uso del espectro radioeléctrico del Estado. Tampoco hemos tenido noticia que vayan a solicitar, como si lo hacen con los empleados públicos, a los diferentes empresarios que evaden impuestos o adeudan a la Caja Costarricense del Seguro Social que paguen y se pongan al día con la seguridad social.
Todavía estamos esperando que un periodista de un canal que queda al oeste de la Sabana, llegue con su micrófono y el camarógrafo de turno a increpar al Presidente de esa televisora por no pagar los impuestos que le corresponde a su representada y quién sabe si también los que compete cancelar también a su persona. Nos quedaremos esperando que estos grupos, en forma unilateral, quieran gravar las transacciones financieras que realizan a lo interno o a lo externo del país, es decir, la renta global encontrará una férrea oposición porque eso sí les afecta a estos grupos directamente.
Y es que el pobre…, el pobre no tiene para invertir en títulos valores, no tiene capitales especulativos, ni tampoco puede abrir cuentas en Panamá, Gran Caimán o Suiza. El pobre, señoras y señoras, no tiene y no sabe de este tipo de cosas. El pobre solo tiene en su mente sobrevivir en una sociedad que cada día más se vuelve más y más injusta.
Cualquier gesto de austeridad unilateral de las finanzas públicas debe ir aparejado de uno similar en relación con el cumplimiento de las obligaciones tributarias por parte del sector privado. No puede ser que los trabajadores paguemos los impuestos que nos rebajan en la fuente y los empresarios o profesionales liberales evadan el pago de los tributos que les corresponde honrar; no está bien que los funcionarios públicos se rebajen unilateralmente rubros que afectan su salario y que el sector privado siga evadiendo impuestos en la más absoluta impunidad, sin que muestre una sola acción para corregir esta realidad.
Ojalá al Rector de la UCR no lo entierren en cajita blanca y junto con él a todos los que están pensando que ello les brindará autoridad moral para la negociación del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES). Está cediendo un espacio muy grande de terreno a cambio de nada, el cálculo político de que esta acción le pueda generar una posición moral de negociación frente a la opinión pública y a estos grupos es una apuesta muy riesgosa; para decirlo de manera diáfana, históricamente estos grupos económicamente poderosos no reconocen este tipo de acciones unilaterales, al contrario, lo que hacen es aprovechar este tipo de gestos para afianzar el espacio que se les han cedido y a partir de esa nueva situación, continuar con su trabajo de desgaste y limitar al máximo el margen de maniobra de sus opositores.
Por los hechos que se han dado, es evidente que las batallas que se avecinan no van a ser contra el Poder Ejecutivo. La lucha será contra los poderes fácticos que todos saben que existen pero están tras bambalinas, así como contra aquellos diputados que funcionan como escuderos y defensores de sus intereses; al final, el tema de fondo no es el presupuesto de las universidades, lo que se está jugando es: ¿Si los diferentes trabajadores asalariados van a seguir viendo limitadas sus posibilidades de movilidad social a través del deterioro y restricción de servicios públicos como la educación y la salud? o ¿Si los grupos económicamente más poderosos del país, de una vez por todas, van a ser obligados a pagar de acuerdo a su nivel de ingreso y se van a dignar a aceptar una estructura tributaria más progresiva y equitativa?
Don José Figueres Ferrer, probablemente, hubiese contestado esta última pregunta con una seña que solía usar y cuyo significado se resume en una sola palabra muy de nosotros los ticos. Don Pepe hubiese dicho: ¡Mirámela!

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