lunes, 22 de junio de 2015

Hay que decir no al ruido de las motos

El número de motos en Costa Rica se ha incrementado de manera exponencial, sin embargo, ello no justifica que el ruido que hacen esos vehículos crezca en la misma proporción. No es posible que los ciudadanos tengamos que soportar la contaminación sónica que producen algunos motociclistas que, por el simple gusto de hacer escándalo, andan con motos a escape libre y sin ningún tipo de consideración para el resto de las personas.
Aunque este tema puede considerarse trivial y sin ninguna relevancia, déjenme decirles que es todo lo contrario. Así como los motociclistas están prestos a protestar porque les suben el seguro de su moto, también los que no utilizamos ese tipo de aparatos debemos protestar por el ruido infernal y la perturbación que provocan en diferentes espacios de la vida nacional.
¿Por qué algunos motociclistas necesitan que sus motos hagan ruido y perturben la paz de las otras personas? Sinceramente, no encuentro una respuesta satisfactoria ante esta interrogante, sobre todo, porque no existe una relación entre la estridencia y la moto; en otras palabras, no es consustancial a este aparato de transporte el hecho de tener que emitir sonidos que alteren la paz individual y colectiva.
Una Harley Davidson, por ejemplo, no necesita de emitir ruidos insoportables para llamar la atención. Este tipo de moto va a captar la mirada de las personas por la estética con que ha sido diseñada, por sus piezas casi únicas que la distingue de otro tipo de motos; sin embargo, hay personas que consideran necesario acelerar hasta el delirio este tipo de medio de transporte.
Una Vespa es tal, no porque haga o no mucho ruido, sino porque se convirtió en un vehículo útil y funcional, primero en Italia y luego en el resto del mundo. Sus diseñadores nunca pensaron en convertirla en una máquina para producir ruido, por el contrario, los fines que guiaron su diseño y construcción se alejan sustancialmente de ese tipo de motivación.
No creo en que las leyes y sus sanciones resuelvan los problemas relacionados con la educación de las personas. Empero, debido al papel que ha venido jugando la revisión técnica en nuestra vida, pareciera que una de las opciones a considerar sería la exigencia de silenciadores o de muflas que eviten el ruido que atenta contra las personas.
Las motos para aprobar la revisión técnica deberían demostrar que no superan los parámetros de ruido fijados por la ley. Así como se controla el ruido que se hace en los domicilios de las personas, así también es necesario controlar el ruido que hacen las motos y otros medios de transporte.
Desgraciadamente este tipo de temas son considerados por la mayoría de la población como irrelevantes y aunque resultan molestos, no todos los ciudadanos se ven sometidos a su influjo. Por lo anterior, esperamos que en algún momento los legisladores costarricenses le pongan atención a esta situación y legislen a favor de los ciudadanos que amamos un entorno sin las molestias que hemos descrito.

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