lunes, 26 de diciembre de 2016

Lo de La Nación y Teletica es impresentable

Al leer en estas semanas atrás lo que ha ocurrido con el Grupo Nación y Televisora de Costa Rica, pensaba que en otros artículos ya nos habíamos referido a las acciones de estas y otras empresas. En ese sentido, para nada, estamos tratando un fenómeno nuevo; al contrario, ya nosotros y otros estimables articulistas han puesto el grito en el cielo con esta situación, sin embargo, la gente está en otras, no pasa nada y los que no pagan impuestos felices.
Por ejemplo, hace más de un año, en un artículo de agosto de 2015, escribimos lo siguiente:
“ (…) Ahora bien, el problema de fondo y este es el aspecto medular de la cuestión, es que la carga tributaria de Costa Rica está sobre los hombros de los trabajadores y de los que menos tienen. Lo está porque hay empresarios, profesionales liberales y una serie de actividades que no pagan los tributos que tienen la obligación de pagar; dicho de manera clara y simple: ¡Los que más tienen no pagan los impuestos que deben pagar!
Muchas empresas y sus accionistas, escudados en sociedades anónimas que reportan un balance anual con pérdidas o ganancias paupérrimas, no pagan un cinco del impuesto a las utilidades o dividendos generados por sus empresas. Una buena cantidad de estos empresarios que despotrican contra los trabajadores, por ejemplo, andan solicitando facturas en las gasolineras para pasar el gasto en gasolina de su vehículo particular, como un gasto de la empresa.
Contratan escudos fiscales para que estos les facturen compras inexistentes que luego introducen en el balance contable como gastos realizados por la empresa. Ya no se diga de la evasión que realizan con sus cuentas en diferentes países fuera de Costa Rica, paraísos fiscales, en los que mueven grandes cantidades de dinero sin pagar un solo colón al Estado costarricense.
Desgraciadamente estos y otros mecanismos utilizados por estos y otros defraudadores, son de difícil comprensión para el común denominador de los mortales y eso unido al fomento de una sociedad preocupada por lo superfluo, hace que estos personajes hagan de las suyas sin que reciban el reproche de la mayoría de la población.
Y es que, lamentablemente, la clase económica acomodada de Costa Rica se ha acostumbrado a no pagar impuestos y gozar de la más absoluta impunidad. (…)”
Asimismo, en otro artículo de enero de 2016, en relación con la evasión de impuestos expresamos que:
(…) En ese sentido, me parece importante señalar un par de las formas que estos grupos utilizan para evadir al fisco. Obviamente, dadas las limitaciones de espacio de esta columna, únicamente señalaré las más conocidas; empero, sobra decir, que existen muchas otras que se esconden en los diferentes mecanismos financieros que han surgido a lo largo de los años.
El primero tiene que ver con la modificación de los estados contables a la hora de hacer las diferentes declaraciones ante el fisco. Se trata de aquellas prácticas en que una persona jurídica o física, declara pérdidas o ganancias menores con base en la manipulación que se hace de los estados contables; ello es posible porque la Tributación Directa u otros órganos de recaudación, no tiene capacidad para auditar a todas las personas inscritas y menos a las no inscritas conforme a la ley.
La realidad que acabamos de indicar da pie para que se utilicen las más variadas formas para lograr el objetivo de evadir al fisco. Por ejemplo, en muchos lugares donde se brindan servicios profesionales o se venden diferentes bienes sólo aceptan dinero en efectivo, esta práctica permite no contabilizar aquellos ingresos pagados por los clientes a los que no se les entregó factura; es decir, si el ingreso total fue de un millón de colones y las ventas o servicios de los clientes que no retiraron la factura asciende a novecientos mil colones, la declaración al fisco será únicamente por cien mil colones.
Unido a lo anterior, también se suele utilizar los denominados escudos fiscales para justificar contablemente la evasión que se le hace al fisco. Los escudos fiscales son sociedades anónimas u otras figuras jurídicas que en realidad no prestan ningún servicio o producen ningún bien, aunque sí tienen una existencia jurídica y en ese tanto tienen la capacidad de emitir facturas a empresas o personas físicas; en palabras sencillas, imaginemos una sociedad anónima cuyo nombre legal es “La computadora feliz S. A.” y que realizó los procedimientos para emitir facturas, pues bien, hay empresas, asociaciones, fundaciones y personas físicas que le solicitan a ese escudo fiscal que emita una o varias facturas por concepto de equipo de cómputo y por un monto total, vamos a suponer, de cincuenta millones de colones que van aparecer en la contabilidad como un gasto y en ese tanto, incidirá sobre el balance contable y en el monto que se declarara ante el fisco.
Para que quede más claro. Debido a lo difícil para el fisco de controlar las contabilidades de las diferentes personas jurídicas o físicas, ellas se valen de estos escudos fiscales para justificar contablemente gastos que nunca se dieron en la realidad; es decir, contablemente se consigna un gasto por cincuenta millones de colones y físicamente existen las facturas que justifican aquel gasto, sin embargo, en la realidad, el equipo de cómputo no existe y la tributación no tiene la capacidad para ir a verificar la existencia de esos activos.
Como se observa, el meollo del asunto está en la debilidad que tiene el fisco para controlar a quiénes deben de tributar. Evidentemente ello no sucede con los trabajadores, ya que la mayoría no tiene posibilidad de usar escudos fiscales para justificar el gasto de su salario, se trata de un burro amarrado al que se le capta el tributo en la fuente; en contraste con el tigre suelto, que no solo tiene la posibilidad de aceptar solo efectivo o utilizar escudos fiscales, sino que ahora puede echar mano de otros instrumentos financieros. (…)”
Y más recientemente, en abril de este año, escribimos que:
“ (…) En Costa Rica el no pagar impuestos, al parecer, no es sancionado socialmente. A diferencia de lo que sucede en otras latitudes (Noruega, Suecia, Finlandia, por ejemplo), el no pago de los impuestos no es objeto de rechazo; al contrario, en nuestro país hay una tendencia a promover esta práctica y hasta alabar o mostrar admiración por aquellos que lo hacen y no son sancionados.
Los que no pagan impuestos son los cargas, los vivos, los inteligentes y son las personas que debemos emular. En lugar de ser denunciados y sometidos a una sanción ejemplar, entre bambalinas se suelen poner como el ejemplo a seguir; en esencia, se tiende a justificar el no pago de tributos bajo el argumento que toda la recaudación es para el pago de los salarios de funcionarios públicos. (…)”
Casi todo a lo que hemos hecho referencia, se aplica a los casos de La Nación y de Televisora de Costa Rica. No obstante y a pesar de ello, la gente sigue comprando la basura que venden esos dos medios de comunicación y vuelven la cara ante las omisiones que han hecho ambas empresas en relación con sus obligaciones tributarias.
Todavía causa más cólera escuchar a personeros de estas empresas justificando lo injustificable. Nadie paga más de tres mil seiscientos millones de colones por gusto, evidentemente, en esta ocasión, se han visto obligados a hacerlo; no obstante, no siempre ello ha sido así y ello ha quedado claro para aquellos que quieren ver una realidad que está ahí.
¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!

