lunes, 18 de mayo de 2015

El principio de universalización del seguro social

El seguro social se desarrolló en respuesta a la necesidad de agrupar los riesgos sociales dentro de una colectividad identificable, cuyos miembros tuvieran la capacidad y el interés común de contribuir al costo de enfrentar tales riesgos. Estos regímenes iniciales estaban en función de las características y las necesidades de las personas aseguradas. Tendían a ser limitados en su cobertura ocupacional, hasta el punto de estar restringidos, en algunos casos, a determinados grupos profesionales en particular.
En sus orígenes, la aplicación de los seguros sociales estaba en función de los trabajadores a los cuales se les reconocía derecho a la protección en la medida que su actividad laboral aportara un esfuerzo útil  a la sociedad y por supuesto, en la medida que se pudiera pagar el seguro. Este seguro funcionaba como cualquier otro seguro de los que negocian las aseguradoras de cualquier parte del mundo.
El que podía pagar el seguro, en principio, estaba en la posibilidad de estar cubierto de los riesgos a los que estaba expuesto en razón de la actividad laboral a la que se dedicaba; es decir, se trataba de un seguro socialmente focalizado a aquellos que podían pagar y aun así, no siempre eran atendidos oportunamente por quienes tenían la obligación de hacerlo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en la mayoría de países europeos se estableció la universalidad del seguro social, para contrarrestar el beneficio desigual que se había dado anteriormente. Se definió el principio como el derecho de todas las personas de participar de los beneficios del sistema de seguridad social y con ello se pretendía superar las limitaciones propias de los anteriores seguros, ya que estos habían nacido como un sistema de protección excluyente.
En Costa Rica desde 1927 el Ministerio de Salud y Asistencia Social había aprobado el primer código de salud y a partir de 1928 estableció y promulgó un grupo de reglamentos que más tarde, en 1942, se integrarían al Código de Trabajo. Como ya sabemos, en la Constitución Política aprobada en 1949, se mantuvieron las conquistas aprobadas a principios de la década de los cuarenta del siglo pasado; pero fue en 1961 que la Asamblea Legislativa modificó la carta magna para agregar una norma que impuso a la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS),  la obligación de extender a toda la población el régimen de enfermedad y maternidad y le fijó un plazo de diez años para hacer realidad el principio de la universalización del seguro social.
En consecuencia, esto generó un cambio que obligó a la incorporación de nuevos grupos no cubiertos hasta entonces por la seguridad social. Los trabajadores independientes, así como los económicamente incapaces o indigentes, fueron cubiertos por la seguridad social que el país había venido desarrollando hasta aquel momento.
Desgraciadamente los valores de solidaridad y equidad que inspiraron aquella reforma, han venido a menos en la jerarquía de valores de la sociedad costarricense. En lugar de seguridad social se habla de seguridad jurídica entendida como seguridad de las inversiones de unos cuantos o como cumplimiento de las condiciones leoninas de un contrato que perjudica abiertamente al Estado costarricense. Lo peor es que hay personas que caen en la trampa y despotrican abiertamente contra la universalidad como principio de la seguridad social del país.
La CCSS tiene que ser saneada de una serie de personas que, estoy seguro, ni siquiera saben cuál fue la filosofía que la inspiró y mucho menos conocen de la historia que la hizo nacer. Empezando por muchos de los médicos, no todos, subrayo, no todos, que han convertido a la institución en una fábrica de embutidos y debido a que, a lo interno, sus subalternos les tienen miedo y por eso hacen con ellos, y con la institución, lo que les da la gana.
Cualquier persona con un dedo de frente y que haya estado cerca de la CCSS, se percata de lo que allí sucede; sin embargo, no pasa nada porque existe una lógica de la impunidad ante los actos que realizan los que están más arriba en la escala jerárquica. Además, se escudan en un discurso técnico-médico que perméa no sólo los casos de mal praxis como los que se han estado dando durante años, sino también los fallos que se han dado en la administración y control de los diversos órganos de esa institución.
La universalización del seguro social es un principio inspirador de la CCSS, pero muchos se han olvidado de él para dar rienda suelta a lo opuesto. El hedonismo y el afán de hacer dinero, aunque sea a costa de la salud de los usuarios es lo que campea en muchos médicos que perdieron totalmente su vocación; por lo menos antes se creían como dioses pero eran honrados, ahora la cosa se complicó totalmente: siguen creyéndose dioses pero ahora son todo lo contrario de los adjetivos positivos de cualquier dios.
¡No todos! Aunque hay bastantes y cada vez se gradúan más, pareciera, con la misma mentalidad de hacer dinero a toda costa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario