lunes, 18 de enero de 2016

¡Basta ya de alcahuetear a los evasores!

Una realidad ficticia tarde o temprano pasa factura. Cuando una política económica no está sustentada en los hechos, corre el riesgo de fracasar y llevarse por delante a todos los agentes económicos de un país. No se trata de no usar los mecanismos financieros que el mercado ofrece, se trata de utilizarlos responsablemente; dicho en otros términos, la economía requiere de fundamentos sólidos y probados para sustentar una política que permita un desarrollo sostenido que beneficie a todos los actores económicos.
Hace unos años el empresario estadounidense, Warren Buffet, solicitó al gobierno federal que le aumentaran los impuestos que debía pagar. Esta acción, fue considerada como un acto de solidaridad mínima por unos y como un acto de demagogia por otros. No se puede negar que semejante manifestación es atípica, en especial, viniendo de una de las personas con mayor patrimonio en el mundo. Lo normal es que las personas que tienen dinero asuman la posición contraria, es decir, estar en contra a que se les obligue a pagar impuestos.
En el mundo empresarial existen muchos casos que se han forjado desde la nada, se trata de emprendedores que han logrado lo que tienen con base a un esfuerzo personal y patrimonial de muchos años. Son muchas las personas que comenzaron su empresa con una idea, un poco de dinero y sólo su trabajo como activo de un incipiente proyecto empresarial.
Hay empresarios que no olvidan sus inicios y tienen claro que las empresas requieren de trabajadores bien pagados y con servicios de salud que permitan contar con seres humanos sanos. Asimismo, la mayoría de emprendedores conocen lo valioso que es contar con personal bien educado y competente, ya que tienen claro el aporte de este tipo de empleados en la economía del siglo XXI.
Son estos empresarios los que, sin renegar de sus orígenes, no tienen problema de pagar impuestos para lograr un mejor sistema educativo y de salud, por poner dos aspectos esenciales en cualquier sociedad. Lejos de ser un gasto o de ser mal visto, los impuestos que se pagan para tener trabajadores sanos y educados, se interpreta como una de las mejores inversiones que se pueden hacer. Resulta más barato que un trabajador vaya a la seguridad social o que haya sido educado por el sistema público, a tener que invertir en la capacitación o recuperación de esas personas.
Desgraciadamente esta mentalidad muy extendida después de la Segunda Guerra Mundial, ha quedado relegada en el tiempo. Por un lado el relevo generacional en las empresas tiene una nueva mentalidad que no tiene en cuenta las raíces de las personas que las iniciaron, dicho de manera llana, muchas veces los hijos de los fundadores, al nacer en cuna de oro, pierden la sensibilidad social y abogan sólo por el lucro; por otro lado, el problema del destino de los impuestos, es decir, que los tributos no son utilizados para tener un sistema educativo y de salud de primer nivel, es utilizado como excusa para no pagar o impedir que se paguen esos tributos.
Por ello, es necesario que el Estado ponga en cintura a los evasores. No está bien que haya empresas que cumplen sus obligaciones tributarias y que otras empresas no lo hagan, situación que les permite tener ventajas en relación con sus similares. Tampoco es conveniente que haya empresarios que han honrado siempre sus responsabilidades con la Caja Costarricense del Seguro Social y, sin embargo, hay otros que no solo incumplen sus obligaciones sino que, incluso, se dejan el dinero de las cuotas de sus trabajadores.
¡Basta ya de alcahuetear a los evasores! ¡Basta ya de creer en que si se les pone en cintura van a quebrar y todo el mundo quedará desempleado! ¡Basta ya de cargar los impuestos a los trabajadores y a los que menos tienen!¡Estamos hartos de ese discurso demagógico de los empresarios y economistas de siempre!

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