lunes, 19 de diciembre de 2016

¿Usted no sabe quién soy yo?

Lo sucedido con el ciclista Andrey Amador y un policía de tránsito merece un gran aplauso. No obstante, el aplauso no es para ninguno de estos personajes sino para los padres del ciclista; en otras palabras, los que merecen el mayor reconocimiento son el papá y la mamá de un deportista que tuvo la creencia que todo el mundo o, para ser más realistas, todos los costarricenses, tenemos la obligación de reconocerlo y rendirle tributo. ¡Error!
Ojalá que todos los deportistas de este país comprendan que ellos no son más que ningún otro costarricense. Entre estos personajes, pareciera, que la vanidad ocupa un lugar muy importante en sus vidas; se trata de personas que tienen la creencia de un mundo que gira alrededor de ellos, es decir, consideran que son como Luis XIV y que las demás personas debemos adorarlos como si fueran soles indispensables para nuestras vidas. ¡Error!
Normalmente son los futbolistas los que se comportan de este modo, ya que son los que salen más en los medios de comunicación y les pagan más dinero. A lo largo de la historia de ese deporte ha habido infinidad de casos de desubicados que se consideran la mamá de Tarzán y no son ni Chita la mona; sin embargo, que este comportamiento lo tenga un ciclista resulta toda una novedad y ello se debe a los logros que Andrey Amador ha tenido a nivel internacional.
No obstante, por más pergaminos que tenga este ciclista, hubo dos personas que entendieron lo fuera de lugar de su comportamiento. En efecto, no es raro encontrar padres de familia que ante semejante exabrupto pretenden defender lo indefendible; sin embargo, en este caso, sucedió todo lo contrario y los padres de este deportista tuvieron la sapiencia de hacerle ver que había actuado como un arrogante y que se le habían ido los humos a la cabeza.
La gran lección de este episodio fue ver a los padres de Andrey Amador, haciéndole ver su error y obligándolo a ofrecer disculpas públicas por lo que había hecho. En la actualidad hay padres de familia que si el profesor de primaria o secundaria les dice que su hijo ha actuado incorrectamente, lo que hacen es justificar las conductas equivocadas y reclamarle al profesor por haber tenido la osadía de denunciar a su hijo.
La conducta del padre de familia alcahuete se ha vuelto muy frecuente en nuestros tiempos. Antes cuando el profesor le decía al estudiante que iba a mandar a llamar a su papá o mamá, ello era motivo de preocupación; empero, en la actualidad ello no significa nada para cualquier estudiante, por el contrario, ante la denuncia del profesor, los padres de familia suelen cuestionar la autoridad del docente y se ponen, irresponsablemente, a favor de un hijo que se comporta de manera incorrecta en sociedad.
El padre y la madre de Andrey Amador hicieron lo que debían y ojalá que otros padres de familia aprendan de ellos y se comporten de manera similar. A los hijos se les debe educar para que entiendan que deben comportarse de manera adecuada en sociedad y que los triunfos de la vida no les brinda una patente de corso para comportarse petulantemente; mis respetos para los padres de este ciclista que supieron corregir y hacerle ver a su hijo que la conducta de agrandado no era la que ellos le habían enseñado.
No conozco ni al padre ni a la madre de Andrey Amador, pero la enseñanza que nos han dado a todos los costarricenses no tiene precio. Ojalá que todos los padres de familia entiendan que amor a sus hijos, no es alcahuetear cualquier tipo de conducta que vaya contra las enseñanzas adquiridas en el hogar.
¡En buena hora por los padres de Andrey Amador!

lunes, 12 de diciembre de 2016

La memoria, la historia y los “ismos”

