lunes, 1 de diciembre de 2014

UCR con déficit para el 2015: ¿Qué está pasando?

El Semanario Universidad abre su edición de la semana pasada con el siguiente titular: La UCR tendría déficit en 2015. Cuando uno comienza a leer el reportaje, el cual está basado en los datos que se dieron en un Consejo de Rectoría ampliado, uno no puede más que preguntarse: ¿Qué está pasando?
Evidentemente en un tema tan específico los que manejan la información llevan ventaja frente a los que sólo tenemos una información basada en lo que dice un medio de comunicación. No es lo mismo tener acceso y entender los diferentes rubros del presupuesto universitario, que escuchar una explicación basada en “escenarios”, proyecciones y estudios actuariales elaborados por personas que también tienen su propia ideología en relación a cómo debe administrarse la UCR.
No obstante, sí hay cuestiones de sentido común que llaman la atención y que sería conveniente que fueran explicadas, detalladamente,  por aquellas personas involucradas en la administración universitaria actual y también de los últimos períodos. Para decirlo en términos muy sencillos pero claros: Si las cuentas no cuadran hay que explicar por qué y también indicar quién o quiénes han sido los responsables de esta situación.
Debido a que el asunto ya se ha puesto en conocimiento de la comunidad universitaria y ello ha trascendido a nivel nacional, por medio del Semanario Universidad, lo que corresponde es que se genere un amplio debate al respecto. Lo ideal hubiese sido que el problema, en caso de ser cierto lo que se dice, se hubiese resuelto a lo interno de la UCR; sin embargo, dado que esta administración ha considerado necesario dar a conocer esta situación, ahora lo que corresponde es un amplio debate en el que intervengan los diferentes actores (internos y externos) que han estado involucrados con el asunto.
¿Por qué es necesario un debate amplio y bien informado?
En días anteriores cuando escribí el artículo “Erupción: Cerremos a la UCR y a la UNA”, defendí la necesidad de pagar bien a las personas que trabajan en las universidades y que se han quemado las pestañas durante muchos años para capacitarse y así poder desarrollar las tres actividades sustantivas de las universidades públicas: Docencia, Investigación y Acción Social.
No obstante, como siempre, hubo personas de un signo ideológico claramente identificable, que manifestaron el argumento retórico y repetitivo de los privilegios salariales a lo interno de las universidades. Y aunque no pretendía convencer a estas personas que el régimen salarial de las universidades está sustentado en los méritos académicos que se van logrando a lo largo del trabajo docente acumulado por años, resulta evidente que este tipo de informaciones emanadas por la propia administración universitaria, le otorga armas a ese tipo de grupos para seguir atacando a las universidades y genera dudas a los que defendemos el quehacer universitario y sus beneficios para una mayor equidad de la sociedad.
Debido a ello, es necesario un debate amplio que deberá comenzar por un contradictorio entre la actual administración universitaria de la UCR y varios de los miembros de la administración anterior. Aunque muchos de los miembros de la actual administración estuvieron en los dos períodos de la administración de Yamileth González, empezando por el propio Henning Jensen, se supone que ha habido cambios en algunos puestos de decisión y de ahí la necesidad que cada quien delimite el ámbito de sus responsabilidades en este problema.
Así las cosas y como un simple mortal que intenta utilizar el sentido común, a uno le resulta extraño que ahora se venga a decir que la estructura salarial de la UCR genera déficit y que, según indica el Semanario Universidad, algunas medidas que se adoptaron no habían sido apoyadas con base en suficientes estudios técnicos. Es extraño si pensamos que los técnicos y los mandos medios que asesoraron esas decisiones, en su gran mayoría, son los mismos con los que trabaja la actual administración; más extraño aún es que se diga o se dé a entender, por ejemplo, que no había una proyección del impacto que tendría en las finanzas universitarias el Fideicomiso UCR-BCR o el nuevo Reglamento de Becas.
