lunes, 15 de junio de 2015

Todo está en la mente

Nos guste o no, el fútbol es un fenómeno social que trasciende a diferentes esferas de nuestra vida. Ello es más palpable cuando juega la selección nacional de los diferentes países; cuando eso ocurre, se mezclan una serie de factores bastante irracionales pero no por eso irreales.
Para bien o para mal, lo que sucede con el fútbol entre naciones o incluso lo que acontece con otros deportes en los eventos internacionales, inciden en el imaginario colectivo y también en el inconsciente de las personas; es decir, se trata de un fenómeno que tiene un efecto sobre la conducta de una buena parte de las personas.
Desgraciadamente hay personas que no se percatan de esta realidad y constantemente están posicionando en la mente de las personas, por medio de comentarios genéricos y con poco fundamento, que Costa Rica y las personas que la habitan, somos inferiores (no dicen los criterios de inferioridad) a los nacionales de otros países. ¡Nada más lejos de la realidad!
Lo que uno observa y escucha, es que existen una serie de presupuestos falsos con los cuales pretenden sustentar este tipo de afirmaciones. Por ejemplo, se suele decir que Costa Rica es un país pequeño y que ello nos lleva a estar en desventaja en relación con otros países; sin embargo, lo primero que debemos preguntarnos es: ¿Pequeño en relación con qué y con base en qué criterios?
Si utilizamos como parámetro el tamaño del país medido en kilómetros cuadrados, tendríamos que decir que somos más pequeños que Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá; sin embargo, en ese mismo rubro, somos más grandes que Dinamarca, Países Bajos, Suiza y Bélgica.
Por el contrario, si usamos como criterio el número de habitantes vamos encontrar que la población de Costa Rica es más grande que la de Irlanda, Letonia, Panamá, Uruguay y Croacia; sin embargo, es más pequeña que Noruega, Eslovaquia, Finlandia, El Salvador y Singapur.
Como se observa, no existe una relación de causalidad entre el tamaño de los países y su número de habitantes, con el éxito deportivo y en especial, con el éxito en el fútbol. Los Países Bajos tienen una extensión territorial más pequeña que Costa Rica y han sido subcampeones mundiales en tres ocasiones: Alemania 1974, Argentina 1978 y Sudáfrica 2010. Uruguay tiene menos habitantes que Costa Rica y ha sido campeón mundial en dos ocasiones, así como semifinalista tres veces: Suiza 1954, México 1970 y Sudáfrica 2010.
La idea de superioridad o inferioridad en el fútbol o en otras áreas de la vida es un prejuicio que no tiene fundamento en la realidad. Desgraciadamente, existen muchas personas y en especial, periodistas deportivos, que reproducen complejos de este tipo en relación con el fútbol y, por desgracia, eso termina trascendiendo a las personas, es decir, influye en los presupuestos con base en los cuales valoramos nuestras capacidades en el concierto de las naciones.
Se suele poner como uno de los criterios de superioridad la infraestructura y por supuesto, se cita como ejemplo la que existe en Europa. Pues bien, hay varios países europeos que gozan de una excelente infraestructura y ello no ha implicado que hayan tenido mejores resultados que Costa Rica en el fútbol, piensen en el palmarés de países como Noruega y Finlandia.
Al final se trata de un asunto mental y de un prejuicio que se devela cada vez que las personas hablan. Hay periodistas deportivos que piensan que todos los oyentes tienen flaca memoria y se olvidan, por ejemplo, de lo que dijeron de la Selección de Fútbol de Costa Rica antes de su participación en el mundial 2014 y al final, tuvieron que reconocer que se habían equivocado.
En la película Italia 90, ilustran muy bien que esta actitud no era nueva y pareciera estar entronizada en nuestro modo de ser. El que en una caricatura se haya puesto dos aviones y se dijera que uno era para los seleccionados y otro para los goles que se iban a traer de vuelta, dice mucho de este prejuicio de inferioridad con el que muchas personas viven en nuestro país.
Lo paradójico es que también sufrimos de complejo contrario, es decir, de superioridad. Sobra decir que ello se manifiesta en relación con los países centroamericanos y con la mayoría de naciones caribeñas, también en materia futbolística se evidencia a la hora de enfrentar algunas selecciones de Asia, Oceanía o África; no obstante, eso ha venido variando y depende del país con que se hace la comparación.
¿Hasta cuando dejaremos atrás estos prejuicios? ¿Cuándo será el día que nos demos cuenta que podemos hacer las mismas cosas, o mejores, que hacen en otros países? ¿Por qué el costarricense, al mismo tiempo, se menosprecia o sobrevalora dependiendo de los prejuicios con los que valora a los seres humanos de este mundo? ¿Qué debemos hacer para dejar atrás este pesado lastre?

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