lunes, 20 de noviembre de 2017

¡Afuera Óscar Ramírez!

Si a usted le llamó la atención el título de este artículo es porque, quizás, está de acuerdo con destituir al seleccionador nacional de fútbol. De igual manera, los que han seguido esta columna se habrán sorprendido, debido a que desde aquí hemos defendido la continuidad del director técnico del cuadro patrio.
No vamos a reiterar los argumentos que ya hemos dado, para no cometer la torpeza de separar a una persona que ha conseguido clasificar a la selección nacional de fútbol a su quinto mundial. A muchos se les olvida las condiciones en que Ramírez asumió la dirección técnica del equipo tricolor y como, inteligentemente, supo entender que existía una base que debía administrar para lograr los resultados que hoy nos tienen en Rusia 2018.
Espero que los detractores de este personaje de San Antonio de Belén, sinceramente, tengan que admitir su equivocación después del campeonato mundial de fútbol. Hay personas, periodistas en particular, que se han atrevido a realizar críticas que nada tienen que ver con lo futbolístico; desde que tiene panza, que no sabe hablar un segundo idioma o que se trata de un polo tico y no representa a lo mejor de la dirección técnica costarricense.
Este tipo de argumentos, lo repito nuevamente, son de los más bajos y pobres que se pueden esgrimir. Incluso, lo último que he escuchado es que se ha cuestionado su honorabilidad porque alineó como titular a Danny Carvajal en el partido contra la selección nacional de España; se puede estar en contra de semejante decisión y soy de los que la considero desafortunada, pero de eso a insinuar que es para favorecer a un representante mutuo, la verdad, retrata de cuerpo entero a las personas que crean ese tipo de dudas y especulaciones.
He de confesar que, a veces, me da por escuchar programas deportivos. Obviamente no resulta difícil hacerlo, porque las emisoras de radio están plagadas de programas con directores y comentaristas de todo tipo; sin embargo, en no pocas ocasiones, procedo a cambiarme a una emisora de música instrumental para dejar de oír discursos cargados de falacias y llenos de valoraciones que no resisten el más elemental análisis lógico.
Ahora bien, no me extraña en absoluto que haya personas que quieran eliminar o echar a Óscar Ramírez. Curiosamente, siempre tendemos a infravalorar lo costarricense en favor de lo extranjero y en nuestra historia existen múltiples ejemplos de eso; al mismo tiempo, somos dados a “bajarle el piso” a los compatriotas que han realizado trabajos extraordinarios, al punto de justificar la necesidad de desaparecerlos de la realidad costarricense.
Uno de los ejemplos que mejor evidencia esta tendencia de los costarricenses es el fusilamiento de Juan Rafael Mora Porras. Después de comandar a nuestro ejército y enfrentar una serie de batallas contra el enemigo extranjero, ganando con esfuerzo e inteligencia la guerra, fue derrocado y más tarde fusilado por sus mismos compatriotas; siempre se ha dicho que el fútbol guarda muchas similitudes con la guerra y que, en nuestros tiempos, sustituye lo que en otros tiempos constituía los enfrentamientos entre los diferentes países de la sociedad internacional. ¡Algo de cierto hay en esto!
De una vez aclaro, nadie está diciendo que entonces no se le puede hacer críticas al seleccionador nacional. Al contrario, las críticas son bien recibidas cuando están bien argumentadas y sustentadas, es decir, cuando no son falaces y sin contenido; lo que no puede ser son los discursos vacíos y repetitivos, aquellos que únicamente sirven para alimentar la idiotez de un montón de personas que se convierten en cajas de resonancia por medio de las redes sociales y otros medios de difusión.
Costa Rica es un país que puede lograr grandes cosas, sin embargo, hay gente interesada en hacernos creer lo contrario. Cuando trabajamos duro y nos fijamos un objetivo, la mayoría de las veces, lo logramos; sin embargo, cuando le damos cabida a la improvisación y a los discursos que dicen que no servimos para nada, casi siempre, nos va mal.
En la actualidad nos hace mucha falta aquel eslogan publicitario que abogaba por tener una gran autoestima nacional. Lo digo claramente y sin reservas, prefiero a un polo costarricense como seleccionador nacional: “Porque lo nuestro es mejor y es nuestro”.

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