La mayoría de los seres humanos, pareciera, no tienen memoria. Venimos cometiendo las mismas acciones que, el el siglo pasado, llevaron a la humanidad a vivir una serie de calamidades y muerte; y si somos más específicos, tendríamos que preguntarnos: ¿Por qué será que la mayoría de los europeos no aprenden de lo que les ha sucedido a lo largo de su historia?
Nuevamente en aquel continente han comenzado a surgir los diferentes “ismos”, que llevaron a sus países a ser el escenario principal de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Ahora se habla de los populismos de derecha y en el pasado proliferaron otros “ismos” como: el liberalismo, el comunismo, el anarquismo, el catolicismo, el protestantismo, el islamismo y el conservadurismo, por mencionar solo algunos de los “ismos” que han acompañado a Europa y a la humanidad a lo largo de su historia.
Muchas personas hablan de los diferentes “ismos” y nunca en la vida se han dignado leer un texto en el que se explica qué significa cada uno de ellos. Me ha tocado escuchar a personajes públicos de allá y de aquí, que no tienen la más mínima idea de lo que están hablando; sin embargo, se presentan ante el gran público como los más insignes expertos en relación con los diferentes “ismos”.
Y es que estamos viviendo una época en que el saber o no saber, pareciera, es irrelevante para la mayoría de las personas. En lugar de ponderarse el conocimiento que pueda tener un individuo, lo que se valora es su capacidad histriónica; es decir, si su imagen puede o no simpatizar a las grandes masas y con base en ello, servir de bocina para vender un discurso que poco importa su contenido y sí sus elementos retóricos.
Todo esto ocurre porque la mayoría de las personas no les interesa aprender de los hechos del pasado. Cualquiera que haya leído, ya no digo estudiado, la forma en que el nacionalsocialismo llegó al poder, no puede sino pensar en los diferentes movimientos de derecha que en el continente europeo han venido ganando espacio político en esos países.
La reflexión histórica personal o colectiva es necesaria para no reincidir en los errores cometidos en el pasado. Una persona que no se preocupa por analizar su pasado, probablemente, volverá a realizar los mismos yerros que le significaron situaciones negativas en su vida; pues bien, lo mismo ocurre con los pueblos de cada país, cuando a sus ciudadanos no se les instruye acerca de su historia, positiva y negativa, corre el peligro de volver a transitar caminos que depararon un retroceso en el desarrollo de esas sociedades.
La historia de los “ismos” también es fundamental para entender las consecuencias que han dejado estas diferentes ideologías en las vidas de las personas. El estudio de estas diferentes perspectivas e ideas, le permite a las personas tener un conocimiento para, por lo menos, no creer irreflexivamente en los cantos de sirena que plantean muchos demagogos que utilizan estos discursos ideológicos; en otras palabras, debemos preocuparnos para que la mayoría de la población tenga acceso a una educación en que la materia histórica tenga el papel preponderante que ha dejado de tener.
En todo caso, de todos los “ismos” el más peligroso es el fanatismo. Y desgraciadamente han ido proliferando los fanáticos y, peor aún, se les ha dado una relevancia que nunca deberían haber tenido. Cuando pienso en esta realidad, se me viene a la cabeza las palabras de uno de los principales filósofos de la Política y el Derecho del siglo XX:
“He aprendido a respetar las ideas, a detenerme ante el secreto de cada conciencia, a comprender antes de discutir y a discutir antes de condenar. Y puesto que estoy en vena de confesiones, hago todavía una, tal vez superflua: detesto a los fanáticos con toda mi alma.” Norberto Bobbio.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Luis Alberto Monge: ¡Ojalá su memoria inspire a la muchachada!

La muerte de Luis Alberto Monge Alvarez, prácticamente, constituye el fin de una generación que consiguió transformaciones que impactaron directamente a los sectores menos favorecidos. Al escuchar la noticia de su deceso, era inevitable pensar en los personajes con los que compartió don Luis en su juventud y que, según él mismo había dicho, tuvieron una influencia decisiva en su vida.
Y es que a finales de 1940, el joven Luis Alberto tenía 15 años de edad. Su carácter se fue forjando no tanto en el ámbito académico, sino en el fragor de las batallas cotidianas y con el contacto directo con la gente trabajadora; no obstante, en los siguientes ocho años, el joven Monge iba a curtirse con lo más selecto de la intelectualidad costarricense.
Como él mismo lo dijo, uno de sus grandes maestros fue Rodrigo Facio Brenes. Menos joven que él y con una formación académica más fuerte, el ex-Rector de la Universidad de Costa Rica se convirtió en un referente para aquel muchacho de Palmares y esa influencia, se manifestaría años más tarde durante la Asamblea Nacional Constituyente.
Luis Alberto Monge siempre luchó porque en Costa Rica existiera una mayor equidad social. Fue hijo de la época que le tocó vivir en que el pensamiento dominante era las tesis de la socialdemocracia, la doctrina social de la Iglesia y los planteamientos de los diferentes grupos de izquierda; es decir, bebió de unas ideas que procuraron llevar mayor bienestar al mayor número de la población costarricense.
Fue fundador del verdadero Partido Liberación Nacional. Tal y como lo dijo varias veces, especialmente en los últimos años, él nunca dejó de ser liberacionista; sin embargo, aclaraba que su adhesión imperecedera ha sido para con el Liberación histórico y no al que existe en la actualidad. Se opuso al Liberación Neoliberal, al Liberación del bazucazo.
Se desempeñó en diferentes cargos públicos en el período que va desde 1950 a 1980. Se hizo adulto a la par de figuras como José Figueres Ferrer, Francisco Orlich y Daniel Oduber, por mencionar algunos personajes, vivencia que le permitió tener una comprensión integral de la política nacional; en ese sentido, esa escuela le iba ayudar mucho para leer la realidad en la que le tocó gobernar y salir bien librado de aquel trance difícil de la historia nacional.
El gobierno hecho por Monge entre los años 1982 y 1986, constituyó el final de una forma de gobernar en favor de los grupos menos favorecidos. A pesar de la situación económica que le antecedió, don Luis Alberto logró estabilizar el país y controlar los principales índices económicos que estaban perjudicando a la sociedad costarricense; en otras palabras, este personaje estuvo presente en los principales y mejores momentos de la política costarricense, interactuó con los principales forjadores de la mejor Costa Rica que hemos vivido y no es extraño la desilusión que experimentó en los últimos años.
Quienes han vivido, leído y analizado la historia de Costa Rica de los últimos 30 años, han visto deteriorarse las conquistas sociales que la generación de los cuarenta nos legó. Por eso llama la atención que un grupo de personas que se hacen llamar Generación 70 del Partido Liberación Nacional, digan que don Luis Alberto es su inspiración y mentor; sin embargo, los hechos no respaldan a estos personajes, ya que no han respetado los postulados básicos del Liberación histórico como decía el ex-presidente Monge.
Tanto esa generación como la de los años sesenta, han sido nefastas para la sociedad costarricense. Esta segunda es la de los Arias Sánchez, la de los Rodríguez Echeverría o Laclé Castro; es decir, son los personajes que nos han gobernado en las últimas tres décadas y con los resultados que hemos tenido a nivel de equidad social.
Ojalá la memoria de don Luis Alberto Monge sirva para inspirar a las nuevas generaciones. En lo particular no espero nada, la esperanza es una virtud teologal y mi condición de laico me hace confiar más en la razón; sin embargo, en los tiempos que nos ha tocado vivir, desgraciadamente, lo que impera es la razón de la sin razón.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Los costarricenses sabemos cuando las cosas se están haciendo bien

