lunes, 12 de diciembre de 2016

La memoria, la historia y los “ismos”

La mayoría de los seres humanos, pareciera, no tienen memoria. Venimos cometiendo las mismas acciones que, el el siglo pasado, llevaron a la humanidad a vivir una serie de calamidades y muerte; y si somos más específicos, tendríamos que preguntarnos: ¿Por qué será que la mayoría de los europeos no aprenden de lo que les ha sucedido a lo largo de su historia?
Nuevamente en aquel continente han comenzado a surgir los diferentes “ismos”, que llevaron a sus países a ser el escenario principal de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Ahora se habla de los populismos de derecha y en el pasado proliferaron otros “ismos” como: el liberalismo, el comunismo, el anarquismo, el catolicismo, el protestantismo, el islamismo y el conservadurismo, por mencionar solo algunos de los “ismos” que han acompañado a Europa y a la humanidad a lo largo de su historia.
Muchas personas hablan de los diferentes “ismos” y nunca en la vida se han dignado leer un texto en el que se explica qué significa cada uno de ellos. Me ha tocado escuchar a personajes públicos de allá y de aquí, que no tienen la más mínima idea de lo que están hablando; sin embargo, se presentan ante el gran público como los más insignes expertos en relación con los diferentes “ismos”.
Y es que estamos viviendo una época en que el saber o no saber, pareciera, es irrelevante para la mayoría de las personas. En lugar de ponderarse el conocimiento que pueda tener un individuo, lo que se valora es su capacidad histriónica; es decir, si su imagen puede o no simpatizar a las grandes masas y con base en ello, servir de bocina para vender un discurso que poco importa su contenido y sí sus elementos retóricos.
Todo esto ocurre porque la mayoría de las personas no les interesa aprender de los hechos del pasado. Cualquiera que haya leído, ya no digo estudiado, la forma en que el nacionalsocialismo llegó al poder, no puede sino pensar en los diferentes movimientos de derecha que en el continente europeo han venido ganando espacio político en esos países.
La reflexión histórica personal o colectiva es necesaria para no reincidir en los errores cometidos en el pasado. Una persona que no se preocupa por analizar su pasado, probablemente, volverá a realizar los mismos yerros que le significaron situaciones negativas en su vida; pues bien, lo mismo ocurre con los pueblos de cada país, cuando a sus ciudadanos no se les instruye acerca de su historia, positiva y negativa, corre el peligro de volver a transitar caminos que depararon un retroceso en el desarrollo de esas sociedades.
La historia de los “ismos” también es fundamental para entender las consecuencias que han dejado estas diferentes ideologías en las vidas de las personas. El estudio de estas diferentes perspectivas e ideas, le permite a las personas tener un conocimiento para, por lo menos, no creer irreflexivamente en los cantos de sirena que plantean muchos demagogos que utilizan estos discursos ideológicos; en otras palabras, debemos preocuparnos para que la mayoría de la población tenga acceso a una educación en que la materia histórica tenga el papel preponderante que ha dejado de tener.
En todo caso, de todos los “ismos” el más peligroso es el fanatismo. Y desgraciadamente han ido proliferando los fanáticos y, peor aún, se les ha dado una relevancia que nunca deberían haber tenido. Cuando pienso en esta realidad, se me viene a la cabeza las palabras de uno de los principales filósofos de la Política y el Derecho del siglo XX:
“He aprendido a respetar las ideas, a detenerme ante el secreto de cada conciencia, a comprender antes de discutir y a discutir antes de condenar. Y puesto que estoy en vena de confesiones, hago todavía una, tal vez superflua: detesto a los fanáticos con toda mi alma.” Norberto Bobbio.

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