lunes, 7 de noviembre de 2016

UCR: ¿Hasta cuándo seguirán esperando?

Los miembros de la comunidad universitaria de la Universidad de Costa Rica (UCR), pareciera, están esperando que los detractores de esta institución, terminen por traspasar todos los límites para minar las bases que le dan sentido a su quehacer dentro y fuera de la sociedad costarricense. Hay personas allí que, definitivamente, no han entendido los tiempos que estamos viviendo y la coyuntura en la que nos encontramos.
Don Rodrigo Facio Brenes debe estar apesadumbrado de observar como hay personas que tienen la desfachatez, no sabemos si por ignorancia, de pretender decirle a la universidad y en concreto a la UCR, si puede impartir un curso relacionado con el Islam. Debe estar todavía más incrédulo de mirar que el partido político con el que alguna vez tuvo afinidad, se presta para desarrollar acciones con el propósito de investigar: ¿Por qué a la UCR se le ocurre promover un curso relacionado con el Islam?
¡Y veréis peores cosas!, decía mi abuelita.
La Autonomía Universitaria se suele presentar como un sustantivo cuando en realidad es un adjetivo. El sustantivo o sujeto al que se le otorga la Autonomía es a la universidad y en concreto a la universidad pública. Se trata de un valor que, como la libertad o la justicia, se considera fundamental para que esta institución pueda desarrollar sus funciones dentro de cualquier sociedad.
En consecuencia, como la Autonomía es un término valorativo o axiológico, tiene los mismos problemas que presenta este tipo de terminología. Su significado puede ser interpretado de muchas maneras, especialmente, si las personas llamadas a definirlo, no tienen claro de qué están hablando; en otras palabras, es necesario que los propios universitarios entiendan porque a las universidades públicas en general y la UCR en particular, se le otorgó una Autonomía que tiene características diferentes a la concedida a otras instituciones del Estado.
No se puede hablar y repetir de manera automática un concepto que no se tiene claro su significado y que, además, en este momento es entendido y valorado negativamente por una buena parte de la población costarricense. Digámoslo claramente y sin rodeos, en este momento hay ciudadanos que valoran negativamente el que la UCR tenga una Autonomía cuyo significado asocian a una especie de fuero o potestad especial que le permite separarse del resto de Costa Rica como si fuera, ya muchos lo han dicho, una especie de República Universitaria Independiente.
Los universitarios de todo tipo, administrativos, docentes, estudiantes y graduados, requieren tener claro el significado del término Autonomía. Significado que fue valorado positivamente por nuestros abuelos, al punto de considerar necesaria su inclusión en la norma de mayor jerarquía del ordenamiento jurídico. Las universidades públicas requieren de Autonomía para que las personas que se dedican a la enseñanza o a la investigación, por ejemplo, puedan desarrollar sus actividades con libertad; es decir, sin estar sometidos a los designios, presiones o caprichos del poder político, económico o ideológico de una sociedad.
La valoración positiva del otorgamiento de la Autonomía a las universidades públicas, depende de la comprensión de la importancia histórica que ello ha tenido para las sociedades. No obstante, hay universitarios que hablan de la Autonomía y no entienden el fundamento axiológico, teórico e histórico de este concepto; es decir, lo repiten como loras pero no lo comprenden, si esto es así en buena parte de la comunidad universitaria, cómo podemos esperar que el resto de ciudadanos valoren necesario y positivamente la conveniencia que las universidades públicas cuenten con eso que llaman Autonomía.
Por eso es necesario que los universitarios de todo tipo dejen de hablar de la Autonomía como algo que todos entienden y pasen a desarrollar acciones en que se le explique a sus propios integrantes y a la población en general, el significado de dicho término. El problema es que se ha dado por sentado que todos entienden qué es la Autonomía y de eso se han valido los detractores de la universidad pública para posicionar en la mente de los ciudadanos una idea errónea de su significado.
A las universidades públicas y en especial a la UCR, se le ha querido desprestigiar para someterla a los designios del poder político, económico e ideológico. Es necesario explicarle a la mayoría de los ciudadanos, las veces que sean necesarias, qué es la Autonomía y por qué es necesario que la universidad pública cuente con ella a nivel constitucional; el error más grande que se ha cometido es suponer que los universitarios y los ciudadanos en general comprenden qué significa la Autonomía otorgada a las universidades públicas y, especialmente, cuál es la importancia de ella para las sociedades democráticas.
En este momento la UCR debería estar pensando en acciones concretas que le permitan revertir la idea errónea que maneja buena parte de la población costarricense del significado y necesidad de la Autonomía para las universidades públicas. Diferentes unidades académicas deberían estar pensando sobre cómo hacer para que un mensaje de este tipo llegue de manera eficaz a la mayoría de las personas; ojalá, obviando los medios de comunicación tradicional que, como todos sabemos, están en manos de los detractores de la universidad pública.
Debemos tenerlo claro, si los miembros de las propia universidad pública no luchan por la Autonomía que se le ha otorgado en el texto constitucional, puede llegar un día en que otras personas consideren que ella no es necesaria y que se debe eliminar de la Constitución Política. Muchos de los detractores de la universidad pública y en especial de la UCR, estarían felices de eliminar la Autonomía de Gobierno y que fuera el Poder Ejecutivo o la Asamblea Legislativa quienes impusieran a las autoridades universitarias para definir las políticas académicas que la institución debe seguir.
Empero, como esto resulta más complicado de ejecutar, han optado por tratar de limitar esa Autonomía en su ámbito más vulnerable, a saber: el financiero. Por medio del estrangulamiento presupuestario se pretende, por parte de estos grupos de interés político y económico, que las universidades públicas se sometan a sus designios e intereses. En lugar de estadistas como Rodrigo Facio o Fernando Baudrit, por ejemplo, debemos lidiar con personajes como Otto Guevara o Mario Redondo. ¡Qué bajo hemos caído!
La UCR debe dejar de esperar y pasar a la acción, porque si continúa esperando, puede que se le haga demasiado tarde.

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