El costarricense en general no es tonto. Los ticos, hombres y mujeres, tienen la suficiente inteligencia para observar cuando algo se está haciendo sinceramente, sin segundas o terceras intenciones; es decir, tenemos la capacidad de ver que las personas participantes lo están haciendo de corazón y por vocación, no por un interés de figuración o por otros fines de carácter personal.
Lo mejor que tenemos los costarricenses ha salido a relucir en estos días. Los ciudadanos pudimos observar que, ante la amenaza cierta del huracán Otto, una serie de personas que trabajan en las más diversas instituciones dijeron presente, se arrollaron las mangas y comenzaron a desarrollar un trabajo con el único propósito de prevenir los posibles daños, personales y materiales, del fenómeno natural.
Vimos personas que, además, se habían preparado para afrontar una situación extrema como la que hemos vivido. Conforme fuimos escuchando la estrategia que iban a desarrollar, sentíamos la confianza de que las cosas se estaban haciendo bien y que los participantes lo hacían desde el conocimiento y desde la convicción de estar ayudando para que nos fuera bien a todos los costarricenses y, en especial, a los que iban a ser afectados directamente por el huracán.
La mayoría de costarricenses, por no decir todos, consideramos que las acciones que se han hecho para afrontar esta emergencia han sido las correctas. Las personas que han estado involucradas en esta crisis, lo han hecho de buena fe, movidos por un sentimiento de solidaridad, de un espíritu que nos hace pensar en lo mejor de los seres humanos; se trata de algo que no es un invento, una farsa, no es una imaginación, lo hemos sentido, lo hemos observado, nadie nos lo ha contado.
Resulta mezquino que haya una sola persona que intente desconocer esta realidad. No se entiende por qué a alguien se le puede ocurrir enlodar el trabajo de personas que han dado lo mejor de sí, durmiendo poco, a veces sin probar bocado durante todo un día y con la máxima tensión de querer que las cosas salgan bien por el bienestar de compatriotas que, probablemente, nunca han visto en sus vidas.
Dichosamente la evidencia ha sido tan contundente, que los mismos costarricenses se han encargado de acallar a estos insensatos. Como todos vivido lo que ha pasado y hemos visto el esfuerzo que se ha hecho, nos ha parecido impropio el intento de unos pocos de desconocer esta realidad; en efecto, han sido las propias personas, de manera desinteresada y teniendo sólo la convicción de que todos somos costarricenses, los que han salido al paso de este tipo de personas sin ningún tipo de escrúpulo.
Hace mucho tiempo que no sucedía esto en Costa Rica. Como han podido darse cuenta, no he mencionado a personas específicas, niveles de autoridad, jerarquías y ningún otro tipo de criterio con el que solemos clasificar a las personas; no lo he hecho, porque todas las personas que han participado en este proceso son importantes, desde el que adopta las decisiones hasta aquel que le ha tocado estar en lo más recóndito de la montaña. ¡Todos, absolutamente todos, son importantes!
Tampoco voy a mencionar a las personas que han querido desmeritar la labor que se ha hecho en relación con esta emergencia. No lo voy hacer, porque no merece la pena y porque la mayoría del pueblo de Costa Rica identifique a estos seres mezquinos; ha sido el tico de a pie, ese que muchos subestiman, quien se ha encargado de callarles la boca y hacerles entender que no se va tolerar valoraciones negativas de algo que, en la medida de nuestras posibilidades como país, hemos tratado de hacer lo mejor posible.
Desgraciadamente no todo ha sido perfecto. Hubiésemos querido que no se hubiesen dado pérdidas humanas, pero ello no ha sido posible; no porque no se haya hecho todos los esfuerzos para evitarlo, sino porque en estas situaciones siempre hay un componente de azar que no es controlable. No dudo en ningún momento que cada una de las personas que han participado en esta operación, han sentido en el alma la pérdida de las vidas de estos costarricenses.
Somos un gran país, somos una nación de gente buena y solidaria. No deberíamos tener que vivir estas situaciones extremas para darnos cuenta de ello, tenemos todo para salir adelante como pueblo; sin embargo, muy a menudo, nos preocupamos más por desmeritar el trabajo de nuestros prójimos y ello nos impide avanzar por un camino de solidaridad en que todos quepamos.
¡Gracias, muchas gracias, para todas las personas que han participado y siguen participando en todo el proceso para afrontar la emergencia del huracán Otto!
¡Ustedes hacen que todos nos sintamos orgullosos de ser costarricenses!

lunes, 21 de noviembre de 2016

Estadounidenses: ¿Por qué no protestan para cambiar el sistema de elección?

