lunes, 21 de agosto de 2017

Hace un par de semanas se publicó en esta columna un artículo denominado: “No a la arbitrariedad en el retiro de placas”. Como suele suceder, alguna gente ni siquiera leyó el texto y se dedicaron a emitir una serie de exabruptos, bajo el supuesto, que el artículo defendía a las personas que se suelen estacionar mal en las calles.
¡Para verdades el tiempo! No transcurrió mucho para que las personas comenzaran a darse cuenta de las advertencias que se hacían en aquel momento, es decir, sin que uno pensara pasar como profeta, muchos ciudadanos experimentaron de primera mano la arbitrariedad que se ha dado con este asunto.
Muchas personas han dicho que les han bajado las placas de su vehículo sin ninguna razón. Ya lo decíamos desde antes que comenzara ocurrir esto de manera masiva, la reforma a la ley de tránsito parte de una serie de presupuestos que son total y completamente falsos, a saber: 1) Que la policía va aplicar la ley siempre y cuando que ocurra el supuesto de hecho de la norma. 2) Que la policía no va incurrir en ninguna arbitrariedad al momento de sancionar a los conductores. 3) Que en todos los casos, el conductor es culpable de violentar lo que establece la ley.
El problema es que son supuestos que no necesariamente son ciertos. Para empezar los conductores antes podían pensar que si se estacionaban en un lugar donde no hubiese línea amarilla no serían sancionados, no obstante, esa idea ha quedado desvirtuada porque ahora queda a la discrecionalidad o arbitrariedad de la policía de tránsito, interpretar si usted está o no incumpliendo lo que establece la ley.
Muchas personas creen que si a un conductor le quitaron las placas y lo sancionaron con una multa, automáticamente, la persona es culpable y la policía de tránsito tiene la razón. Incluso, bajo esta idea, se atreven a decir que está bueno que las personas vayan a padecer al Consejo de Seguridad Vial (COSEVI), para que les devuelvan las placas de su vehículo. ¡Las cosas no pueden ser así!
Como era previsible los comercios ya se han comenzado a quejar por la afectación que han tenido en sus negocios. En el pasaje gastronómico de Barrio Escalante, una noche de estas, con toda la intensión, policías de tránsito o municipales, llegaron a quitar placas a diestra y siniestra; como es lógico, la gente ha comenzado a correrse porque no está dispuesta a arriesgarse a quedarse sin usar su vehículo por este tipo de situación.
Hay personas que han manifestado la obligación de usar el transporte público y dejar los vehículos en la casa. En lo particular, no tendría problema en someterme a esa idea; sin embargo, el transporte público costarricense es sumamente deficiente en muchos aspectos, razón por la cual esa opción habría que contextualizarla adecuadamente.
Pero el tema central no es la deficiencia del transporte público, el punto medular es que la policía de tránsito ha hecho una aplicación arbitraria de la ley de tránsito y con una gran falta de sentido común. Tanto ha sido así, que en el COSEVI no da pie en bola con el número de personas que a diario intentan recuperar sus placas porque han sido sometidas a este tipo de sanciones.
Estamos en presencia de una conducta que no se puede tolerar. Tanto los policías como los funcionarios de la administración pública, deberían experimentar la orfandad de los administrados ante la arbitrariedad y el abuso de poder en que incurren.
Nadie está promoviendo un irrespeto a la autoridad, estamos exigiendo que esa autoridad respete lo dispuesto en la ley.

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