lunes, 20 de julio de 2015

Pasemos de las palabras a los hechos: Dejemos de consumir basura informativa

Lo único que les duele a quienes tienen el poder económico y mediático en Costa Rica es el bolsillo. Ni un millón de columnas y manifestaciones por las calles de todo el país les afecta más que ver reducidos sus dividendos, ya sea porque tuvieron un giro comercial anual malo o porque han tenido que hacer frente al pago de impuestos u otros rubros que antes no pagaban.
Cuando no hay dividendos o estos son bajos, los accionistas comienzan a protestar contra el Consejo de Administración de la empresa respectiva y eso sí les afecta, les inquieta, les genera preocupación. En ese sentido, dejar de consumir lo que estos grupos producen, es la mejor estrategia para que cambien o desaparezcan.
Es necesario que cada uno de nosotros haga conciencia y le indiquen al resto de ciudadanos, que no es necesario consumir la basura informativa que nos ofrecen estos grupos empresariales. Allí entran aquellos ubicados en Llorente de Tibás, en el sur de la Sabana, en Santa Ana o aquel ubicado cerca del Hospital México.
El modelo de oferta informativa ha venido cambiando en el mundo y es necesario hacer ver a la población que no es imperioso aferrarse a las formas tradicionales en que se nos brinda la información. Me impresionó unas semanas atrás escuchar los resultados de un estudio del Centro de Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica, en que se indicaba que la mayoría de la población costarricense se informa por medio de los noticiarios de televisión.
El modelo financiero de estos grupos está sustentado en una expectativa de consumo, la cual es vendida a los que se desean anunciar a diferentes precios. Ahora bien, si las personas dejan de realizar ese consumo o incluso si dejan de manifestar que lo hacen, el modelo comienza a quebrarse hasta que al final sucumbe. No hay ningún misterio ni idea nueva detrás de esto.
Si en lugar de decir que me informo por el noticiario tal o cual, digo y me informo por medio de medios de comunicación alternativos, nacionales y extranjeros, es posible generar un efecto dominó para que la mayoría de las personas opten por estas otras posibilidades. ¿Por qué he de consumir noticias mal redactadas, sin ningún balance informativo y llenas de juicios de valor? ¿Quién nos obliga a consumir ese tipo de basura?
Hace un tiempo publiqué un artículo que titulé: “Hay que tener coherencia en la vida”. Fui criticado bajo el argumento que la publicación en un medio de comunicación, en modo alguno, revela falta de coherencia ideológica y que por tanto, una posición como la mía, no podía aceptarse.
En aquel entonces me refería a varios personajes de los grupos de izquierda que un día sí y otro también, corrían a publicar en las páginas de opinión de aquellos medios de comunicación que emitían informaciones tergiversadas y sin ningún tipo de balance. Sigo considerando que es una incoherencia no solo por parte de quien escribe el artículo sino también del medio de comunicación, prestarse a fomentar una especie de imparcialidad ideológica que no existe en realidad.
Para que nos entendamos. Existe la idea que si usted publica su artículo de opinión en las páginas del diario que se edita en Llorente, por ejemplo, no solo va ser más leído sino que va tener mayor notoriedad el artículo y la persona; en otras palabras, la persona que quiere publicar, pondera o valora más estos criterios en lugar de aquellos que implican darse cuenta que se está contribuyendo con esta acciçon, para que ese medio de comunicación siga vendiendo la basura informativa que ofrece a los consumidores.
Desde mi perspectiva y teniendo en cuenta las herramientas informáticas que existen en la actualidad, es más coherente y pertinente contribuir con un medio de comunicación como este diario digital y así intentar generar un opción diferente para informar a la población de Costa Rica. Por supuesto siempre existirán aquellos que justifican, con base en el criterio de la mayor difusión, su participación en esos medios de comunicación.
En todo caso, lo que interesa puntualizar es que las personas tenemos la posibilidad de no ser cómplices de esos medios de comunicación, ya no solo dejando de aportar nuestro trabajo intelectual para llenar su oferta informativa y de opinión, sino como consumidores que no estamos dispuestos a continuar soportando: manipulaciones, mentiras, desbalance informativo y demás vicios de estos medios de comunicación.
Como decía Mahatma Gandhi: “Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”.

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