En lugar de protestar contra la elección de Donald Trump, los manifestantes de los últimos días deberían solicitar que se cambie el sistema de elección. En efecto, a estas alturas del siglo XXI, resulta incomprensible que los estadounidenses sigan utilizando un sistema de elección indirecto; los representantes ante los colegios electorales tenían sentido cuando la incomunicación y las largas distancias hacían necesario que existieran representantes que transmitieran la voluntad de los votantes en los centros de decisión política, sin embargo, en la actualidad ello resulta improcedente.
Lo que originó este mecanismo de representación ya no se justifica en nuestros días y atenta contra la democracia. Resulta que la mayoría de los estadounidenses con derecho a votar, lo hicieron en su mayoría por la candidata del Partido Demócrata; sin embargo, debido al sistema de voto indirecto y a la distribución de votos por Estado, incrédulos, hemos visto que el elegido ha sido el candidato del Partido Republicano.
Independientemente de las razones que tuvieron muchos estadounidenses para votar por el señor Trump, está claro que el sistema de elección en ese país tienen un defecto que deberían solucionar de una vez por todas. Lo mismo ocurrió a inicios de este siglo, cuando el candidato Al Gore obtuvo la mayoría de votos en la elección frente a George W. Bush; sin embargo, este último se convirtió en Presidente de ese país y ya todos sabemos como nos fue.
En consecuencia, las protestas de los ciudadanos de Estados Unidos no deberían estar orientadas a cuestionar la elección del millonario Trump o a plantear que no se sienten representados por él. Lo realmente importante es que soliciten una reforma de lo establecido por la Enmienda 12 que norma la forma de elegir a el Presidente y Vicepresidente de ese país; en otras palabras, no se trata de una reforma que no se pueda hacer, ya que dicha enmienda modificó en su momento lo que disponía la Sección I del Artículo II de la Constitución de los Estados Unidos.
Ahora bien, aunque una enmienda como la sugerida haría más democrático el sistema de elección estadounidense, no evitaría que se elija a personas con atestados y propuestas tan fuera de lugar como las del señor Trump. A lo largo de la historia de la humanidad, hemos visto como las mayorías han elegido, muchas veces, a los menos indicados y ello ha provocado hechos de los que la humanidad todavía no se recupera; en no pocas ocasiones, el principio de mayoría se ha vuelto contra los propios electores y los arrepentimientos se han vuelto impertinentes por aquellos que eligieron a semejantes personajes.
Por otra parte, a diferencia de lo que ocurrió con la elección de Obama, el nuevo presidente electo de los Estados Unidos va contar con mayoría republicana en el Congreso. Tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, los ciudadanos de ese país han establecido que el Partido Republicano tenga los votos suficientes para aprobar las políticas que impulse el nuevo ocupante de la Casa Blanca; en otras palabras, al menos hasta que haya nuevas elecciones, la rama legislativa estará a disposición del Poder Ejecutivo y ello no es poca cosa.
Como si fuera poco, Donald Trump, tendrá también la posibilidad de elegir un nuevo juez que formará parte de la Suprema Corte de los Estados Unidos. Con ello, otra vez, los equilibrios entre los jueces conservadores y progresistas, van a ser modificados; en otras palabras, ello podría traer sentencias contrarias a los grupos minoritarios y favorables a legitimar, jurídicamente, las políticas que han sido esbozadas por el candidato republicano.
La razón nos hace estar pesimistas del futuro de los Estados Unidos. El pesimismo de la razón no nos permite augurar buenos tiempos, al contrario, todo parece indicar que vamos a volver a algo similar a lo ocurrido en tiempos de George W. Bush; es decir, las guerras van a catalizar, la desregulación se va incrementar y los pequeños avances en materia social vendrán a menos en ese país.
¡Qué tristeza!

lunes, 7 de noviembre de 2016

UCR: ¿Hasta cuándo seguirán esperando?

Los miembros de la comunidad universitaria de la Universidad de Costa Rica (UCR), pareciera, están esperando que los detractores de esta institución, terminen por traspasar todos los límites para minar las bases que le dan sentido a su quehacer dentro y fuera de la sociedad costarricense. Hay personas allí que, definitivamente, no han entendido los tiempos que estamos viviendo y la coyuntura en la que nos encontramos.
Don Rodrigo Facio Brenes debe estar apesadumbrado de observar como hay personas que tienen la desfachatez, no sabemos si por ignorancia, de pretender decirle a la universidad y en concreto a la UCR, si puede impartir un curso relacionado con el Islam. Debe estar todavía más incrédulo de mirar que el partido político con el que alguna vez tuvo afinidad, se presta para desarrollar acciones con el propósito de investigar: ¿Por qué a la UCR se le ocurre promover un curso relacionado con el Islam?
¡Y veréis peores cosas!, decía mi abuelita.
La Autonomía Universitaria se suele presentar como un sustantivo cuando en realidad es un adjetivo. El sustantivo o sujeto al que se le otorga la Autonomía es a la universidad y en concreto a la universidad pública. Se trata de un valor que, como la libertad o la justicia, se considera fundamental para que esta institución pueda desarrollar sus funciones dentro de cualquier sociedad.
En consecuencia, como la Autonomía es un término valorativo o axiológico, tiene los mismos problemas que presenta este tipo de terminología. Su significado puede ser interpretado de muchas maneras, especialmente, si las personas llamadas a definirlo, no tienen claro de qué están hablando; en otras palabras, es necesario que los propios universitarios entiendan porque a las universidades públicas en general y la UCR en particular, se le otorgó una Autonomía que tiene características diferentes a la concedida a otras instituciones del Estado.
No se puede hablar y repetir de manera automática un concepto que no se tiene claro su significado y que, además, en este momento es entendido y valorado negativamente por una buena parte de la población costarricense. Digámoslo claramente y sin rodeos, en este momento hay ciudadanos que valoran negativamente el que la UCR tenga una Autonomía cuyo significado asocian a una especie de fuero o potestad especial que le permite separarse del resto de Costa Rica como si fuera, ya muchos lo han dicho, una especie de República Universitaria Independiente.
Los universitarios de todo tipo, administrativos, docentes, estudiantes y graduados, requieren tener claro el significado del término Autonomía. Significado que fue valorado positivamente por nuestros abuelos, al punto de considerar necesaria su inclusión en la norma de mayor jerarquía del ordenamiento jurídico. Las universidades públicas requieren de Autonomía para que las personas que se dedican a la enseñanza o a la investigación, por ejemplo, puedan desarrollar sus actividades con libertad; es decir, sin estar sometidos a los designios, presiones o caprichos del poder político, económico o ideológico de una sociedad.
La valoración positiva del otorgamiento de la Autonomía a las universidades públicas, depende de la comprensión de la importancia histórica que ello ha tenido para las sociedades. No obstante, hay universitarios que hablan de la Autonomía y no entienden el fundamento axiológico, teórico e histórico de este concepto; es decir, lo repiten como loras pero no lo comprenden, si esto es así en buena parte de la comunidad universitaria, cómo podemos esperar que el resto de ciudadanos valoren necesario y positivamente la conveniencia que las universidades públicas cuenten con eso que llaman Autonomía.
Por eso es necesario que los universitarios de todo tipo dejen de hablar de la Autonomía como algo que todos entienden y pasen a desarrollar acciones en que se le explique a sus propios integrantes y a la población en general, el significado de dicho término. El problema es que se ha dado por sentado que todos entienden qué es la Autonomía y de eso se han valido los detractores de la universidad pública para posicionar en la mente de los ciudadanos una idea errónea de su significado.
A las universidades públicas y en especial a la UCR, se le ha querido desprestigiar para someterla a los designios del poder político, económico e ideológico. Es necesario explicarle a la mayoría de los ciudadanos, las veces que sean necesarias, qué es la Autonomía y por qué es necesario que la universidad pública cuente con ella a nivel constitucional; el error más grande que se ha cometido es suponer que los universitarios y los ciudadanos en general comprenden qué significa la Autonomía otorgada a las universidades públicas y, especialmente, cuál es la importancia de ella para las sociedades democráticas.
En este momento la UCR debería estar pensando en acciones concretas que le permitan revertir la idea errónea que maneja buena parte de la población costarricense del significado y necesidad de la Autonomía para las universidades públicas. Diferentes unidades académicas deberían estar pensando sobre cómo hacer para que un mensaje de este tipo llegue de manera eficaz a la mayoría de las personas; ojalá, obviando los medios de comunicación tradicional que, como todos sabemos, están en manos de los detractores de la universidad pública.
Debemos tenerlo claro, si los miembros de las propia universidad pública no luchan por la Autonomía que se le ha otorgado en el texto constitucional, puede llegar un día en que otras personas consideren que ella no es necesaria y que se debe eliminar de la Constitución Política. Muchos de los detractores de la universidad pública y en especial de la UCR, estarían felices de eliminar la Autonomía de Gobierno y que fuera el Poder Ejecutivo o la Asamblea Legislativa quienes impusieran a las autoridades universitarias para definir las políticas académicas que la institución debe seguir.
Empero, como esto resulta más complicado de ejecutar, han optado por tratar de limitar esa Autonomía en su ámbito más vulnerable, a saber: el financiero. Por medio del estrangulamiento presupuestario se pretende, por parte de estos grupos de interés político y económico, que las universidades públicas se sometan a sus designios e intereses. En lugar de estadistas como Rodrigo Facio o Fernando Baudrit, por ejemplo, debemos lidiar con personajes como Otto Guevara o Mario Redondo. ¡Qué bajo hemos caído!
La UCR debe dejar de esperar y pasar a la acción, porque si continúa esperando, puede que se le haga demasiado tarde.

