lunes, 18 de abril de 2016

Reformismo en lugar de una constituyente

Desde hace un tiempo vienen ciertas cabezas calientes proponiendo que es necesario convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. El argumento que han repetido, muchas veces, es que la institucionalidad costarricense se quedó obsoleta y que no funciona por culpa de una carta magna que no está acorde con el signo de los tiempos.
El argumento es total y completamente falaz. No es necesario convocar a una constituyente para arreglar los vicios que tiene el régimen político costarricense, ya que los cambios necesarios se podrían realizar por medio de reformas parciales a la carta magna; es decir, se trata de cambios que se pueden hacer con los procedimientos previstos en el mismo texto aprobado en 1949.
Se ha insistido por parte de ciertos “expertos” que debemos dejar de ser un régimen presidencialista para pasar a uno parlamentario. En efecto, se ha dicho que la mayoría de países desarrollados (siempre hay que preguntar: desarrollados en qué?) se rigen por regímenes parlamentarios y que esa es la prueba para que se adopte este tipo de organización política.
En la actualidad se ha visto que el régimen parlamentario, al igual que el presidencialista, ha hecho aguas cuando han aparecido varios partidos políticos que rompen el bipartidismo dominante. En un país como España, por ejemplo, el parlamentarismo no ha sido cuestionado mientras ha prevalecido el bipartidismo dominado por el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE); empero, con la aparición de Podemos y Ciudadanos el régimen político español ha evidenciado las deficiencias del parlamentarismo.
El punto medular es que no existen recetas mágicas aplicables a todos los países. Cada sociedad tiene sus particularidades y no se puede pensar que con una Asamblea Nacional Constituyente los problemas de Costa Rica se van a solucionar; dicho en otras palabras, el frío no está en las cobijas, las relaciones de poder son más complejas y no dependen de la estructura política imperante.
Además, la coyuntura histórica no es favorable para que el texto resultante de una Asamblea Nacional Constituyente profundice las conquistas sociales del pueblo costarricense. A finales de la primera mitad del siglo XX, teniendo condiciones ideológicas y fácticas para aprobar el proyecto de Constitución Política elaborado por los socialdemocratas costarricenses ello no fue posible; ahora imaginen lo que sucedería en la actualidad, en un contexto en que el péndulo ideológico está hacia la derecha y los poderes fácticos están bajo el dominio de los grupos económicos.
En síntesis, no hay que ser muy inteligente para saber que en la actualidad no hay condiciones para aprobar una Constitución Política que permita profundizar y mantener las conquistas sociales del pueblo costarricense. Ante esta realidad, el camino más sensato es el de las reformas parciales, sin embargo, las cosas han llegado a tal extremo que este tipo de reformas pueden ser declaradas como inconstitucionales por la jurisdicción constitucional.
¡No comamos cuento!

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