lunes, 14 de marzo de 2016

Sigue la Otto-Nada: Un día sí y otro también

Vivimos tiempos de desesperanza. Definitivamente el ser humano es impredecible e irracional, porque sólo así se puede entender el auge que está teniendo un tipo como Donald Trump o la popularidad de otros personajes de la escena política de los países, pensemos en: Marine Le Pen, en Francia; Nikos Michaliolakos, en Grecia; Geert Wilders, en Holanda; o Nigel Farage, en Reino Unido.
Desgraciadamente en Costa Rica tenemos nuestra propia versión de este tipo de personajes. En efecto, por desgracia, desde unos años para acá hemos tenido que soportar las estupideces de un “señor” que no ha aportado absolutamente nada al país; en otras palabras, lo único que ha hecho es cobrar su sueldo de diputado y proteger a quienes les interesa tener en esa instancias este tipo de monigote.
Y es que lo que Otto ha hecho en la política costarricense es nada, por ello cualquier acción de este demagogo solo puede denominarse como: Otto-Nada. Dice seguir una ideología liberal pero no sabe distinguir entre el liberalismo político y el liberalismo económico; es decir, difícilmente sabe distinguir entre el pensamiento de un Benjamin Constant y un David Ricardo, por poner sólo un contraste básico.
Este señor habla de libertad y no sabe ni lo que dice. Es muy probable que nunca se ha preocupado por leer y entender las diferentes acepciones de libertad planteadas por autores básicos como Isaiah Berlin o su discípulo John Gray; no obstante, para desgracia nuestra, su retórica repetitiva ha calado en algunos compatriotas al punto que siempre hay personas dispuestas a hacerlo diputado.
Su modo de proceder ya es harto conocido. Con el propósito de desviar la atención y que los medios de comunicación lo pongan en vigencia, suele hacer denuncias con un contenido ambiguo y maniqueo en contra de instituciones o funcionarios públicos; empero, nunca se le ha visto realizando denuncias en contra de empresas y empresarios del sector privado, salvo cuando requiere ejercer algún tipo de presión para sus propósitos.
Ojalá las Otto-Nadas sirvan para que la mayoría de los ciudadanos terminen de darse cuenta que este tipo de personajes no le aportan absolutamente nada al país. Se trata de un oportunista que lo único que ha hecho es usufructuar del erario público por medio de sus nombramientos como miembro de la Asamblea Legislativa; las Otto-Nadas sí nos han salido muy caras a los costarricenses, su paso por el poder legislativo ha sido nefasto e improductivo, ese sí es un salario que no ha generado ningún resultado positivo a nuestra sociedad.
No es mi interés escribir más sobre este nefasto personaje, ya que es darle una importancia que no tiene. Lo hago en este medio de comunicación porque es el único en que se respeta lo escrito por los articulistas porque, como he señalado en otras ocasiones, hay otros medios de comunicación que hacen censura previa o, peor aún, manosean los textos que han de ser publicados.
Ojalá que, más temprano que tarde, las Otto-Nadas desaparezcan de la vida política nacional.

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