lunes, 31 de octubre de 2016

Igualdad: ¡Yo también quiero una pensión de Magistrado!

Las buenas pensiones deberían ser para el mayor número de costarricenses. Recientemente ha salido a la luz pública declaraciones dadas a lo interno de la Corte Suprema de Justicia, en que uno de los Magistrados argumenta en contra de la pauperización de su posible pensión; el argumento habría que aplicarlo en relación con todas las pensiones, sin embargo, ese es el punto medular del asunto: las buenas pensiones son, únicamente, para algunas personas.
Al contrario de lo que muchos critican, el argumento del Magistrado es correcto. Los derechos sociales deben potenciarse hacia arriba, es decir, en lugar de homologar a las personas hacia abajo, es necesario subir a los que están abajo; no obstante, los grupos que están en el poder económico, político e ideológico, se han encargado de promover una lógica contraria que sólo les favorece a ellos.
El argumento falaz consiste en generalizar la pobreza para la mayoría de la población costarricense. En lugar de promoverse una serie de Derechos Sociales que tuvieron su origen en las luchas de los sectores laborales a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa, la tendencia en los últimos treinta y cinco años es ir en contra de estos derechos e impulsar el argumento contrario, a saber: los derechos sociales son privilegios y a las personas que los tienen se les debe suprimir.
Para lograr la eliminación o reducción de esos Derechos Sociales, los grupos dominantes utilizan como instrumento a los propios trabajadores. En lugar de promoverse en el sector privado una política de salarios crecientes y de iniciativas para que sus trabajadores tengan mejores condiciones de vida, los empresarios abogan por salarios mínimos y por reducir o eliminar Derechos Sociales que les signifique gastos adicionales para la producción.
En este sentido y dadas esas circunstancias, se utiliza a los trabajadores del sector privado para legitimar sus objetivos de homologación hacia abajo. Así, por ejemplo, se le dice a los trabajadores de las empresas que hay una desigualdad en relación con los trabajadores del sector público y que es necesario eliminar los “privilegios” de estos últimos; con este argumento se desvía la atención de estos trabajadores con el propósito que no se les ocurra realizar reivindicaciones salariales u otras de carácter social que los beneficie a ellos mismos.
Con esta estrategia logran que los trabajadores del sector privado se enfrenten a los del sector público y distraen la atención de lo realmente importante. El objetivo de ambos sectores, público y privado, es luchar para que las condiciones laborales y de vida sean cada día mejores; sin embargo, los grupos dominantes han logrado que los trabajadores del sector privado aboguen por pauperizar las pocas conquistas que han sido logradas en materia social, en nuestro país y en el mundo.
Todo esto sucede con los trabajadores que menos salario tienen, porque la cosa es diferente en las altas gerencias de las empresas y del sector público. En efecto, no estamos hablando del Gerente que gana diez o quince mil dólares en una empresa medianamente exitosa, tampoco nos referimos al Gerente de un Banco del Sistema Bancario Nacional que recibe salarios desproporcionados; empero, desgraciadamente, el valor de la igualdad lleva consigo una trampa que permite su utilización tanto por los poderosos como por los menos favorecidos, en otras palabras, el argumento de la igualdad es el que mejor sirve para los argumentos retóricos de los diferentes grupos.
Para que nos entendamos, el problema no es que el Ex Magistrado tal o el Ex Diputado cual reciban una pensión de más de cinco millones, sino que el resto de la población no recibamos esa misma pensión. La lógica debería ser que al resto de la población se le aumente la pensión a esos cinco millones o más, y así se equipara hacia arriba en lugar de pauperizar hacia abajo; claro está, eso supondría que debemos destinar más recursos para que ello sea posible y existen algunas personas que no están de acuerdo con destinar dinero para financiar este tipo de Derechos Sociales.
Ahora bien, los excesos en el sector privado se dan de otra forma. Para nadie es un secreto que muchos empresarios reportan salarios risibles a la Caja Costarrricense del Seguro Social  (CCSS) y cuando ya están pronto a cumplir con los requisitos de jubilación, comienzan a reportar un salario mayor para obtener la mejor pensión posible; claro está, eso sin perjuicio de los ingresos que obtienen por concepto de dividendos en razón de la propiedad indirecta o directa en el capital social de la empresa.
Los que no hayan leído estas líneas con atención, pensarán que estamos defendiendo las pensiones de lujo. ¡Falso! Lo que procuramos es hacer ver que el argumento de la pauperización de las pensiones es cierto, sin embargo, no es la misma pauperización para los Magistrados que se van a pensionar, que la sufrida por aquellos que recibirán una pensión cuya suma de dinero no les permite vivir dignamente.
El problema es, insisto, que el argumento de la igualdad lo utiliza el Magistrado, el Gerente General de una Transnacional y también el Conserje o la Secretaria de un ente público o de una empresa privada. ¡Ahí es donde está la trampa retórica!

