lunes, 19 de junio de 2017

El trato diferente que se le da al Paro en comparación a la Huelga es una vergüenza

Resulta vergonzoso el trato diferenciado que los medios de comunicación dieron al Paro, inconstitucional e ilegal, que hicieron los empresarios autobuseros que explotan las rutas que llegan a La Carpio y pasan por La Uruca. Si hubiese sido una huelga de trabajadores, las actitudes inquisidoras estarían a la orden del día y habrían procurado deslegitimar el movimiento a como diera lugar.
En el artículo 61 de nuestro texto constitucional se establece el derecho de los patronos al Paro y el de los trabajadores a la Huelga. En consecuencia, tanto patronos como empresarios están legitimados para ejercer este derecho y no hay motivo para que los medios de comunicación hagan diferencias a la hora de informar sobre el ejercicio de estos derechos.
El Paro que hicieron los autobuseros fue inconstitucional e ilegal, porque el propio artículo 61 hace la salvedad en relación con los servicios públicos. En el caso al que hacemos referencia, estamos en presencia de un servicio público que es realizado por empresas privadas a las que el Estado ha otorgado la posibilidad de explotar este servicio; por tanto, los dueños de estas empresas han violentado el ordenamiento jurídico y han privado a los ciudadanos del servicio público que están obligados a brindar de manera continua.
El hecho es sumamente grave y desde el punto de vista jurídico, corresponde la mayor de las sanciones posibles dado que se incumplió con lo ordenado por la propia Constitución Política. Solo esta circunstancia de carácter formal y jurídica, es motivo suficiente para que los comunicadores interpelaran a los dueños de esas empresas de la forma que lo hacen con los sindicalistas cuando de una huelga se trata.
No obstante, al observar los noticiarios, la sorpresa fue que el trato dado a estos señores es el que deberían dispensar también a los sindicalistas. En efecto, en lugar de interrogarlos con un lenguaje agresivo y con el propósito de echarles encima a la población; esta vez se les preguntó los motivos del Paro y se les permitió expresarse sin interrupciones por parte de los comunicadores.
A pesar que los empresarios autobuseros no avisaron absolutamente nada, a diferencia de lo que sucede con las huelgas, los medios de comunicación no los trataron como suelen hacer con los dirigentes sindicales. No solo no avisaron sino que las personas perjudicadas son los grupos más humildes de nuestra sociedad y ahí sí cabía una reprimenda fuerte contra los empresarios que adoptaron semejante decisión; sin embargo, la tónica fue describir el hecho y no ponerse a juzgarlo negativamente. ¡Como tiene que ser!
Para que quede claro, no estoy abogando porque apliquen a los empresarios las mismas insolencias que tienen los comunicadores con los sindicalistas. Lo que estoy diciendo es que deben dispensar el mismo trato que dieron a los autobuseros, el cual es el correcto, a los dirigentes sindicales que ejercen su derecho constitucional a la huelga; no se vale que siempre pretendan acorralar y disque defender a los usuarios de los huelguistas y cuando se trata de empresarios que han cometido semejante gazapo, asuman una conducta en que no se evidencia la supuesta defensa del usuario.
Por eso es que los medios de comunicación han perdido tanta credibilidad. Da vergüenza observar la forma de expresarse de más de un comunicador, la carencia de las normas mínimas de respeto hacia una persona, sea sindicalista o empresario.
Lo que tienen que hacer es informar y no hacer valoraciones sobre lo que informan, ya basta de sesgar tanto lo que comunican a los televidentes, radioescuchas o lectores.
Todas las personas merecen respeto. Todas, sin ningún tipo de excepción.

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