domingo, 21 de mayo de 2017

Cruz y Navas

No soy muy aficionado al fútbol, es más, a veces me obstina su omnipresencia en todo lado y en especial, en los medios de comunicación. No obstante, no se puede negar la influencia que los jugadores de este deporte tiene en la sociedad costarricense y en concreto, en la conducta de los más jóvenes, adolescentes y niños.
Uno quisiera que estos grupos etáreos pudieran fijar la mirada en otras personas que se desempeñan en áreas diferentes del quehacer humano y que han brindado aportes más significativos a la humanidad. En el fútbol no todo son tatuajes, frases hechas, gente con dinero pero con una cultura muy limitada; en efecto, hay personas que practican ese deporte que se salen de la media y sí son dignos de ponerse como ejemplo para nuestros jóvenes.
Ahora bien, el ejemplo viene dado no tanto por haber logrado el éxito sino por los sacrificios que debieron hacer para llegar a donde están ahora. Se trata de personas que con su esfuerzo, trabajo duro y teniendo que superar muchos obstáculos, lograron abrirse campo en culturas y lugares que, inicialmente, fueron resistentes a abrirles la oportunidad a estos costarricenses.
Cualquiera que le haya tocado desplazarse a otro país y comenzar un nuevo proceso de vida, sabe que superar el desarraigo no es nada fácil. Hay países, afortunadamente no todos, que manifiestan un rechazo al extranjero y muchos de sus ciudadanos hacen lo posible para dejar clara esa situación; lo anterior se hace más complicado cuando el extranjero debe luchar por un puesto laboral, deportivo, universitario, empresarial, etc.
Las historias de Cruz y Navas son dignas de destacar porque encarnan lo mejor del costarricense. Su historia de vida está vinculada con la de muchos compatriotas que siempre han creído que sí podemos hacer las cosas y que sí podemos salir adelante sin necesidad de serruchar el piso a absolutamente a nadie. Se trata de personas que han salido avantes, sobre todo, con trabajo duro y una gran disciplina.
Shirley Cruz ha narrado cómo tuvo que enfrentar la orfandad de sentirse sola en un país extraño. No es nada fácil enfrentarse a una cultura diferente, en la que no es posible comunicarse,; sin embargo, pese a las dificultades, logró salir adelante y con mucho sacrificio, abrirse campo hasta ser hoy una jugadora profesional que se ha ganado el respeto de la mayoría de personas a nivel nacional e internacional.
Keylor Navas también ha narrado los esfuerzos que debió hacer para lograr convertirse en jugador de fútbol y estar ahora en el Real Madrid. Insisto, su ejemplaridad no está en que ahora tenga mucho dinero o que sea titular en un club como el de la capital española; al contrario, es digno de ejemplo porque ello lo ha conseguido con base en mucho esfuerzo y trabajo, aún ahora, ante las críticas, siempre ha optado por evitar las excusas y por trabajar más para lograr sus metas.
Alguna gente considera que los éxitos de Cruz y Navas se deben a la fe que profesan a una determinada deidad, sin embargo, sin desconocer el efecto que las creencias tiene en la voluntad de las personas, es conveniente que nuestros jóvenes comprendan la necesidad de esforzarse y trabajar duro para conseguir las metas que uno se propone. Dicho en otras palabras, se está más cerca de salir adelante y lograr nuestros propósitos, cuando se persevera con disciplina en una determinada dirección, ello con independencia de la fe que se profese.
No profeso ninguna fe y siempre me ha parecido que la fortuna es demasiado azarosa. Conozco gente muy creyente que, pareciera, siempre tienen los santos de espalda y viceversa, personas no religiosas que son afortunadas y que no han hecho mucho por merecer esa fortuna.
A la fortuna yo le solicitaría que fuera más clara, es decir, que dijera qué acciones debo hacer para ser sujeto o acreedor de sus favores. Y aunque esa claridad no existe, no cabe duda que si se trabaja duro y se persevera con disciplina, hay mayores posibilidades que la fortuna toque a la puerta de cada uno de nosotros.
¡En buena hora el ejemplo que dan Shirley Cruz y Keylor Navas a nuestros jóvenes!

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