lunes, 30 de octubre de 2017

Para los que andan buscando al “Gran Jefe”

Lo que le está pasando a la institucionalidad costarricense, no tiene paragón en la historia reciente de nuestro país. En este momento están cuestionados los tres poderes de la República, así como se oye, los tres poderes y aunque hay personas que uno podría exonerar de alguna responsabilidad, lo cierto es que la gente habla del Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial como un todo.
En los tres casos se observa un problema de idoneidad con muchos de los personajes que han sido elegidos para desempeñar puestos en esos tres poderes. Y no me estoy refiriendo a los atestados académicos que, en muchos casos, no se tienen y en otros sí; en otras palabras, ya no se sabe qué es peor: actuar incorrectamente por ignorancia o hacerlo sabiendo que se está procediendo de manera incorrecta.
La falta de idoneidad a la que nos referimos es de elegir a personas que quieran desempeñar su función pública de manera correcta. Cuando decimos “de manera correcta” es desde el punto de vista profesional y en relación con el compromiso de procurar lo mejor para el país; estamos hablando de actuar, no para beneficiar a unos pocos sino de trabajar en favor del bienestar del mayor número.
Seamos muy claros, la institucionalidad costarricense está secuestrada por un grupo que tiene acaparado el poder ideológico, económico y político. Estos grupos no son nuevos y han logrado su hegemonía en los últimos treinta y cinco años, después que estuvieron con un perfil un poco más bajo después de los acontecimientos de finales de la segunda mitad del siglo XX.
El decreto de nacionalización bancaria de la Junta Fundadora de la Segunda República es un buen ejemplo para entender lo que estamos diciendo. Tal y como lo dice José Figueres Ferrer en una entrevista, el objetivo de dicho decreto fue quitarles el poder a los que en aquel tiempo Rodrigo Facio denominaba como la oligarquía; en efecto, a esos grupos se les pagó las acciones que tenían en propiedad en los bancos privados que se nacionalizaron, y desde ese punto de vista no vieron disminuido su patrimonio, pero ello implicó que dejaran de decidir la política económica del país.
No obstante, el poder ideológico lo mantuvieron y en la actualidad ese es el poder más importante para manejar a las sociedades. Así como lo leen, quien maneja la información tiene el poder y, probablemente, tendrá mejores opciones para lograr un mayor poder político y económico; claro está, se trata de un fenómeno complejo que puede ser explicado desde diferentes perspectivas y esta es solo una de ellas.
El poder ideológico está tan concentrado que cualquier persona que quiera o pretenda atentar contra el status quo es “quemado” mediáticamente. Para asumir algún puesto de poder en el Estado costarricense, en la mayoría de los casos, se requiere potenciar una imagen que sea reconocida a través de los medios de comunicación colectiva; en este sentido, asistimos a una relación de dependencia entre el aspirante y quienes tienen el dominio de esos medios de comunicación.
No nos estamos refiriendo a los empleados de esos medios de comunicación. Hay personas que creen que los dueños de esas empresas mediáticas son quienes aparecen en las pantallas, periódicos o se escuchan en las frecuencias de radio; quienes así piensan, no ven más allá de sus narices, están cegados por los reflectores que los mismos medios de comunicación utilizan para que veamos lo que ellos quieren que veamos.
En consecuencia, el poder mediático no solo pone o quita a las personas que asumen puestos de poder político, sino que tienen el instrumento para lograr que una o varias personas tengan o incrementen el poder económico. Las personas conocemos y estamos dispuestos a comprar determinados bienes y servicios, con base en la información que recibimos a través de los medios de comunicación.
Quienes tienen el poder ideológico no solo se hacen millonarios cobrando por la publicidad, sino que tienen el poder de limitar a las personas el uso del medio de comunicación. Lucran con el espectro radioeléctrico que pertenece al Estado, cobran sumas que son infinitamente superiores a las que pagan y controlan la información que fluye por el espectro; no hay que ser muy brillante para darse cuenta que es un negocio redondo, pero lo más relevante es que ello les permite manejar el poder político y económico del país.
La situación ha llegado a un punto en que se ha ido fusionando los grupos y en este momento hay una concentración del poder ideológico, económico y político. Los personajes que tienen esos poderes concentrados no se ven, la gente común y corriente no los conoce, son invisibles pero están ahí.
Los que vemos en los medios de comunicación son los peones de ese ajedrez. Hay gente que piensa que el “Gran Jefe” es el Presidente de la República y eso lo que muestra es la ignorancia que existe de cómo está funcionando la cosa en Costa Rica; en la actualidad el Presidente de Costa Rica, esté quien esté, no manda nada, tampoco lo hace un Diputado y ahora tampoco ningún Magistrado de la Corte Suprema de Justicia.
Así como lo leen. El poder político real no está en las estructuras formales del Estado. Los hilos, para utilizar otra metáfora muy común, no los mueven las personas que están en los puestos de gobierno; el “Gran Jefe” no es una sola persona, son varios personajes que están más allá de la institucionalidad costarricense, las decisiones se adoptan en otros lugares y se comunican a quienes han sido puestos allí para ejecutarlas.
Entiéndalo, los que mandan no están a la vista. El verdadero rostro de los que adoptan las decisiones el pueblo no los conoce, no tiene la menor idea de quiénes son. No hay un “Gran Jefe”, son varios y actúan como una mafia.