lunes, 24 de octubre de 2016

¡Qué difícil es sobrellevar el pesimismo de la razón!

Hace un tiempo leí una frase del premio nobel de literatura, José Saramago, que decía: “Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay”.
Saramago está hablando del pesimismo de la razón. Se trata de aquella actitud en la que se cae, cuando se tiene la posibilidad de entender lo que está pasando y se siente una impotencia ante el intento de cambiar las cosas; en otras palabras, no se trata de un pesimismo biológico, de una actitud ante la vida, sino del resultado de racionalizaciones que llegan a conclusiones poco esperanzadoras en relación con la realidad y los seres humanos.
Uno de los problemas principales es la preferencia existente por la sociedad del espectáculo. En efecto, tal y como lo comentaba Mario Vargas Llosa, hemos caído en una dinámica de los superfluo; para una mayoría de seres humanos, lo único que consideran importante es divertirse en entretenimientos carentes de sentido, ya ni siquiera hay una lógica mínima y eso ha fomentado la estupidez y la frivolidad cabalga a rienda suelta.
Los pesimistas de la razón, en no pocas ocasiones, terminan con una amargura que les impide reír de lo que ven a su alrededor. Les molesta sobremanera que quieran pintarles la cara de ineptos, cuando escuchan a un personaje público o a un formador de opinión expresando la razón de la sin razón; dicho en otros términos, no soporta y no entiende por qué ese tipo de personas están al frente de lo público. Le incomoda que crean en la existencia de una especie de ineptitud generalizada.
El pesimista de la razón cuestiona todo lo que observa, escucha y lee. No comprende la razones que llevan a una televisora, una radioemisora o a un diario, otorgar preferencia a personajes cuya cultura, educación y léxico resulta sumamente limitado o inexistente; se pregunta sobre las posibilidades que tenemos como sociedad, teniendo en cuenta que muchos de los puestos de toma de decisión están en manos de este tipo de personas.
El pesimismo de la razón contrasta con el optimismo de la sin razón. Existen personas que consideran que los problemas se van a resolver con adoptar una actitud que evade el análisis de los problemas y deja su solución a la divinidad providencia o a un golpe de suerte del destino; esa conducta, hasta cierto punto determinista, hace que el pesimista de la razón sea cada día más escéptico en relación a lo que se puede o  no  hacer en la realidad.
El pesimista de la razón no es un bicho raro, pero se diferencia de muchas maneras del optimista de la sin razón. Por ejemplo, puede observar el fútbol y en lugar de dar rienda suelta a las emociones, procura entender la táctica y la estrategia planteada por directores técnicos cuyo nivel intelectual y cultural deja mucho que desear; nada diferente ocurre con los jugadores que, en muy contados casos, muestran alguna señal de haber pasado por la primaria  o los estudios de secundaria.
Lo que ocurre en el fútbol también  se replica en otra áreas del quehacer humano. Si se va a realizar un concurso de baile, lo que se espera es que los participantes sepan bailar y no que pretendan aumentar su popularidad haciendo una actividad para la cual no tienen ningún tipo de destreza o habilidad; en términos sencillos y visto de una manera pragmática, los optimistas de la sin razón le hacen mucho daño a la sociedad con su conducta irresponsable, irreflexiva y llena de chabacanería.
¡Qué difícil es sobrellevar el pesimismo de la razón!

lunes, 17 de octubre de 2016

Trump: ¡El olor azufre puede ser una realidad!

