lunes, 25 de abril de 2016

UCR : La piedra en zapato de los grupos dominantes

La Universidad de Costa Rica (UCR), desde su creación, ha tenido como uno de sus principales objetivos aportar el conocimiento y los argumentos que permitan a la ciudadanía entender los diferentes procesos que se desarrollan en la sociedad costarricense. Evidentemente se trata de una misión que se realiza por medio de la formación que da a sus estudiantes y por la participación de sus diferentes académicos en los debates temáticos que se han dado desde que surgió esta institución a la vida nacional.
La UCR se ha desarrollado en diferentes etapas. Una primera en la que el énfasis estuvo puesto en la formación de los profesionales que necesitaba el país en los diferentes campos para ello, a inicios de la segunda mitad del siglo XX, produjo una reforma académica en la que se incluyó las humanidades o estudios generales; con ello se procuró combatir a los “bárbaros especialistas” y formar estudiantes críticos que pudieran analizar la realidad nacional de manera integral. Cualquier graduado de esta casa de estudios puede dar fe de lo que han representado las humanidades en su formación.
Una segunda etapa está relacionada con la reforma universitaria que, entre otras cosas, apostó por los estudios de posgrado y su vínculo con la creación de nuevo conocimiento a través de la investigación. En efecto, especialmente a partir de la década del setenta del siglo pasado, la UCR se propuso capacitar a muchos de sus docentes para que vinieran a ejercer la docencia y la investigación en los programas de posgrado y en las incipientes unidades de investigación que se habían comenzado a crear en aquellos años.
El desarrollo de esta estructura no supuso el descuido de la formación de sus estudiantes y tampoco desentenderse de su labor social para con los costarricenses. Las segunda etapa se comenzó a desarrollar paralelamente con la experiencia acumulada de la primera etapa y con un compromiso decidido para con los grupos más vulnerables de la sociedad costarricense, el Trabajo Comunal Universitario (TCU) y los proyectos de extensión o acción social que se han ejecutado en diferentes comunidades son fiel reflejo de esta historia.
Todas estas etapas no han estado ajenas a coyunturas en que algunos grupos han mostrado su intolerancia en relación con una institución que realiza este tipo de acciones y que ha tenido posiciones disidentes con los grupos ideológicamente dominantes. Dicho de otro modo, a lo largo de su existencia, la UCR ha tenido que enfrentar a grupos que pretenden acallar su accionar y su voz ante los diferentes problemas nacionales, felizmente hasta ahora, las cosas no han llegado a los extremos que se han dado en otras latitudes en que las universidades han sido reprimidas por medio de los organismos represivos del Estado.
En nuestro contexto la forma en que se ha manifestado la intolerancia de los grupos dominantes es por medio de la restricción presupuestaria. Se utiliza la amenaza de la disminución presupuestaria como una forma de acallar a la universidad, minimizando sus aportes en todos los campos del saber y tratando de poner a la población en contra de una institución que tiene sobrados atestados y méritos en favor del bienestar de la mayoría de costarricenses.
Es una tristeza que las autoridades universitarias y los universitarios en general, tengan que dedicar tiempo a contestar y aclarar las mentiras, estupideces y falsedades que se dicen a través de los medios de comunicación. Ya todos conocemos cuáles son esos medios de comunicación, cuáles son los grupos y los personajes públicos que se dedican a ese accionar; dichosamente, siempre ha habido ciudadanos que entienden la importancia que ha tenido y tiene la UCR en la sociedad costarricense.
Vale la pena decir y repetirlo las veces que sean necesario, la docencia, la investigación y la acción social que hace la UCR solo es posible por las personas que realizan estas actividades. No hay forma que entiendan sus detractores y los que ingenuamente creen su discurso, que las clases las imparte el profesor, que los proyectos de investigación los realizan los investigadores y que la acción social en las comunidades requiere de personas de carne y hueso.
Lo hemos dicho en otras ocasiones y lo reiteramos también ahora. El análisis de pavimentos de una carretera requiere de una persona que sepa de ingeniería de materiales para establecer, por ejemplo, su resistencia; el análisis de las mareas y del comportamiento del océano, implica tener a un ser humano que se haya preparado para realizar ese tipo de investigación; la creación de sueros para neutralizar el veneno de ciertos especímenes implica tener a un académico que pueda estudiar y producir el suero; en fin, hay personas que no quieren entender que los objetivos y funciones de la UCR tiene que ser desarrollado por personas de carne y hueso.
La inversión económica que la sociedad costarricense ha hecho y hace en la UCR ha sido retribuida con creces durante más de setenta y cinco años de existencia. No solo estamos hablando de los miles de graduados que han sido formados en sus aulas, sino de los múltiples aportes que han hecho sus diferentes Centros e Institutos de investigación en los diferentes campos del conocimiento; de igual forma, no se puede desconocer el impacto que ha tenido en las comunidades los diferentes proyectos de TCU y las múltiples iniciativas para favorecer a los ciudadanos menos favorecidos.
Quienes hablan en contra de la UCR muestran su ignorancia y su desconocimiento del papel fundamental que esta institución ha tenido y tiene en la sociedad costarricense. Es necesario que la población se entere todo lo que se hace allí por su bienestar y para ello la universidad tiene que redoblar sus esfuerzos informativos porque, claro está, no puede esperar que los medios de comunicación y los periodistas que allí trabajan quieran hacerlo.

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