lunes, 23 de octubre de 2017

¿Y ahora quién podrá defendernos?

El “Cementazo” ha permitido observar una serie de compadrazgos que estaban en el anonimato. Uno puede imaginarse que entre los miembros de diferentes ámbitos de la institucionalidad de la República existen relaciones de interés, sin embargo, era difícil advertir las relaciones de amistad o de complicidad que existían entre diferentes funcionarios públicos.
Y es que, pareciera, se ha perdido el pudor. Ahora esas relaciones impensadas se evidencian por medio de fotografías en que aparecen funcionarios entremezclados, es decir, en la realidad no hay división de poderes o de funciones; al contrario, lo que hay es una fusión que nadie debe cuestionar, porque se desarrolla en el ámbito privado.
Hay fotos en que aparecen mimetizados funcionarios del más alto nivel del Estado costarricense. Por ejemplo, hay una foto en que aparecen el principal indiciado en el caso del “Cementazo”, con miembros de los supremos poderes; evidentemente la foto es reveladora de los lazos que se tejen en las alturas del funcionariado costarricense, allí no hay ideologías sino que todos se unen con base en intereses económicos concretos.
Nada más patético que escuchar el cinismo del que dice ser el líder libertario. Hasta que apareció las diferentes instantáneas se mantuvo callado y hasta que no pudo esconder su vínculo con el dueño del negocio del “Cementazo”, comenzó a decir que esa relación responde a su deseo de romper lo que han denominado el “duopolio” del cemento.
Lo mismo pasó con un Magistrado que ha sido cuestionado desde el momento mismo de su designación. Su falta de prudencia e irrespeto por la Corte Suprema de Justicia es inversamente proporcional a su ignorancia en el ámbito del Derecho y a su carencia en relación con las virtudes mínimas que debe ostentar un juez de la máxima instancia de la administración de justicia costarricense.
No obstante, tanto en la Asamblea Legislativa como en la Corte Suprema de Justicia hay personas que están agachadas mientras se dilapida a los principales chivos expiatorios del momento. En las actividades sociales del “Cementazo” aparecen funcionarios que ahora reniegan de los vínculos que tenían con los principales personajes de esta historia.
Pareciera que en este caso no hay instituciones confiables a las que se puede recurrir. No se puede recurrir al Poder Judicial, porque hay una desconfianza que va desde el Ministerio Público hasta la Corte Suprema Justicia. Las Asamblea Legislativa y su función de control político está total y completamente desprestigiada, situación que se agrava con la poca idoneidad que presentan los que ocupan los puestos de Diputado o Diputada.
La Defensoría de los Habitantes tampoco es una opción confiable. La muchachita que eligieron para desempeñar ese puesto, ha tenido una actuación muy discreta; sin embargo, su imagen y su reputación ha venido a menos desde que apareció en una foto con algunos de los que están involucrados en esta trama del “Cementazo”.
Aquí aplica para Costa Rica aquello que dice: “Ella sola se moría y entre todos la mataban”.

lunes, 16 de octubre de 2017

TLC Costa Rica-EE.UU: ¡Organicémonos!