Lo que está sucediendo en los Estados Unidos es algo en que la realidad supera la ficción. Hace unos meses, escribimos en esta columna un artículo en que nos parecía una cosa demencial que el electorado del Partido Republicano pudiera elegir como candidato a una persona como Donald Trump; sin embargo, la demencia en muchas ocasiones, a lo largo de la historia de la humanidad, ha superado a la racionalidad y este es un ejemplo de esa cruel realidad.
¿Se ha preguntado usted cómo los alemanes en 1933 eligieron a Hitler como Canciller? Pues bien, lo que ha sucedido en el Partido Republicano y lo que está sucediendo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, es una muestra de la irracionalidad con que decide el electorado en los distintos países del mundo; atención, no siempre es así, pero cuando ello ha sucedido, los resultados han sido desastrosos.
Uno no se explica, por ejemplo, por qué los ingleses decidieron darle la espalda a Churchill y su partido después de la Segunda Guerra Mundial. El electorado de los países es muy impredecible y su voto, a diferencia de lo que muchos dicen, es más emotivo que racional; digámoslo claramente, los seres humanos actuamos menos con el cerebro y más con base en otros estímulos de carácter emocional. Ya lo hemos dicho en otras ocasiones, la historia ha mostrado que las personas nos hemos caracterizado por ser: violentos, mentirosos e interesados.
Las personas con un mínimo de racionalidad esperan que Donald Trump no gane las elecciones. Estas personas no necesariamente son simpatizantes de la señora Hilary Rodman, pero están claros que si se eligiera a Trump ello sería un desastre para los Estados Unidos y para la comunidad internacional; en otras palabras, lo menos perjudicial sería que los estadounidenses elijan a la esposa de William Clinton, no porque sea la mejor opción sino porque es peor elegir al candidato del Partido Republicano.
El problema es que Donald Trumpo es una posibilidad. En efecto, nos guste o no, existe la posibilidad que este señor quede electo y esa simple posibilidad nos debe llevar a realizar una reflexión profunda y preguntarnos: ¿Por qué estos personajes pueden llegar a tener semejantes posibilidades y otras personas con mejores características para gobernar son desechados por el electorado de los países?
En la actualidad lo que importa es ser conocido y no qué características tiene la persona para gobernar. Para ello se utilizan las más variadas estrategias que están próximas a la frivolidad y a las más variadas superficialidades; es decir, se acude a todo aquello que pueda disimular sus competencias como gobernante.
Lo menos que se evalúa son los aspectos mínimos de un gobernante. En la actualidad el conocimiento de las necesidades de los ciudadanos y la capacidad de análisis político y jurídico, por ejemplo, quedan en segundo o tercer plano; al contrario, se analiza del candidato si tiene o no sentido del humor, si baila o no los ritmos de moda, en fin, si está conectado con los programas de entretenimiento que la mayoría de las personas prefieren.
Donald Trump es una muestra más de la estupidez a la que ha llegado la política en nuestros días. El problema es que actualmente, teniendo en cuenta el sistema de elección indirecto de los Estados Unidos, este candidato es una opción que puede convertirse en una realidad; en efecto, la mayoría de electores podría estar en contra de la elección de Trump, pero dependiendo los Estados en que gane, podría convertirse en el Presidente de los Estados Unidos.
Recordemos la elección entre Al Gore y George W. Bush. A pesar que el candidato demócrata obtuvo la mayoría de votos del electorado estadounidense, el que ganó la presidencia fue Bush por haber ganado en los Estados con más votos en los colegios electorales; en otras palabras, Trump es una pesadilla posible y pareciera que sería peor a lo que fue George W. Bush.
¡El olor a azufre puede volver a ser una realidad!

lunes, 10 de octubre de 2016

Los medios de comunicación no son imparciales

Nunca he tenido problema en tolerar aquellas posiciones contrarias a las ideas con las que me identifico. A lo largo de la historia de la humanidad, la tolerancia no ha sido una característica que ha prevalecido entre los seres humanos; al contrario, lo que ha imperado es el deseo de hacer prevalecer las ideas de unos por encima de otros.
La tolerancia a las ideas de los demás se sustenta en que las personas no somos iguales y esa desigualdad se manifiesta en diferentes campos, entre ellos, el del pensamiento. En efecto, la diversidad de ideas lejos de ser un problema se constituye en una ventaja; es decir, a mayor número de ideas, más posibilidades existen de acertar en la solución de los problemas y ello tiende a beneficiar al mayor número de personas.
En ese sentido, no tengo problema en leer ideas contrarias a mí pensamiento. Por ejemplo, en el plano internacional y con la facilidad que otorga actualmente el internet, no me molesta ver el New York Times que es cercano a los Republicanos, observar el diario El Mundo que está cercano al Partido Popular en España, o pasar revista a El Clarín que ha mostrado su ideología de Derecha en Argentina.
Ahora bien, lo que siempre me ha parecido reprochable es que haya medios de comunicación que pretendan hacerse pasar como imparciales ante el gran público. Desgraciadamente, en Costa Rica y otros países, hay algunas empresas de comunicación que se presentan de esa forma y piensan que todos los ciudadanos somos lo suficientemente ingenuos para creerles la farsa; peor aún, muchos de sus trabajadores terminan creyendo que la imparcialidad es algo posible y se enojan con aquellos que les hacen ver su sesgo.
Hay varios medios de comunicación que deberían ser sinceros con el público y no hacerse pasar como imparciales. Televisora de Costa Rica (TELETICA), Representaciones Televisivas (REPRETEL), Grupo Columbia, Grupo Monumental, Grupo Nación, Grupo Extra, por citar los más relevantes, son medios de comunicación afines a la ideología de derecha; es decir, difunden un discurso conservador en lo religioso y en lo social, abogan por una libertad de carácter económico y adversan cualquier iniciativa para intentar equiparar la inequidad que esas ideas producen, asimismo, adversan lo público y promueven lo privado en sus diversas manifestaciones de carácter político.
Unido a lo anterior, desarrollan noticiarios en que el balance de la información es totalmente inexistente. Por ejemplo, si quieren promover la crítica al gobierno, ya se sabe a cuáles diputados van a solicitarles opinión: Otto Guevara, Mario Redondo, Rolando González, Rosibel Ramos y, dependiendo el tema, a los diputados que se hacen llamar cristianos.
¿Acaso no existen otros diputados competentes para vertir una opinión más equilibrada en relación con los problemas nacionales? Uno extraña que no se tenga en cuenta la opinión de un ex-magistrado como Carlos Arguedas en materia jurídica o de un Henry Mora en materia económica que, a pesar de pertenecer a un determinado partido político, su talante académico los lleva a realizar intervenciones que se alejan del circo mediático reinante.
Da pena observar la forma en que los diputados señalados, se prestan para impulsar un discurso mediático totalmente sesgado y que se aleja mucho de lo que merece el pueblo de Costa Rica. En todo caso, como lo dijimos al inicio, el problema es que estos y otros medios de comunicación quieran hacerse pasar como imparciales y como defensores del pueblo de Costa Rica.
Mejor no nos defiendan que nosotros nos defendemos solos. Mucho harían si fueran claros con el público y dejarán de presentarse como medios de comunicación imparciales. Claro está, después de que lean este artículo, no dudo que los estimables lectores me quieran enterrar en cajita blanca.
Bueno, como dice la canción: ¡Que nos entierren juntos!