lunes, 10 de octubre de 2016

Los medios de comunicación no son imparciales

Nunca he tenido problema en tolerar aquellas posiciones contrarias a las ideas con las que me identifico. A lo largo de la historia de la humanidad, la tolerancia no ha sido una característica que ha prevalecido entre los seres humanos; al contrario, lo que ha imperado es el deseo de hacer prevalecer las ideas de unos por encima de otros.
La tolerancia a las ideas de los demás se sustenta en que las personas no somos iguales y esa desigualdad se manifiesta en diferentes campos, entre ellos, el del pensamiento. En efecto, la diversidad de ideas lejos de ser un problema se constituye en una ventaja; es decir, a mayor número de ideas, más posibilidades existen de acertar en la solución de los problemas y ello tiende a beneficiar al mayor número de personas.
En ese sentido, no tengo problema en leer ideas contrarias a mí pensamiento. Por ejemplo, en el plano internacional y con la facilidad que otorga actualmente el internet, no me molesta ver el New York Times que es cercano a los Republicanos, observar el diario El Mundo que está cercano al Partido Popular en España, o pasar revista a El Clarín que ha mostrado su ideología de Derecha en Argentina.
Ahora bien, lo que siempre me ha parecido reprochable es que haya medios de comunicación que pretendan hacerse pasar como imparciales ante el gran público. Desgraciadamente, en Costa Rica y otros países, hay algunas empresas de comunicación que se presentan de esa forma y piensan que todos los ciudadanos somos lo suficientemente ingenuos para creerles la farsa; peor aún, muchos de sus trabajadores terminan creyendo que la imparcialidad es algo posible y se enojan con aquellos que les hacen ver su sesgo.
Hay varios medios de comunicación que deberían ser sinceros con el público y no hacerse pasar como imparciales. Televisora de Costa Rica (TELETICA), Representaciones Televisivas (REPRETEL), Grupo Columbia, Grupo Monumental, Grupo Nación, Grupo Extra, por citar los más relevantes, son medios de comunicación afines a la ideología de derecha; es decir, difunden un discurso conservador en lo religioso y en lo social, abogan por una libertad de carácter económico y adversan cualquier iniciativa para intentar equiparar la inequidad que esas ideas producen, asimismo, adversan lo público y promueven lo privado en sus diversas manifestaciones de carácter político.
Unido a lo anterior, desarrollan noticiarios en que el balance de la información es totalmente inexistente. Por ejemplo, si quieren promover la crítica al gobierno, ya se sabe a cuáles diputados van a solicitarles opinión: Otto Guevara, Mario Redondo, Rolando González, Rosibel Ramos y, dependiendo el tema, a los diputados que se hacen llamar cristianos.
¿Acaso no existen otros diputados competentes para vertir una opinión más equilibrada en relación con los problemas nacionales? Uno extraña que no se tenga en cuenta la opinión de un ex-magistrado como Carlos Arguedas en materia jurídica o de un Henry Mora en materia económica que, a pesar de pertenecer a un determinado partido político, su talante académico los lleva a realizar intervenciones que se alejan del circo mediático reinante.
Da pena observar la forma en que los diputados señalados, se prestan para impulsar un discurso mediático totalmente sesgado y que se aleja mucho de lo que merece el pueblo de Costa Rica. En todo caso, como lo dijimos al inicio, el problema es que estos y otros medios de comunicación quieran hacerse pasar como imparciales y como defensores del pueblo de Costa Rica.
Mejor no nos defiendan que nosotros nos defendemos solos. Mucho harían si fueran claros con el público y dejarán de presentarse como medios de comunicación imparciales. Claro está, después de que lean este artículo, no dudo que los estimables lectores me quieran enterrar en cajita blanca.
Bueno, como dice la canción: ¡Que nos entierren juntos!

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