La experiencia en política marca que los resultados son lo importante. Al igual que sucede en el fútbol, usted puede jugar muy bonito y tener buenos jugadores para enfrentar los partidos; sin embargo, si al final el resultado es negativo, la afición y sobre todo los fanáticos solo se acuerdan de la pérdida.
Los tratados de libre comercio son un instrumento jurídico, económico y político que ha sido impuesto alrededor del mundo por grupos determinados de intereses. El problema no es un tratado en concreto, el problema es el instrumento, por tanto, una persona con un mínimo de coherencia se debería oponer a este tipo de tratados y a la forma como están estructurados.
Por eso el oponerse solo a un tratado resulta irrelevante desde la perspectiva del análisis integral que se debe hacer del instrumento. Probablemente si se estudia los resultados concretos de los diferentes tratados comerciales firmados por Costa Rica, encontraremos que los mismos no han sido muy favorables para nuestro país.
Uno puede entender que la negociación de tratado comercial con los Estados Unidos de América puede tener un peso simbólico diferente a uno firmado con otro Estado del orbe, empero, resulta gracioso que solo se haya hecho una oposición a ese acuerdo comercial. El tratado de libre comercio con México o el que se negoció con la Unión Europea, puede tener consecuencias igual o más perjudiciales para la sociedad costarricense.
Todavía es más risible que haya personas, diez años después, rememorando lo que pasó. Que el pueblo costarricense fue engañado por los partidarios de firmar el tratado comercial con el país del norte, que se ofreció pleno empleo y autos BMW para todos, etc.; y qué con eso, podemos recordar los engaños y eso no cambia nada y difícilmente cambiará algo en el futuro.
Lo relevante en política es el resultado y sus consecuencias. En España, por ejemplo, Francisco Franco ganó la guerra civil y ello supuso una dictadura de más de treinta y cinco años; lo risible fue que después de ese tiempo, hubo gente que en 1975 dijo que habían derrotado al franquismo, a lo que alguien respondió: sea serio, no se ha dado cuenta que Franco dejó el poder porque se murió.
Por favor entendámonos, no estoy diciendo que no se deba recordar a las nuevas generaciones lo que pasó. Eso debe hacerse para intentar no caer en los mismos errores del pasado, pero eso es diferente a decir que ello permitirá que la propia gente quiera revertir el  proceso. ¡Por favor, ubiquémonos!
En política lo que importa son los resultados concretos y si los opositores al tratado de libre comercio con los Estados Unidos hubiesen ganado por un voto nada más, la historia costarricense de los últimos diez años no hubiera cambiado mayor cosa. Lo que se debe combatir es el instrumento independientemente de una aplicación concreta que se haya hecho de este. ¡El frío no está en las cobijas!
Desde hace más de treinta años este país ha sido tomado por un grupo que, hoy al igual que en el pasado, se le puede llamar la oligarquía. Esta gente tiene acaparado el poder económico, el poder político y, especialmente, el poder ideológico; en palabras sencillas, se trata de un grupo pequeño que ahora ha logrado llevar su influencia hasta los lugares más recónditos de la sociedad costarricense.
Ante esta realidad muchas personas siguen recordando y rememorando. En efecto, se conmemora cada 24 de abril la salida de Costa Rica de la empresa Alcoa, se hacen mención de la lucha por el presupuesto de las universidades públicas en 1991, se trae a la memoria la lucha por el Régimen de Pensiones en 1995 o la realizada contra el denominado Combo del ICE o, como sucede en estos días, se vuelve a recordar lo acontecido con el referéndum del tratado de libre comercio entre Costa Rica y los Estados Unidos de América. Y qué con eso?
El poder en todas sus dimensiones no es un asunto de recuerdos sino de realidades. Llevamos más de treinta años en que estas ideas han logrado imponerse, muchas veces en forma retrasada, pero han prevalecido al fin y al cabo; mientras sigan haciéndolo, el recuerdo de alguna efeméride de estas será eso, una una alusión al pasado sin ningún resultado concreto en el presente.

lunes, 9 de octubre de 2017

¿Qué tiene que ver Vargas Llosa con los catalanes?

