lunes, 21 de julio de 2014

Somos filósofos siempre que cuestionamos la realidad

La filosofía significa en griego: amor por la sabiduría. Por su parte la primera acepción del diccionario de la Real Academia Española conceptualiza esta palabra como: “Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano.”
Algunas personas me han consultado en relación a qué tipo de estudios he realizado en la universidad. A lo largo de estos años me he afirmado como estudiante universitario, debido a que me he estado formando en la Escuela de Filosofía; gracias a la educación superior pública, este semestre he podido culminar este largo proceso de aprendizaje.
Se podría decir que, formalmente, he dejado de ser estudiante. Recordemos que el doctorado es el mayor grado académico que uno puede obtener en los estudios universitarios; sin embargo, nunca se deja de estudiar y por tanto, la denominación de estudiante tiene la particularidad de ser permanente.
Esta atemporalidad en relación con el estudio, es todavía más acusada en una materia como la filosofía. Los seres humanos tenemos un amor innato por la sabiduría, desde niños buscamos comprender la realidad y eso lo vemos con la actitud que tienen los infantes desde que salen del vientre materno.
Conforme crecemos el aprendizaje se vuelve más complejo y requiere de un mayor esfuerzo cognoscitivo. Sin embargo, el amor a la sabiduría no sólo se da en el proceso educativo formal; las personas pueden filosofar porque únicamente se necesita el deseo de pensar y de crítica; en otras palabras, se requiere de un ser humano que quiera entender y cuestionar la realidad.
En consecuencia, la filosofía no es una actividad propia de los que la hemos estudiado formalmente. Filósofo es aquel que, desde su cosmovisión, analiza la realidad en la que vive e intenta encontrar una explicación a los diferentes fenómenos que se le presentan ante sí; se es filósofo no por un título académico que lo acredite, sino por una actividad que se realiza, es decir, parafraseando una canción de Ricardo Arjona: la filosofía es verbo no sustantivo.
La filosofía atraviesa transversalmente todas las materias del conocimiento humano. Particularmente, tengo una especial preferencia por la filosofía política y como el zoon politikon también se relaciona con la historia, el derecho y demás materias de las ciencias sociales, el ámbito de análisis es sumamente amplio. 
Si ahora me firmo filósofo no es porque no la haya practicado anteriormente, sino porque en esta sociedad de etiquetas ello es posible a partir de las formalidades. Todos podemos hacer filosofía, no es algo propio de unos pocos, así que si filosofar es algo conveniente filosofemos y si consideramos que no lo es, veamos por qué no. ¡Filosofemos pues!


http://www.elpais.cr/frontend/noticia_detalle/3/93508

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