En ese y en otros sentidos, uno esperaría que miembros de la anterior administración y los que están en la actual, le expliquen a la comunidad universitaria y ahora también a la nacional: ¿Qué fue lo que pasó? ¿Si es cierto o no que se adoptaron decisiones sin los suficientes estudios técnicos? ¿Cuántos estudios técnicos se requieren para que sean suficientes para decisiones de ese tipo? ¿Si hubo o no proyecciones del impacto que iba a tener el fideicomiso o el nuevo reglamento en las finanzas universitarias? ¿Qué responsabilidad le corresponde a los funcionarios que ya no están o a los que todavía están y han formado parte de las últimas administraciones de la UCR?
La situación que informa el Semanario Universidad sobre un déficit de las finanzas universitarias para el 2015 es un asunto muy delicado. Los que han estado al frente de la toma de decisiones de la UCR tienen que dar explicaciones claras a todos los ciudadanos, universitarios y no universitarios; no puede ser que a la vuelta de poco más de dos años y medio, las finanzas de la principal universidad de este país se hayan vuelto deficitarias. Insisto: ¿Que fue lo que pasó?
Esperaríamos que mucha gente salga a brindar explicaciones y aclaraciones, que mucha gente refute y argumente sobre la administración que se hizo o está haciendo del presupuesto de la UCR. Estamos hablando de personas que en los últimos años han estado en el Consejo Universitario y que les corresponde aprobar el presupuesto, reglamentos, políticas generales y se supone, tenían que saber de estas situaciones; hablamos también de las personas que han estado en la Rectoría, a saber: Rectores y Vicerrectores, especialmente, aquellos relacionados con la parte administrativa y financiera.
También se esperaría que en el debate participen diferentes funcionarios universitarios que han tenido relación con el tema financiero. Hablamos de personeros de la Contraloría Universitaria, de la Oficina de Planificación Universitaria, de la Oficina de Administración Financiera, en fin, de todo aquel que deba decir algo en un sentido u otro. Lo que no puede ser es que los involucrados en este problema, los que están y los que ya no están, guarden silencio ante la comunidad nacional y universitaria.
Y que quede claro, el problema no está en que la mayoría del presupuesto universitario se destine a planilla. A diferencia de otras instituciones, la actividad universitaria la tienen que hacer personas de carne y hueso; en otras palabras, la docencia la imparte el profesor, la investigación la hace el investigador y las acciones en la comunidad las tienen que ejecutar profesores y estudiantes.
Tampoco se trata de decir que se van a realizar medidas para contraer el gasto sin que las partes involucradas expliquen, amplia y claramente: ¿Quiénes son los responsables de esta situación? ¿Por qué las diferentes instancias involucradas con el presupuesto universitario no hicieron caso o no ejecutaron lo que ahora se plantea como un problema de déficit?
En mi caso, sigo convencido de la necesidad de dotar a las universidades de un presupuesto creciente para que desarrollen su labor en favor de la equidad social. No me cabe duda que, especialmente la UCR, brinda un aporte invaluable a la sociedad costarricense en diferentes campos del saber y en diferentes actividades del quehacer nacional; sin embargo, las explicaciones que se han dado no son suficientes y dejan muchas dudas a la comunidad universitaria y ahora a la comunidad nacional.
No sé quién o quiénes destaparon la “Caja de Pandora”, tampoco es posible prever las consecuencias que ello traerá a la credibilidad e imagen de la UCR. En la mitología griega, Pandora abrió la caja e intentó cerrarla inmediatamente; sin embargo, fue demasiado tarde porque los males ya habían sido liberados, lo único que permaneció en el fondo fue “Elpis”, es decir, el espíritu de la esperanza.
Esperemos entonces que hablen los que tengan que hablar y expliquen los que tengan que explicar. La Universidad de Costa Rica, la comunidad universitaria y el pueblo de Costa Rica exigimos que así se haga; al fin y al cabo, no se trata de bienes de difunto y está demás decir que es una obligación ética y legal que deben afrontar por el bien de esta querida y benemérita institución.

Artículo publicado en el diario El País.cr, lunes 01 de diciembre de 2014

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