lunes, 11 de septiembre de 2017

¿Cómo hacer para que los representantes no me representen?

Definitivamente los mecanismos de representación en Costa Rica tienen que ser revisados. Basta con haber visto la participación de varios Diputados en la comparecencia del Presidente de la República en relación con el caso del cemento chino, para llegar a esta cruel conclusión. ¡Estamos mal, muy mal!
Hay personas en nuestro parlamento que ni siquiera pueden expresarse de manera adecuada. No estamos planteando que tengan un vocabulario muy refinado ni nada por el estilo, lo único que pretendemos es que sepan hablar con el vocabulario mínimo de una persona que ha pasado por la educación formal. ¿Cómo van a parlamentar en la Asamblea Legislativa si ni siquiera saben hablar?
Cuando uno escucha a ciertos representantes, me parece, que muchos desearíamos no ser representados por esas personas. Es un tema complejo porque tampoco se trata que a los puestos de representación política, únicamente, lleguen eruditos o algo por el estilo. ¡Ni tanto que queme al santo, ni tampoco que no lo alumbre!
Platón decía que La República debería ser gobernada por los que más saben. Se supone que las personas con mayor conocimiento adoptarán las decisiones más sabias para beneficiar a los miembros de la sociedad, sin embargo, todos sabemos que el conocimiento no siempre produce decisiones que benefician al mayor número de ciudadanos.
Más que personas sabias necesitamos personas equilibradas y con sentido común. Nuestros representantes deberían estar en el punto medio, es decir, ni muy inteligentes ni tampoco muy brutos; ni muy rígidos ni tampoco muy blandengues; en fin, personas más cercanas a la normalidad y no a lo excepcionalidad.
Lo deseable es tener representantes que cumplan con un mínimo aceptable para poder realizar bien su trabajo. Ese mínimo es que sepan leer, escribir y hablar bien el castellano; para que nos entendamos, que en lugar de decir “hubieron” digan “hubo”; que en lugar de hacer comentarios o afirmaciones sepan formular preguntas atinentes al tema que se investiga. En fin, por lo menos deberían mostrar algún grado de educación formal mínimo.
No quiero que se entienda que no se toleran errores al escribir o al hablar. Todos erramos y, como lo he escrito en otras ocasiones, debemos ser tolerantes con el error ajeno; sin embargo, lo que resulta censurable es no aprender de los errores propios y ajenos, hay representantes del pueblo que una vez sí y otra también, vuelven a incurrir en los mismos errores.
Está claro que somos un pueblo formalmente educado, pero eso no significa que la educación haya penetrado en las personas. En efecto, la educación es algo que está más allá de las aulas, está más relacionada con lo que la gente ha aprendido con el devenir de su vida; dicho en palabras sencillas, hay personas muy educadas que sin haber pasado por la educación formal, pueden leer, escribir y hablar de una mejor manera que algunos de nuestros representantes en la Asamblea Legislativa.
Como siempre no se puede generalizar y echar a todos en el mismo canasto, empero, está claro que el procedimiento para elegir nuestros representantes viene haciendo agua hace rato. Hace rato que la gente con algún grado de señorío ha dejado de aspirar a estos puestos, cuesta encontrar algún señorón o señorona que capte nuestra atención por la forma en que se expresa y plantea los asuntos de interés público.
El problema es que, al parecer, es un problema mundial. Será que deberemos conformarnos y aplicar aquello de: ¡Mal de muchos …!

No hay comentarios:

Publicar un comentario