La situación que se está dando en lo que conocemos, hasta el momento, como el territorio español es bastante compleja. Evidentemente se puede analizar desde diferentes perspectivas que no necesariamente llevan a las mismas conclusiones, es decir, no es lo mismo estudiar el problema desde el prisma político que hacerlo desde el ángulo jurídico, histórico y hasta económico.
Quizás es necesario intentar hacerlo con todos los prismas juntos para tener una idea más clara de lo que está sucediendo. Sin lugar a dudas la historia será necesaria para entender lo político, lo jurídico y lo económico, de lo contrario tendríamos una comprensión muy limitada de por qué se ha dado este remezón a lo interno del Estado español.
Comencemos diciendo que el pueblo o la nación catalana, siempre ha existido y no ha desaparecido a pesar del devenir histórico que los ha azotado. No vamos a irnos a los tiempos en que se unieron los reinos en la península ibérica, basta con decir que durante la dictadura franquista se intentó unificar a los habitantes de ese territorio a costa de las identidades de los pueblos que allí habitaban.
No obstante, en el caso del pueblo catalán, su historia está acompañada de características que lo hacen diferente. Siempre han gozado de una economía pujante que les permitiría desarrollarse de manera autónoma y sin ningún problema; lo mismo ocurre con las instituciones políticas y jurídicas, mismas que han ido desarrollando a lo largo de su historia.
Así las cosas, la independencia de Cataluña repercute y afecta más al resto del Estado español que a los propios catalanes. Eso lo tienen claro los grupos que han estado en el poder desde la transición a la democracia  y por eso han tratado de evitar el referéndum por medios jurídicos; sin embargo, con ello no han evitado que los grupos independentistas se hayan manifestado y sigan con sus planes de declarar la independencia de España.
Y es que el gobierno español ha sido torpe en las acciones que ha realizado para enfrentar este proceso político. Sin bien es cierto se ha impuesto desde el punto de vista jurídico, su accionar político ha generado que muchos grupos de la sociedad española se identifiquen con los independentistas catalanes; en efecto, la represión que realizaron el día del referéndum, lo único que produjo fue la victimización de los independentistas y la aparición de los fantasmas asociados al franquismo.
La última torpeza es poner a Mario Vargas LLosa como orador principal de una manifestación por la unidad de España. Por más premio nobel de literatura que sea, este señor no tiene ninguna identidad con España y tampoco con Cataluña, hecho que lo deslegitima para intervenir en un tema tan delicado para el Estado español; sin lugar a duda, quienes determinaron que este peruano nacionalizado fuera el orador principal de la manifestación por la unidad de España, cometieron un grave error de cara al pueblo catalán.
Vargas LLosa debería dedicarse a la literatura y respetar los procesos políticos que se están dando en el territorio español. Su participación política siempre ha sido muy discreta y poco productiva, sus incoherencias ideológicas lo retratan de cuerpo entero; en palabras sencillas, su presencia no genera empatía ni para la Izquierda, ni para la Derecha, y menos para los catalanes que no entienden por qué ese señor se mete en lo que no le importa.
Y es que está claro que ese peruano que decía ser de Izquierda y que luego dijo ser de Derecha, al punto de simpatizar con el Partido Popular español, jamás podría cantar y menos componer una estrofa que diga:
“ (…) Yo, que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno que han vertido en ti cien pueblos de Algeciras a Estambul para que pintes de azul sus largas noches de invierno. A fuerza de desventuras, tu alma es profunda y oscura. A tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos como el recodo al camino. soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero. Qué le voy a hacer, si yo nací en el Mediterráneo. (…)”