lunes, 4 de diciembre de 2017

¿Por qué el costarricense, históricamente, no apoya a sus propios coterráneos?

Parte de la idiosincrasia tica es no apoyar a sus paisanos. Así ha sido en muchas facetas de nuestra historia, al punto que en algunos momentos se suele decir que los buenos resultados han sido producto de la suerte o la casualidad; dicho de una manera llana, una buena cantidad de costarricenses no cree en lo que podamos hacer nosotros como pueblo.
La actividad en la que mejor se refleja esta actitud es en el fútbol. Recuerdo como si fuera hoy, todos lo que se dijo de los jugadores de la selección nacional de fútbol previo al campeonato mundial de Italia 90; en efecto, cualquiera que revise los diarios de la época o más fácil, aquel que observe el capítulo siete y ocho del documental “Italia 90: la historia no contada”, podrá verificar esta realidad.
Y es que lo mismo ha ocurrido en ocasiones posteriores. Antes del campeonato mundial de Brasil 2014, nuevamente, hubo muchas personas que pronosticaron solo cosas malas para la selección nacional de fútbol; ni que se diga después que se supo que nos había tocado el denominado grupo de la muerte, ahí los que no creen en lo que podemos hacer dieron rienda suelta a sus profecías y vaticinios catastróficos.
En ambas ocasiones los ticos dieron la sorpresa y los agoreros tuvieron que tragarse sus palabras. Lo más patético es observar y escuchar a esas personas, posteriormente, cuando todo lo que dijeron les sale al revés; pero lo más terrible es que la historia costarricense está plagada de este tipo de personajes, de esos que no valoran en nada las capacidades de los costarricenses.
Este tipo de actitud ha llegado al extremo de argumentar que el éxito se ha debido a la influencia o participación extranjera en esas efemérides. En Italia 90 dijeron que fue por la mano de Bora Milutinovic; en Corea-Japón 2002 y Alemania 2006 porque estaba Alexander Guimaraes; en Brasil 2014 por Jorge Luis Pinto.
En la actualidad varios de estos personajes, otra vez, pronostican las peores cosas para el mundial de Rusia 2018. Dentro de las posibilidades está que nos pueda ir mal o que volvamos a sorprender a propios y extraños, lo que vaya a pasar nadie lo sabe; sin embargo, hay cabezas calientes que quieren cambiar de entrenador con la idea que ello hará que nos vaya bien en la cita mundialista. ¡Nada puede ser más irracional y poco sensato!
Lo único que genera probabilidad de éxito es el trabajo sostenido en el tiempo. Las selecciones nacionales que tienen más posibilidades de lograr mejores resultados, casi siempre, son las que han venido trabajando de manera continua y sin estar cambiando a cada rato de jugadores y de director técnico; lo anterior no garantiza el éxito pero sí disminuye las posibilidades de fracasar por errores achacables al funcionamiento del equipo y eso no es poca cosa o algo menor.
¡Tiempo al tiempo! Eso sí, que los agoreros tengan un poco de dignidad y que no se suban al coche de la victoria si hacemos un buen mundial. ¿Pero quién puede controlar esas cosas en un momento de celebración?
¡Nadie! ¡Absolutamente nadie! Por eso los agoreros siempre se salen con la suya. Oportunistas, una buena cantidad de costarricenses, somos demasiado oportunistas.

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