lunes, 19 de diciembre de 2016

¿Usted no sabe quién soy yo?

Lo sucedido con el ciclista Andrey Amador y un policía de tránsito merece un gran aplauso. No obstante, el aplauso no es para ninguno de estos personajes sino para los padres del ciclista; en otras palabras, los que merecen el mayor reconocimiento son el papá y la mamá de un deportista que tuvo la creencia que todo el mundo o, para ser más realistas, todos los costarricenses, tenemos la obligación de reconocerlo y rendirle tributo. ¡Error!
Ojalá que todos los deportistas de este país comprendan que ellos no son más que ningún otro costarricense. Entre estos personajes, pareciera, que la vanidad ocupa un lugar muy importante en sus vidas; se trata de personas que tienen la creencia de un mundo que gira alrededor de ellos, es decir, consideran que son como Luis XIV y que las demás personas debemos adorarlos como si fueran soles indispensables para nuestras vidas. ¡Error!
Normalmente son los futbolistas los que se comportan de este modo, ya que son los que salen más en los medios de comunicación y les pagan más dinero. A lo largo de la historia de ese deporte ha habido infinidad de casos de desubicados que se consideran la mamá de Tarzán y no son ni Chita la mona; sin embargo, que este comportamiento lo tenga un ciclista resulta toda una novedad y ello se debe a los logros que Andrey Amador ha tenido a nivel internacional.
No obstante, por más pergaminos que tenga este ciclista, hubo dos personas que entendieron lo fuera de lugar de su comportamiento. En efecto, no es raro encontrar padres de familia que ante semejante exabrupto pretenden defender lo indefendible; sin embargo, en este caso, sucedió todo lo contrario y los padres de este deportista tuvieron la sapiencia de hacerle ver que había actuado como un arrogante y que se le habían ido los humos a la cabeza.
La gran lección de este episodio fue ver a los padres de Andrey Amador, haciéndole ver su error y obligándolo a ofrecer disculpas públicas por lo que había hecho. En la actualidad hay padres de familia que si el profesor de primaria o secundaria les dice que su hijo ha actuado incorrectamente, lo que hacen es justificar las conductas equivocadas y reclamarle al profesor por haber tenido la osadía de denunciar a su hijo.
La conducta del padre de familia alcahuete se ha vuelto muy frecuente en nuestros tiempos. Antes cuando el profesor le decía al estudiante que iba a mandar a llamar a su papá o mamá, ello era motivo de preocupación; empero, en la actualidad ello no significa nada para cualquier estudiante, por el contrario, ante la denuncia del profesor, los padres de familia suelen cuestionar la autoridad del docente y se ponen, irresponsablemente, a favor de un hijo que se comporta de manera incorrecta en sociedad.
El padre y la madre de Andrey Amador hicieron lo que debían y ojalá que otros padres de familia aprendan de ellos y se comporten de manera similar. A los hijos se les debe educar para que entiendan que deben comportarse de manera adecuada en sociedad y que los triunfos de la vida no les brinda una patente de corso para comportarse petulantemente; mis respetos para los padres de este ciclista que supieron corregir y hacerle ver a su hijo que la conducta de agrandado no era la que ellos le habían enseñado.
No conozco ni al padre ni a la madre de Andrey Amador, pero la enseñanza que nos han dado a todos los costarricenses no tiene precio. Ojalá que todos los padres de familia entiendan que amor a sus hijos, no es alcahuetear cualquier tipo de conducta que vaya contra las enseñanzas adquiridas en el hogar.
¡En buena hora por los padres de Andrey Amador!

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